Capitaneado por Leo Messi, Argentina debuta este martes en el Mundial de Qatar ante un adversario menor, Arabia Saudí, presionado por la condición de candidato.
Como una cuestión de estado, más allá de un mero asunto deportivo, afronta Argentina la puesta en escena en Qatar 2022, este martes desde las 07:00 (hora paraguaya), ante un adversario menor, Arabia Saudí, presionado por la condición de candidato y exigido a lo máximo por el influjo del mejor jugador del mundo, Lionel Messi.
Entre la ilusión y la obsesión maneja la sociedad argentina la nueva cita con el balón. Considera necesaria la Copa del Mundo para coronar definitivamente a una estrella que ha ganado todo lo demás y que las pocas veces que fue discutido fue por no ser capaz de llevar a su selección a ganar un Mundial.
Así lo hizo Diego Armando Maradona, el otro gran astro en la historia del fútbol universal, también albiceleste. Ganó el segundo y último título, hace ya treinta y seis años. Demasiado espacio temporal para un fútbol generador de futbolistas de alto nivel que reinan habitualmente por Europa.
Argentina ha agigantado su propia presión. Ve en Doha la última gran oportunidad de rentabilizar en un gran evento todo el influjo de su estrella. Será el quinto Mundial de Messi que no pasó de los cuartos de final en Alemania 2006, en Sudáfrica 2010; que tocó la gloria en Brasil 2014, cuando fue subcampeón, y que terminó frustrado en Rusia, en el 2018 tras quedar eliminado en octavos.
El delantero del París Saint-Germain, que se convertirá en el jugador argentino con más mundiales (uno más que Diego Maradona y Javier Mascherano) en cuanto ruede la pelota en el choque ante Arabia Saudí, ha tenido en vilo a Argentina por su estado físico. Quedó fuera del grupo en los entrenamientos realizados por Lionel Scaloni en la Universidad de Qatar y se unió al resto del plantel para ejercitarse con normalidad después de superar las molestias en un gemelo en el entrenamiento del domingo.
Fue un asunto relevante para Scaloni el estado de su estrella. Aunque no la única. El preparador no ha podido contar con todos sus jugadores en Doha hasta última hora. Tuvo que llamar a Ángel Correa y Thiago Almada para sustituir a Nico González y Joaquín Correa, lesionados. Y mantenido la continuidad de otros cuatro en el aire: Alejandro Papu Gómez, Paulo Dybala, Cristian Romero y Marcos Acuña. Asuntos que resolver que se unieron al de Giovani Lo Celso, un fijo que se cayó de la lista por lesión.
Pero es Scaloni un técnico de ideas claras y también fijas con un once más que perfilado y con el que pretende irrumpir en Catar a pesar de la fragilidad del adversario. Ha meditado la composición de los laterales. Da la sensación de que Nauel Molina se impondrá a Gonzalo Montiel en el derecho y Acuña a Nicolás Tagliafico en el izquierdo. Y para cubrir el hueco dejado por Lo Celso, el centrocampista del Brighton inglés Alexis Mac Allister es el gran beneficiado.
Argentina inicia el camino por su decimoctava presencia en un Mundial. Una distancia sideral respecto a su adversario. Arabia Saudí solo cuenta con cinco participaciones antes de Qatar 2022. Los octavos de final en Estados Unidos 1994 es su mayor logro. El resto siempre se estancó en la fase de grupos.
Siempre han perdido en su primer encuentro en un Mundial los ‘halcones verdes’ que ahora entrena Herve Renard con un plantel formado absolutamente con jugadores que disputan la liga de su país, sin ninguna influencia en Europa.
El técnico, que sabe lo que es disputar la fase final de un Mundial tras su experiencia con Marruecos en Rusia 2018, considera un aliciente el enfrentamiento ante un adversario como Argentina y una estrella como Messi.
Renard no podrá contar con Riad Sharahili, lesionado, y probablemente tampoco con Hassan Tambakti que en las últimas sesiones ha estado al margen del plantel de Arabia Saudí que solo ha ganado tres de los dieciséis partidos que ha jugado en un Campeonato del Mundo.
Estará en el once Salem Aldawsari considerado la estrella del equipo, que es el cuarto goleador en la historia de su equipo y que dispone de experiencia internacional como cuando estuvo cedido un año en el Villarreal.
“Cuando trabajas en esto tienes el deseo de jugar con los mejores. Con jugadores como Messi y Robert Lewandowski. Lo bonito de este deporte es que todo es posible. Como en otras selecciones que he dirigido, los objetivos que se fijan son bastante altos”, apunta el preparador de Arabia que comparte el Grupo C, además, con México y Polonia.
d10ultimahora.com
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