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Jue. Nov 21st, 2024
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El financiamiento es caro y escaso para los jóvenes.

En una economía de empleo precarizado y bajos sueldos, pagar una deuda de hasta 15 años se vuelve en un problema financiero.

Por un crédito educativo de $24.150 para hacer un posgrado en pedagogía, Ricardo Gómez (27 años) deberá pagar más de $21.000 por intereses durante 15 años.

Así, al final lo que tendrá que desembolsar en total son más $45.300, es decir, casi el doble de lo que le prestaron para especializarse.

El problema principal es que la cuota mensual es de $260 cuando su sueldo, a pesar de cursos y acreditaciones, no supera los $600. En otras palabras, solo en esa deuda se va más del 43% de sus ingresos.

“Se supone que soy uno de los pocos afortunados en el país con empleo adecuado, pero los sueldos son bajísimos y no compensan el esfuerzo que hice por especializarme. Me paro de cabeza para cumplir con las cuotas del crédito a duras penas; pero hay otras personas que no lo logran”, puntualizó.

Según datos de la Asociación de Bancos Privados (Asobanca), con corte a septiembre de 2022, la morosidad de los créditos educativos es del doble en comparación a otro tipo de créditos.

Así, el porcentaje de préstamos vencidos o en mora llegó al 4,3% en educación; mientras la morosidad general en todo el sistema financiero no supera el 2,2%

En el caso de las cooperativas, según información de la Superintendencia de la Economía Popular y Solidaria, la morosidad de los préstamos educativos se ubicó en el 6,4%, en comparación al 2,11% del microcrédito, el 1,1% del financiamiento de consumo y el 0,93% del crédito productivo.

Mal negocio

El mayor jugador en el mercado del crédito educativo, durante los últimos años, había sido el Banco del Pacífico; pero de cara a su próxima venta (que el Gobierno proyecta para inicios de 2023) ha reducido sustancialmente la concesión de ese tipo de financiamiento.

El presidente de dicha institución financiera, Roberto González, ha reconocido que la estrategia es reducir su participación en los segmentos más riesgosos y con más riesgos de deudas impagas.

Incluso ha dicho que fue un error, una mala estrategia destinar demasiados recursos a los créditos educativos.

Así, se profundiza el problema estructural del financiamiento para la cada vez más cara educación dentro y fuera del país

Andrea Navarrete, economista y emprendedora, comentó que el país enfrenta en este tema uno de sus tantos círculos viciosos. “Cada vez se vuelve más difícil para la educación superior. Más de 150.000 jóvenes se quedan sin acceso cada año. Sin embargo, los créditos disponibles son escasos y caros, con condiciones alejadas de la realidad nacional. Además, el sistema de becas nunca ha funcionado de manera eficiente, ni siquiera durante la década de bonanza correísta. La actual situación es un mal negocio para todos”, puntualizó.

Actualmente, la concesión de créditos educativos, en todo el sistema bancario y cooperativo, ha caído casi un 50% con respecto a 2021 y casi 60% con respecto a 2019

Ya en julio de 2017, PRENSA MERCOSUR titulaba una nota ‘Crédito educativo, un anhelo que se esfuma’, donde ya se vislumbraban los problemas crecientes.

En este contexto, se vuelve cada vez más urgente, de acuerdo con Aníbal Puentes, economista, buscar mecanismos para reducir el costo del financiamiento educativo, a través de recursos baratos de organismos multilaterales y la creación de un Fondo Nacional de garantías, entre otras vías.

¿Qué es lo principal a tomar en cuenta al solicitar un crédito educativo?

La principal consideración antes de embarcarse en un crédito educativo es analizar cuál es el ingreso medio y el nivel de empleabilidad en el sector económico donde se buscará trabajo luego de terminados los estudios.

En otras palabras, se debe evaluar si el posible sueldo futuro será suficiente no solo para pagar las cuotas mensuales del crédito, sino también otros gastos básicos.

Para esto, un buen punto de partida puede ser revisar las notas que LA HORA ha publicado sobre las profesiones mejor y peor pagadas en el país.

Además, se debe tener claro los requisitos básicos incluidos en el crédito educativo: tasa de interés de alrededor del 8%; garantes con ingresos fijos y demostrables; plazo de pago de hasta 15 años, donde la mayoría de la cuota se va en intereses durante al menos los primeros cuatro años.

Si no se analizan todos los aspectos, el resultado puede ser como el de Karla Novilla, graduada de educación inicial, quién está al día en sus cuotas, pero afronta un peso de la deuda cada vez más difícil de asumir.

«Yo nunca me he atrasado en los pagos porque tengo trabajo. Pero la cuota mensual es de casi $300 y se va casi todo mi sueldo ahí. En mi caso estudié educación inicial y los profesores somos muy mal pagados. Te dan hasta los cinco primeros días de cada mes y si uno se atrasa, así sea $1, ya te cobran mora. Los que estamos al día también deberíamos tener un beneficio, pero no tenemos nada de eso. No sabía en lo que me estaba metiendo; pero pensando que era para mis estudios al final hice el préstamo por $23.000. Eso más que se duplica por que en 15 años terminaré pagando casi $47.000. «, explicó.

Novilla puntualizó que muchas personas, sobre todo en pandemia, no pudieron solventar cuotas tan altas con respecto a la realidad nacional. Además, se combinaron otros problemas como desempleo e incluso enfermedades catastróficas. «Si uno no cumple, llega la coactiva, le bloquean las cuentas y la deuda sigue subiendo. Las consecuencias también las sufren los garantes», añadió.

En caso de ya haber incurrido en problemas de impago, LA HORA ha publicado una nota sobre las opciones disponibles para reestructurar o refinanciar la deuda.


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