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Vie. Nov 22nd, 2024
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Los residentes de Lhasa denuncian que ya no tienen para comer y que las autoridades hacen la vista gorda a sus reclamos. “La situación es caótica”, afirman.

Los casos positivos de coronavirus y la escasez de alimentos han sacudido la pequeña ciudad de Lhasa, en el Tíbet, tras más de un mes de medidas extremas en el marco de la política de “COVID cero” del régimen chino, según el medio South China Morning Post (SCMP) y distintas publicaciones en Internet.

La comida se agota para muchas familias en esta ciudad de 860.000 habitantes, donde los residentes han sido confinados en sus casas o enviados a hospitales improvisados desde que se identificaron casos positivos de coronavirus a principios de agosto.

Según las cifras oficiales, citadas por SCMP, este viernes se registraron nueve casos sintomáticos y 95 asintomáticos.

Un residente de Lhasa, identificado como Sam Wang, dijo que estuvo encerrado en su casa durante 36 días.

Residentes hacen cola para someterse a la prueba de ácido nucleico durante una prueba masiva tras un brote de la enfermedad del coronavirus (COVID-19), en Lhasa, Región Autónoma del Tíbet, China 9 de agosto de 2022. cnsphoto via REUTERS/Archivo
Residentes hacen cola para someterse a la prueba de ácido nucleico durante una prueba masiva tras un brote de la enfermedad del coronavirus (COVID-19), en Lhasa, Región Autónoma del Tíbet, China 9 de agosto de 2022. cnsphoto via REUTERS/Archivo

“Es extremadamente difícil conseguir alimentos y mucha gente se ha quedado sin ellos. Siento que estamos en la misma situación que Ili (prefectura de Xinjiang)”, dijo al medio chino. Describió la situación como “caótica”.

“El hijo de uno de mis vecinos, de apenas un mes de vida, estaba infectado y tenía fiebre. No había ninguna ambulancia y la pareja se desbocó en el grupo de WeChat (del barrio) y finalmente un voluntario consiguió llevar al bebé al hospital”, afirmó Wang.

“La última vez que conseguí comprar algo de comida fue hace medio mes. Ahora sólo me quedan varias patatas y cebollas y el arroz que tenemos sólo puede durar unos días”, agregó.

Lhasa no tiene acceso al comercio electrónico, por lo que los residentes dependen exclusivamente de las autoridades del régimen para conseguir alimentos. Se ponen en contacto con los proveedores, pero la mayoría de los funcionarios del Partido Comunista de su comunidad contrajeron el COVID-19, dijo Wang.

Tibetanos realizan una peregrinación alrededor del Templo Jokhang en Lhasa, en la Región Autónoma del Tíbet, China, 15 de octubre de 2020. Imagen tomada el 15 de octubre de 2020. REUTERS/Thomas Peter/Archivo
Tibetanos realizan una peregrinación alrededor del Templo Jokhang en Lhasa, en la Región Autónoma del Tíbet, China, 15 de octubre de 2020. Imagen tomada el 15 de octubre de 2020. REUTERS/Thomas Peter/Archivo

“Los funcionarios a nivel comunitario están infectados y luego se infectan los voluntarios, realmente no sabemos cuándo podremos comprar alimentos”, denunció.

“La gente no sabe qué hacer, es un caos”, dijo.

Wang comparó la situación en Lhasa con el cierre de dos meses de Shanghái, cuando supuestamente se dejó morir de hambre a la gente.

“Han pasado tres años desde la pandemia y Shanghái ha estado cerrada durante dos meses. Lo que ocurrió en Shanghái está ocurriendo aquí. ¿Por qué no hay nuevas formas de manejar este virus?”, se lamentó.

Un hombre se somete a la prueba de la enfermedad del coronavirus (COVID-19) en un centro de pruebas de ácido nucleico, tras el brote de la enfermedad del coronavirus (COVID-19), en Shanghái, China, el 14 de septiembre de 2022. REUTERS/Aly Song
Un hombre se somete a la prueba de la enfermedad del coronavirus (COVID-19) en un centro de pruebas de ácido nucleico, tras el brote de la enfermedad del coronavirus (COVID-19), en Shanghái, China, el 14 de septiembre de 2022. REUTERS/Aly Song

Publicaciones en Internet exponen imágenes de hospitales improvisados, abarrotados y de mala calidad, mientras que otras muestran autobuses que transportan a un gran número de personas a estas instalaciones.

“Juntando a los que son negativos con los positivos en las instalaciones de cuarentena hay infecciones cruzadas que el gobierno local quiere encubrir”, denunció un usuario en Internet.

“Faltan alimentos y productos de primera necesidad, las verduras que conseguimos comprar están todas podridas y además son caras”, escribió otro. “¿No es vergonzoso anunciar cifras falsas en la rueda de prensa todos los días?”, denunció un tercero.

La difícil situación de Lhasa ha atraído la simpatía de otras partes del país y muchos han pedido a sus compañeros internautas que ayuden a difundir los mensajes antes de que sean censurados.

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