Lo determinó una investigación con 230.000 participantes publicada por la Sociedad Europea de Cardiología. Los expertos recomiendan que se apliquen las dosis y los refuerzos por ser un grupo con factores de riesgo.
La vacunación contra el coronavirus no está vinculada con un riesgo mayor de ataque cardíaco o accidente cerebrovascular (ACV) en pacientes con enfermedad cardiovascular previa, según un amplio estudio publicado en la revista científica Cardiovascular Research, de la Sociedad Europea de Cardiología.
Este fue el primer estudio en evaluar la asociación entre las vacunas COVID-19 y el riesgo de eventos cardiovasculares adversos mayores (MACE, por sus siglas en inglés) en personas con afecciones cardiovasculares. El estudio se centró en las fórmulas de las farmacéuticas Pfizer-BioNTtech (BNT162b2) y de Sinovac (CoronaVac), las únicas vacunas COVID-19 autorizadas para uso de emergencia en Hong Kong.
Para el análisis, los investigadores vincularon los resgistros electrónicos de la Autoridad Hospitalaria de Hong Kong, que cubre alrededor del 80% de las admisiones hospitalarias, y los registros de vacunación proporcionados por el Departamento de Salud de Hong Kong. Las dos primeras dosis de vacuna se incluyeron en los análisis. En el país, las personas usaron la misma fórmula para el esquema inicial, ya que no se les permitió cambiar entre los tipos de vacunas para las dos primeras dosis.
“La investigación mostró que la enfermedad cardiovascular preexistente no debería impedir que las personas se vacunen contra el COVID-19″, señaló la doctora Esther W. Chan, de la Facultad de Medicina Li Ka Shing de la Universidad de Hong Kong y autora del estudio.
Los investigadores identificaron pacientes con enfermedad cardiovascular existente y un nuevo diagnóstico de eventos cardiovasculares adversos mayores entre febrero de 2021 (cuando se inició la campaña contra el coronavirus en Hong Kong) y el 31 de enero de 2022.
“La vacunación es particularmente importante para estos pacientes, ya que la enfermedad cardiovascular se asocia con peores resultados y un mayor riesgo de muerte después de la infección por COVID-19″, destacaron los autores del estudio.
El equipo de investigación incluyó la enfermedad coronaria, enfermedad cerebrovascular, enfermedad vascular periférica e intervenciones previas como la colocación de stents, en la definición de enfemedad cardiovascular preexistente.
Para evaluar el riesgo de la inmunización contra el coronavirus en estos pacientes y sus posibles efectos adversos, los científicos definieron como eventos cardiovasculares adversos mayores (MACE) el infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, revascularización o muerte cardiovascular. Los investigadores utilizaron el diseño de estudio de serie de casos autocontrolados, que se desarrolló para evaluar el riesgo de eventos adversos después de la vacunación.
Se comparó el riesgo de cada paciente hasta 27 días después de cada dosis de vacuna (período de exposición) frente al período de referencia de no exposición. El doctor Chan explicó: “Un estudio de cohorte tradicional compararía el grupo vacunado con el grupo no vacunado, pero los dos grupos podrían tener diferentes características iniciales. Una serie de casos autocontrolados evita el tema de las diferencias entre grupos ya que cada individuo actúa como su propio control”.
Se identificaron un total de 229.235 pacientes con enfermedad cardiovascular, de los cuales 1.764 fueron vacunados y experimentaron infartos, ACV o muerte durante el período de estudio (662 recibieron dosis de Pfizer y 1.102 recibieron dosis de Sinovac).
No hubo evidencia de un riesgo elevado de eventos cardiovasculares adversos mayores después de la primera o segunda dosis de Pfizer o Sinovac. El autor principal del estudio indicó que “los hallazgos fueron consistentes para mujeres y hombres, personas menores y mayores de 65 años y pacientes con diferentes afecciones cardiovasculares subyacentes. Los resultados deberían brindar tranquilidad sobre la seguridad cardiovascular de estas dos vacunas”.
Estudios previos
La importacia de seguir los esquemas de vacunación para prevenir la enfermedad grave por coronavirus es aún más crucial en pacientes con afecciones cardíacas, ya que son un grupo con más riesgo de desarrollar infección severa.
Además, el COVID-19 puede causar trastornos cardíacos que empeoren sus cuadros de saluds: estudios previos ya habían indicado que quienes se enfermaron por coronavirus tienen un 60% más de riesgo de desarrollar afecciones coronarias respecto a quienes nunca cursaron la infección. El documento, publicado en la revista Nature Medicine, se basó en los datos relevados por el Departamento de Asuntos de Veteranos de Estados Unidos a más de 153.000 veteranos con antecedentes de haber padecido COVID-19. Entre las patologías coronarias que enumeraron en el documento se encuentran: enfermedad cardíaca inflamatoria, insuficiencia cardíaca, arritmia, ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y coágulos a largo plazo, además de embolias pulmonares. Incluso destacaron que cuanto más grave había sido el cuadro de COVID-19, las posibilidades de desarrollar estos cuadros también se incrementaban.
Otro estudio de la Universidad de Oxford determinó que la inflamación del corazón que algunas personas padecen después de la vacuna contra el COVID-19 ocurre con mucha menos frecuencia en respuesta a la vacuna que después de la enfermedad en sí. Los científicos encontraron que el número de casos de miocarditis es al menos cuatro veces mayor después haber tenido covid-19. Los investigadores británicos llegaron a esta conclusión tras analizar los datos de 38 millones de personas mayores de 16 años.
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