El plátano es una de las frutas más consumidas y conocidas, fundamentalmente por su alto contenido en potasio. Pero, más allá de este mineral, ¿qué más beneficios puede aportar el plátano a la salud?
Sandías, nectarinas, melones, ciruelas… El verano es la época en la que mayor variedad de frutas se pueden encontrar en el mercado para salir de la rutina alimentaria. Aún así, hay frutas que están disponibles todo el año por su atemporalidad, como la manzana, la naranja o el plátano.
Este último, el plátano, gracias a su permanencia anual en las fruterías se convierte en una fuente de nutrientes perfecta para añadir a la dieta, siendo el de Canarias el más famoso.
¿Qué aporta el plátano?
Aunque es principalmente conocido por su alto componente en potasio, lo cierto es que también es una fuente rica en otros dos minerales, magnesio y fósforo, tal y como indica Ana Molina Jiménez, licenciada en Farmacia y dietista y nutricionista en AM Nutrición Integral.
Además de estos minerales, la nutricionista también destaca en el plátano la presencia de ácido fólico, vitamina C y vitamina B6 y, dependiendo del grado de maduración, unos niveles de fibra y azúcar u otros.
Respecto a si existe algún límite o cantidad específica para el consumo de plátano, la especialista apela al sentido común y la estacionalidad de las frutas. Para ella, lo ideal es “ir variando de fruta para conseguir nutrientes distintos”, señala.
Los beneficios en…
El deporte
Es frecuente ver a deportistas comer plátano antes, durante o después de un entrenamiento o competición. Esto se debe al alto contenido que tiene de potasio, magnesio y fósforo. La combinación de los tres favorece la recuperación muscular y los impulsos nerviosos. En concreto, el potasio beneficia a la presión arterial y la actividad muscular.
“También tiene una pequeña cantidad de sodio”, expone Molina, eso junto con su contenido en azúcares, potasio y magnesio, lo convierte en ideal para la recuperación muscular, que “será infinitamente mejor, más saludable y engordará menos que cualquier bebida comercial de tipo isotónico” que se suele utilizar.
El tránsito intestinal
La fibra que contiene el plátano se conoce como fructo-oligosacáridos y ayudan al tránsito intestinal. Según Ana Molina, cuanto menos madura está la fruta, tiene un mayor contenido en fibra, por lo que se recomienda para “casos de diarrea, ya que ayuda a cortarla”, afirma.
Por otra parte, los fructo-oligosacáridos, no solo influyen en el tránsito, sino que una vez son fermentados por la flora intestinal, “generan sustancias que también beneficia al sistema inmune”, explica.
Para toda la población
Aunque es una fruta recomendada para toda la población, Ana Molina la aconseja, sobre todo, a aquellos grupos de personas que están en crecimiento o que requieren una nutrición más fuerte. Para los niños el plátano es una gran fuente de energía, al igual que para las personas mayores, a los que la nutricionista sugiere su consumo.
Debido a sus beneficios para el sistema inmune, Molina lo recomienda a personas que hayan pasado por una enfermedad que las haya dejado debilitadas o a las que sufran casos de estrés permanente que hacen flaquear su sistema inmune.
La única restricción que la nutricionista señala es sobre aquellos que sufren insuficiencia renal. Estas personas necesitan una dieta baja en potasio, por lo que el consumo de plátano se debe regular dependiendo de las otras fuentes de este mineral integradas en la dieta del afectado.
¿Mito o realidad?
El plátano siempre ha estado envuelto en algunos mitos que se balancean entre el bulo y la veracidad. Uno de los más arraigados es que el plátano engorda y, según Ana Molina, es totalmente falso.
El plátano maduro tiene más azúcar que el verde, pero no por ello engorda. Incluso se suele incluir en dietas para personas diabéticas o de adelgazamiento, ya que “genera una sensación de saciedad”, expone la especialista, que recalca que aquello que engorda son los excesos, como “las cervezas o el pan de más”, las grasas procesadas o el sedentarismo, no la fruta.
También se suele hablar de que el plátano previene el cáncer. Lo primero en lo que Ana Molina insiste es que “ningún alimento cura o previene el cáncer, es el conjunto de la alimentación el que ayuda a una prevención”.
La dietista reconoce que las sustancias que los fructo-oligosacáridos del plátano generan al ser fermentados por la flora intestinal, el ácido butírico y el ácido propiónico, han sido estudiadas y sí pueden ser beneficiosas para la prevención, pero en ningún momento se puede denominar https://essayswriting.org/ al plátano como un alimento “anticáncer”.
La sumisión química supone administrar fármacos o drogas a una persona para inactivarla y aprovechar para cometer un delito, como robos o de índole sexual, a través de la bebida en un descuido de la víctima o, como ahora ocurre, por pinchazos a mujeres en discotecas u otros lugares de ocio, aunque por el momento solo ha habido un caso en el que se han detectado sustancias químicas.
Pero también se considera sumisión química oportunista cuando la victima ingiere de manera consciente y voluntaria sustancias como drogas o alcohol y el agresor aprovecha su estado para cometer delitos.
Ante los pinchazos y sospecha de sumisión química:
Según una infografía de la Sociedad Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES):
Las advertencias de la enfermería
El Consejo General de Enfermería (CGE) ha puesto en alerta a los Consejos Autonómicos de Enfermería y a los colegios provinciales que hay en España por los problemas que pueden acarrear estos pinchazos.
El presidente del CGE, Florentino Pérez Raya, afirma en un comunicado: “Estas prácticas atentan contra los derechos de la mujer, son ilícitas y, ante el auge e incremento que se está denunciando, deberían ser tipificadas específicamente por la ley”.
Además, subraya que se están utilizando agujas fuera del entorno sanitario, por lo que es posible que no estén desinfectadas o se hayan podido usar con otras personas.
Así, dependiendo del estado del material que se está utilizando, la víctima podría llegar a estar expuesta a enfermedades de transmisión sanguínea como el VIH o la hepatitis.
Y considera imprescindible que si se siente uno de estos pinchazos (es como un pellizco y suele quedarse un punto rojo en la zona), se pida ayuda rápidamente comunicándolo a amigos al personal de la sala, discoteca o festival en el que se encuentre la persona.
Estas son las recomendaciones de la enfermería:
El calor y las vacaciones son el caldo de cultivo perfecto para las intoxicaciones alimentarias en verano. Por ello, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) advierte de los peligros que pueden provocar en el organismo.
La doctora Ana Isabel Sánchez Marcos, miembro del Área de Nutrición de la SEEN, destaca como uno de los factores a tener en cuenta las condiciones en las que habitan estos microorganismos.
Estos seres vivos necesitan los alimentos y unas condiciones favorables como una temperatura adecuada y un entorno no agresivo (condiciones de acidez, salinidad y humedad), así como disponibilidad de nutrientes para reproducirse.
“Con estas condiciones, si les concedemos el tiempo necesario, se reproducirán pudiendo alcanzar dosis infectivas y, además, aquellos que son toxigénicos producirán toxinas”, explica la experta.
Origen de las intoxicaciones alimentarias
La intoxicación alimentaria es una enfermedad producida por la ingesta de alimentos con presencia de gérmenes patógenos o sus toxinas, virus o parásitos.
Su origen puede estar en “la ingestión de bacterias o virus vehiculados en el alimento (infección), en toxinas producidas por aquellas previamente formadas en el alimento (intoxicación), o en formas parasitarias en fases concretas de su ciclo evolutivo (infestación)”, según la doctora.
Algunos ejemplos de infecciones más comunes son la salmonelosis y la hepatitis A; de intoxicaciones por sus toxinas, el botulismo y la gastroenteritis; y por enterotoxina estafilocócica y de parasitosis, la triquinelosis y la anisakiasis.
Principales síntomas
Los síntomas de una intoxicación alimentaria son:
- Náuseas
- Vómitos
- Diarrea
- Dolor
- Calambres abdominales
- Fiebre (ocasionalmente)
Según el informe de la EFSA (“European Food Safety Authorithy”) de 2020, las enfermedades más comunes transmitidas por alimentos son por campylobacter, salmonella, yersinia, la bacteria escherichia coli y listeria.
En este documento, se alerta también del riesgo de las enfermedades zoonóticas, ya que son una amenaza importante y generalizada para la salud pública mundial.
Según los últimos datos, solo en la Unión Europea se notifican más de 350.000 casos de intoxicaciones cada año, aunque se estima que este número sea mayor.
Pautas para eludir las intoxicaciones
Para evitar intoxicaciones alimentarias en verano, la especialista recuerda las “reglas de oro”, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), para una adecuada manipulación y conservación de los alimentos.
- Consumir alimentos tratados higiénicamente. Nunca se debe tomar leche cruda sin tratamiento térmico previo.
- Carnes, pescado y repostería siempre refrigerados o congelados. En establecimientos de restauración, se deben emplear ovoproductos en la elaboración de platos con huevo crudo que no alcancen los 75°C. Si se preparan en casa, hay que consumirlos inmediatamente y conservarlos en frío.
- Cocinar correctamente productos de origen animal. Estos alimentos pueden estar contaminados por microorganismos. Además, se deben ingerir los alimentos poco tiempo después del cocinado.
- Conservar correctamente los alimentos cocinados. Se deben guardar refrigerados a 5°C como máximo o congelados.
- Calentar suficiente los alimentos cocinados.
- Evitar el contacto entre alimentos crudos y cocinados. Un alimento cocinado puede contaminarse en contacto con alimentos crudos.
- Utilizar papel de cocina. La bayeta y el trapo de cocina pueden ser un vehículo de contaminación.
- Mantener una buena higiene antes de manipular alimentos. Una limpieza adecuada mantendrá los alimentos fuera del alcance de roedores, insectos o animales.
- Solo utilizar agua potable.
- Descartar ingerir alimentos perecederos expuestos a temperatura ambiente.
Acude al hospital ante signos de alarma
En la mayoría de los casos, la intoxicación alimentaria es leve y desaparece sin tratamiento, aunque algunas personas requieren ir al hospital.
La endocrinóloga de la SEEN recomienda consultar al médico ante los siguientes síntomas de alarma:
- Vómitos.
- Incapacidad para tolerar líquidos.
- Heces con sangre.
- Diarrea durante más de tres días.
- Dolor extremo o calambres abdominales intensos.
- Fiebre (temperatura superior a 38 °C).
- Síntomas de deshidratación. Sed excesiva, sequedad de boca, poca cantidad o ausencia de orina, debilidad grave, mareos o aturdimiento.
En caso de necesitar tratamiento domiciliario, la especialista argumenta que puede consistir en reemplazo de líquidos perdidos o antibióticos en algunos casos.
Asimismo, advierte que no deben tomarse medicamentos antidiarreicos sin prescripción médica, ya que pueden agravar el cuadro.
Para evitar situaciones complicadas, desde la Confederación Española de Alzhéimer advierten sobre los peligros que puede entrañar el verano para los pacientes con esta enfermedad neurodegenerativa.
“Los cambios repentinos de horarios -apuntan-, sobre todo si los vinculas también a cambios de domicilio, pueden facilitar la desorientación. En este sentido, en fases avanzadas de la enfermedad, es desaconsejable viajar, ya que el traslado puede llegar a asustar al paciente y generar riesgos innecesarios”.
Y es que dentro de un proceso de demencia se disciernen diferentes fases, no es lo mismo irse de vacaciones con una patología leve, en la que los cuidados no son especialmente intensos, a hacerlo en estado más avanzado.
Teniendo todo esto en cuenta, y en caso de trasladarse por vacaciones, se recogen una serie de consejos para hacer más llevadera esta época del año.
El cuidado de los pacientes con alzhéimer en verano
De esta forma, la Confederación Española de Alzheimer (CEAFA) indica:
Que todo sea previsible
Es importante hacer que la vida de la persona con alzhéimer sea lo más previsible que se pueda, también en vacaciones. Así, se refuerza la seguridad y comodidad para el paciente, ya que los cambios suponen un gran esfuerzo mental que en muchas ocasiones no es aconsejable. Todo lo que se pueda planificar de antemano y preparar será una gran ventaja. En casos avanzados, será de gran utilidad
- Ayudar al paciente con la elección de la ropa y hacerle partícipe de este tipo de decisiones, a la vez que cuantas menos elecciones mejor.
- Recordar al paciente el nombre de familiares o visitantes habituales del lugar de vacaciones
- Hablar a primera hora de la mañana sobre los principales acontecimientos que tendrán lugar durante esa jornada
- Planificar actividades sencillas y situaciones sociales agradables: como pueden ser las visitas de los niños
Ojo con las altas temperaturas
Las personas mayores no se adaptan fácilmente a los cambios bruscos de temperatura y son más susceptibles al estrés térmico. Por eso se recomienda:
- Frecuentar lugares frescos, especialmente en horas del día con mayor calor
- Mantener una correcta hidratación
- Llevar ropa ligera, que evite mayor subida de la temperatura corporal
- Mantener especialmente vigiladas a las personas dependientes y consultar al profesional sanitario ante cualquier duda relativa a la salud que pueda estar derivada de las altas temperaturas exteriores, como dolor de cabeza, mareos, respiración y frecuencia cardíaca aceleradas o alteraciones del comportamiento
Vacaciones para familiares y cuidadores
En fases más avanzadas de la enfermedad, el viajar puede estar ciertamente desaconsejado, pero las vacaciones siguen siendo una necesidad.
Porque, aunque se pone el foco en el bienestar del paciente, no se puede descuidar el derecho al respiro de los familiares y cuidadores de personas con alzhéimer:
“El merecido descanso no es solo recomendable, sino totalmente necesario, vital para recargar energías y reponer las fuerzas necesarias para continuar con el cuidado el resto del año”, apunta CEAFA.
En este sentido, desde la confederación recuerdan que, en caso de no contar con más apoyo familiar, cada vez hay más centros que ofrecen servicios de estancia temporal o respiro familiar, donde una persona puede ingresar por un periodo de tiempo limitado y ser partícipe de las actividades habituales del centro, que trabajarán y reforzarán la asistencia y cuidado del paciente siempre adecuándose a su estado físico, cognitivo y funcional.
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