El maíz cobró protagonismo en esta campaña agrícola, en que la soja a su vez mostró la peor merma. Las industrias siguen sufriendo el impacto por una menor molienda de granos.
Al cierre de noviembre se registró una exportación récord de maíz con casi 3,9 millones de toneladas, un volumen que por primera vez supera a los envíos de granos e incluso a todo el complejo de soja. La oleaginosa experimenta su peor comportamiento como efecto de la sequía con una caída del 30% interanual en el procesamiento.
En términos mensuales se observan 105.570 toneladas de granos y subproductos de soja vendidos al exterior en noviembre, mientras que el maíz participó con 632.000 toneladas, casi seis veces más que la oleaginosa, de acuerdo con el informe de la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro).
Los volúmenes acumulados refuerzan este comportamiento atípico, pues se registraron 3.894,2 millones de toneladas exportadas al cierre del undécimo mes de este 2022, que históricamente no solo supera la comercialización de granos de soja, sino a su conjunto con el aceite y harina del mismo rubro, según se desprende del informe del Banco Central del Paraguay. Esta diferencia es histórica, teniendo en cuenta todos los registros anteriores.
Asimismo, el maíz marcó un nuevo récord respecto al 2015, cuando las exportaciones alcanzaron 3,29 millones de toneladas.
MOLIENDA. Casi la totalidad de maíz se vende sin procesar y tiene como destino principal el Brasil, donde la logística consiste en el transporte terrestre.
La molienda acumulada hasta noviembre llegó a 1.887.402 toneladas, que significa una reducción del 30% en comparación al mismo periodo del 2021.
Estos números implicaron un aprovechamiento de solo el 43% de la capacidad instalada de las industrias asociadas a Cappro. Para diciembre se espera muy poca variación y todo apunta a una subutilización de dos millones de toneladas.
Cuarto año de caída consecutiva
Desde el 2019, la industria aceitera muestra una caída interanual en la molienda. Si bien la Cappro atribuye el comportamiento de este año a la sequía que redujo la disponibilidad de materia prima, culpó sobre todo a los cambios de regla, que coincidieron con una inyección de inversiones para hacer crecer el procesamiento de productos agrícolas, teniendo en cuenta que la capacidad aumentó de 1,5 a 4 millones de toneladas.
Aunque la campaña 2022-2023 promete una recuperación, el gremio advierte sobre faltas de políticas públicas para asegurar el desarrollo de las aceiteras instaladas en el país.
Al sector le afecta la pérdida de competitividad frente a Argentina, donde va la mayoría de la soja paraguaya sin procesar.
UH
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