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Jue. Nov 21st, 2024
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El documento se construyó con más de 10.000 testimonios.

Un informe recoge testimonios de lo que les pasó a millones de mujeres en el conflicto armado colombiano.

En el conflicto armado colombiano se «exacerbó la violencia contra las mujeres», una guerra que las «impactó de forma desproporcionada», en especial a las campesinas, afros e indígenas, concluyó la Comisión de la Verdad en el capítulo que acaba de publicar sobre género y diversidad.

Bajo el título «Mi cuerpo es la verdad. Experiencias de mujeres y personas LGBTIQ+ en el conflicto armado», se trata de un capítulo que «retrata lo que les pasó a millones de mujeres en el conflicto armado colombiano», mostrando «los actos intolerables que sufrieron las 10.864 mujeres escuchadas por la Comisión.

Y es a la vez «una invitación a esclarecer la verdad, a reconocerse en lo que ellas vivieron, y en lo que no puede volver a suceder», para hacer énfasis en la resistencia de las mujeres a la guerra y al conflicto.

«Las mujeres entendieron que la guerra no era más que un refuerzo del patriarcado, una contribución al gigantesco negocio de la venta de armas; y sobre todo comprendieron que, por el camino de la guerra, no se encontraría en Colombia una salida hacia la recuperación de la dignidad», arranca el capítulo, que consta de 408 páginas.

Violencia sexual

Los comisionados recogen testimonios de como en la guerra que se vivió en Colombia se trató de supeditar la vida de las mujeres para controlar el territorio desde la dimensión del patriarcado, a la vez que estuvieron sometidas a todo tipo de violencias específicas, como las sexuales y las reproductivas.

En cuanto a las violencias sexuales, la Comisión concluye que «fueron una práctica de todos los actores armados, extendida e invisibilizada durante el conflicto», que en muchos casos «funcionó como una estrategia de guerra para producir el desplazamiento forzado y controlar determinadas zonas».

También se recogen las experiencias de las mujeres en el desplazamiento forzado y el despojo, así como los impactos que tuvieron las violencias en las mujeres y las resistencias y organizaciones que aunaron las fuerzas de las comunidades de mujeres.

Todo esto para concluir que «la guerra impactó a las mujeres en una forma desproporcionada y causó en ellas un impacto diferenciado», entre otras cosas por «la histórica discriminación estructural que afecta sobre todo a mujeres campesinas, negras, afrocolombianas, raizales, palenqueras e indígenas».

Precisamente, en el capítulo se hace especial énfasis en la situación que vivieron este grupo de mujeres campesinas, negras, afrocolombianas, raizales, palenqueras e indígenas, que sufrieron un impacto «desproporcionado» en cuanto al desplazamiento.

La Comisión también observó el intento de destrucción de la vida rural y campesina, de la vida de los pueblos y comunidades étnicas, que se produjo mediante las violencias contra las mujeres, teniendo en cuenta que su vida cultural y económica se gestiona a partir de las familias ampliadas.

«Territorios enteros han sido devastados, se ha sometido a la exclusión y la precariedad a millones de colombianas y a sus familias», agrega el documento.

A modo de epílogo en la parte referida a las mujeres en el conflicto armado, la Comisión incluyó un apartado en el que alerta de factores de persistencia en las violencias que se repiten en la vida de las niñas y mujeres.

LGTBIQ+

El capítulo también incluye un análisis de las violencias y la situación que vivieron las personas del colectivo LGTBIQ+ en el marco del conflicto, poniendo el foco sobre la persecución a la que fueron sometidas, detallando un pormenorizado análisis de las violencias ejercidas por parte de los paramilitares de las guerrillas, de agentes del estado y fuerzas públicas.

Todo para concluir que «los actores armados persiguieron a las personas LGTBIQ+ debido a sus orientaciones sexuales e identidades y experiencias de género no normativas», afectando «profundamente» sus construcciones identitarias de género y sexualidad.

Por último, el capítulo termina con un apartado en el que se enfoca en los «cuerpos disidentes que resisten y transforman para la paz, dando voz a testimonios de mujeres trans, por ejemplo.

La Comisión quiso resaltar el cuerpo como un elemento fundamental en las resistencias de las personas LGBTIQ+ para desafiar la sexualidad y el género que desde las normas intentaron imponer los actores armados, como el lugar de acción política para sus resistencias.


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