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Mar. Nov 5th, 2024
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El autor jugó en todos los continentes y elabora su propio ranking. Las canchas de Latinoamérica que están entre las top. La figurita difícil. El creciente turismo golfístico en la Argentina.

Una de las preguntas más frecuentes que me llegan durante las transmisiones es cuál creo yo que es la mejor cancha del mundo, y mi respuesta es siempre la misma: no creo que exista una mejor cancha, pero sí considero que hay un grupo de 50/100 canchas excepcionales y que después cada uno por cuestiones de gusto determinará cuál es su mejor cancha.

Las revistas especializadas elaboran cada dos años un ranking con las 100 mejores canchas del mundo. Este ranking, que de por sí es bastante subjetivo, lo es mucho más porque quienes califican a las canchas son golfistas de diferentes partes, a los que se suman periodistas y personas vinculadas a la industria del golf. Siguiendo con el razonamiento anterior, creo que este ranking nos puede marcar cuáles son ese grupo de las mejores y después cada uno de nosotros decidirá. Es más, hasta podría haber una cancha que no esté dentro de ese ranking y que para alguno sea la mejor.

El golf tiene como una de sus grandes características que sus amantes pueden jugar en los mejores escenarios del mundo. A diferencia de la mayoría de los demás deportes, los golfistas pueden jugar en todas las sedes del Open Británico, en muchas de las del US Open y el PGA Championship. No importa cuánto quieras pagar, no hay ninguna chance de jugar un set en el court central de Wimbledon o Roland Garros, no creo que el Maracaná te alquile la cancha para jugar un picado, o que puedas pedir que te abran el Madison Square Garden para jugar al básquet. Volviendo al golf, digo que muchas de las grandes canchas se pueden jugar porque son públicas, mientras que para las otras existen operadores turísticos que se encargan de conseguir los tee times. Hay muy pocas canchas de las más famosas a las que no hay forma de poder jugarlas, una es la del Augusta National Golf Club, quizás la “figurita” más difícil de todas.

Tiger Woods en el Augusta National Golf Club. La cancha ubicada en Georgia es una de las pocas exclusivas donde es difícil acceder para el jugador aficionado de este deporte, en el resto uno puede sentirse como Tiger
Tiger Woods en el Augusta National Golf Club. La cancha ubicada en Georgia es una de las pocas exclusivas donde es difícil acceder para el jugador aficionado de este deporte, en el resto uno puede sentirse como Tiger

Es por esto que la industria del turismo golfístico es una de las más grandes del mundo y mueve miles de millones de dólares por año. Si uno empieza a sumar lo que se gasta para llegar a los lugares (avión y alquiler de auto), hotelería, comida, valor de los green fees (derechos de cancha), las compras que se realizan durante los viajes, etcétera, se llega a entender por qué la cifra que mueven los golfistas viajando por el mundo llega los niveles que alcanza. Escocia, Irlanda, Inglaterra, España (especialmente la Costa del Sol), México (Playa del Carmen, Los Cabos), Sudáfrica, Australia y Estados Unidos son los principales destinos que buscan los golfistas para planear sus vacaciones. La Argentina se ha ido transformando en un buen destino, ya que además de tener una muy buena oferta en términos de canchas, la combinación con la comida, vino y diversos lugares turísticos la hace muy atractiva. Mucho más en estos tiempos en donde el país está “barato” para quienes llegan del exterior. Sacando México y la República Dominicana, me animaría a decir que Argentina sigue teniendo la mejor oferta turística relacionada con el golf de la región.

Volviendo al tema del comienzo, repito que no existe la mejor cancha del mundo, aunque por supuesto tengo mis preferidas. Acá voy a hacer un alto para explicar el por qué de las elecciones.

 Pine Valley en el estado de New Jersey siempre figura en los rankings. Una cancha metida en un bosque que tiene una magia muy especial para lo que la frecuentan
Pine Valley en el estado de New Jersey siempre figura en los rankings. Una cancha metida en un bosque que tiene una magia muy especial para lo que la frecuentan

Las canchas de golf tienen un aspecto emocional que es difícil de explicar, pero que es además imposible que otra persona experimente lo mismo. El momento en que la visitamos, la historia que tenemos con el lugar, cómo nos fue en ese viaje, qué tan mal o qué tan bien nos trató la cancha, como estuvo el clima ese día, entre otros, son todos motivos que terminan influyendo en nuestra valoración del lugar.

Si arranco por Argentina, siempre creí que la prueba de golf más completa que hay en el país es el Olivos Golf Club. Muy cerca está Chapelco Golf Club, el magnífico diseño de Nicklaus en San Martín de los Andes, y siguiendo la lista encontramos a Nordelta y Buenos Aires Golf. Estas últimas siempre en perfecto estado de mantenimiento y con modernas instalaciones que hacen que sea un placer jugar en ellas. Hasta aquí voy con la razón, pero por muchos de los motivos que detallé antes, para mí no hay nada como jugar al golf en la Cancha Vieja del Mar del Plata Golf Club. Conocida como Playa Grande, La Catedral como la bautizó un presidente de la Asociación Argentina de Golf, tiene para mí cosas únicas. Es cierto que las canchas en donde se ve el mar tienen un plus con respecto a las otras, pero para mí Playa Grande es mucho más que una cancha de golf. Es el lugar en donde pasé mis veranos de chico, en donde jugaba todos los días de esas eternas vacaciones de la década del 70, en donde corría para tratar de encontrar un lugar para ver pegar a De Vicenzo cada vez que llegaba el Abierto del Sur, el torneo que siempre soñé con poder ganar.

Curiosamente fue esa Copa La Prensa la que más tarde llegó, quizá por ese gran deseo de poder ganarla. Los que la conocen saben de qué les hablo y del desafío que presenta Playa Grande en cada golpe. Para los que no fueron nunca puedo decirles que para mi gusto tiene el mejor diseño de greens del país y que todo el programa de Playa Grande es imbatible, porque terminar de jugar y sentarse a tomar algo en la terraza o en el bar del club es sencillamente impagable.

Dice el autor: "Mi cancha elegida para jugar todas las rondas desde hoy hasta que no pueda jugar más sería Cypress Point, tiene un diseño espectacular"
Dice el autor: “Mi cancha elegida para jugar todas las rondas desde hoy hasta que no pueda jugar más sería Cypress Point, tiene un diseño espectacular”

Si me voy al resto del mundo aquí la cosa es bastante más difícil y tan subjetiva que voy a tratar de no usar la palabra “mejor”. Por muchos años, todavía lo es, Pine Valley, en el estado de New Jersey, termina al tope de todos los rankings. No es mi favorita, pero sí creo que es, de lo que conozco, el mejor lugar del mundo para jugar al golf. Una fabulosa cancha, con los greens mas difíciles que me ha tocado jugar, metida en un bosque que tiene una magia muy especial.

Pero para decidir cuál es la cancha que más me gusta, por suerte y por mi trabajo tuve la oportunidad de conocer y jugar la mayoría de las mejores, me hice la siguiente pregunta: ¿si tuviera que elegir una única cancha para jugar hasta que no pueda jugar más, cuál sería? Háganse esta misma pregunta ustedes y creo que por allí encontrarán la respuesta. Hágansela solo respondiendo con canchas que hayan jugado, y quizá después háganse el planteo para las que nunca jugaron.

La cancha de golf que mira al mar de Los Cabos, México
La cancha de golf que mira al mar de Los Cabos, México

Mi respuesta a esa pregunta me salto muy rápido: mi cancha elegida para jugar todas las rondas desde hoy hasta que no pueda jugar más sería Cypress Point. Este diseño de Alistair Mackenzie, mismo diseñador de Augusta, Club de Golf del Uruguay y el Jockey Club de San Isidro, es sencillamente espectacular. Un club súper privado ubicado en la península de Monterrey, California, a pocos metros de Pebble Beach. Es difícil describir la cancha porque hay 6 hoyos metidos entre médanos, 6 hoyos en bosques y otros 6 hoyos que tienen unas vistas al Pacífico que son incomparables. El diseño de los greens es fabuloso y se respira golf en cada rincón del club.

Dicho esto, también creo que si me dieran a elegir dónde jugar mi última ronda de golf, sin dudas elegiría el Old Course de St.Andrews. Tantos son los motivos que no alcanzarían 10 columnas para explicarlo, pero siempre pensé también que cuando uno pasa cierta edad debería poder jugar una vez Augusta. Solo para ir palpitando cómo será el golf en el paraíso

Entre las que todavía no jugué y espero poder hacerlo en algún momento están Shinnecock Hills (Long Island y sede de varios US Open), Royal Melbourne (Australia), Cape Kidnappers (Tasmania), Tara Iti (Nueva Zelanda), Sand Hills (Nebraska) y Quivira (Los Cabos). Seguramente habrá más, pero esta es una buena lista para tratar de empezar a tachar algún día

Junten cuatro u ocho amigos. No más de ese número. Elijan el destino y armen el viaje. Si no se animan solos, hay muy buenos operadores en Latinoamérica que le solucionan absolutamente todo. Háganlo y después me cuentan (IG Golf los lunes) cuál es la que les gusto más.

 


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