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Jue. Nov 21st, 2024
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El Deber.- La pandemia y la crisis logística que enfrenta el mundo, sumadas a los efectos del cambio climático y la guerra entre Rusia y Ucrania, afectan el comercio exterior boliviano y han comenzado a encarecer el precio de algunos productos de importación, una situación para la que no se ve una solución en el corto y mediano plazo.

“Todos hemos cometido el error de mirar a China como el único proveedor para todo el intercambio comercial. Hoy en día, con tiempos, fletes y costos elevados, lo importante es mirar a la región”, aseveró Pablo Camacho, presidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI).

La actual crisis que golpea al comercio mundial se originó con las restricciones sanitarias impuestas por causa de la pandemia (cierre de fronteras y otros) y la suspensión de servicios, lo que provocó la acumulación de contenedores en los puertos de destino, contenedores que se quedaron estancados al suspenderse la producción en esos países y no tener carga que transportar hacia sus puntos de origen.

Una vez se empezó a reactivar la economía, la escasez de estas cajas metálicas en los puertos de origen causó enormes filas de exportadores en espera de espacios disponibles, el alza de los fletes de estos servicios y la reducción del flujo del comercio global.

Apenas se comenzaban a dar soluciones a estos problemas, la situación se agravó con la guerra, que puso mayor presión sobre el comercio exterior y produjo el incremento de los precios de los alimentos y los combustibles.

“Aún no terminábamos de reacomodarnos y en febrero se nos viene la invasión de Rusia y Ucrania, y otra vez la logística se vuelve a trastocar”, sostuvo Antonio Rocha, presidente de la Cámara Nacional de Despachantes de Aduana (CNDA), quien consideró que “una espiral de sucesos han confabulado para que no se normalice la provisión de contenedores y para que no se estabilicen los fletes”.

Sin embargo, desde el Gobierno minimizan los efectos. “Debido a que la mayoría (el 66%) de los productos de importación, especialmente productos de consumo y bienes intermedios, proviene de los países vecinos, el aumento de precios en el transporte internacional marítimo no tiene un impacto significativo” en el país, informó a EL DEBER el viceministro de Comercio Exterior e Integración, Benjamín Blanco.

En el caso de las importaciones de bienes intermedios, insumos, maquinaria y equipos, entre otros, Bolivia “viene implementado medidas de fomento a través de la reducción de aranceles, lo que compensa en parte el sobre costo de transporte”, indicó.

“Por otro lado, debido a la implementación de programas de fomento a la producción nacional en el marco de la política de sustitución de importaciones, gran parte de la demanda de productos de consumo masivo, especialmente alimentos son cubiertos por la oferta nacional”, sostuvo la autoridad.

Para la Cámara de Exportadores, Logística y Promoción de Inversiones de Santa Cruz (Cadex), la guerra en Europa oriental tiene su mayor incidencia en el incremento de los combustibles que son usados para el transporte de mercancías” y “los incrementos de los fletes marítimos se dan principalmente en las rutas cercanas a la zona de conflicto”.

“El Gobierno (boliviano) está haciendo los esfuerzos para mantener la subvención de los combustibles en el mercado interno, lo que permite contener un poco la inflación. Pero los precios de los productos que se importan ya vienen afectados con los costos de los combustibles al alza. Eso hace que con algunos productos importemos inflación”, explicó.

“La incidencia (del contexto mundial) en nuestro comercio exterior ha sido el quiebre de la cadena de abastecimiento, con grandes efectos negativos para las industrias y escasez de ciertos productos”, afirmó a su vez Sisi Hassenteufel, vicepresidente de la Asociación de Mujeres Especialistas en Comercio Exterior (Amecomex Bolivia).

China, el principal proveedor de Bolivia, “ha cerrado algunos puertos” y en Bolivia “estamos con demoras en entregas”, apuntó Camacho, quien aseguró que la falta de insumos para la producción ya se siente en el país.

En 2019, antes de la pandemia, el mercado nacional importó $us 2.119 millones en productos chinos, el 21,7% del total de las importaciones bolivianas, y el año pasado compró $us 1.969 millones, el 20,6% del total.

Y a este complejo escenario global se incorporan el cambio climático y las nuevas variedades del coronavirus Covid-19.

China, con ocho de los puertos más activos del comercio internacional, sufrió tifones y nuevas restricciones sanitarias que afectaron sus operaciones portuarias, lo que ha ocasionado embotellamientos en esas y otras terminales marítimas globales.

Además, tanto el gigante asiático como otros grandes productores (India, Vietnam, Bangladesh y otros) han reducido sus niveles de producción debido a las medidas sanitarias para frenar nuevas olas de contagios, informó la BBC.

“El mundo ha cambiado. El costo de los contenedores antes de la pandemia era de menos de $us 2.000 y de más de $us 12.000 durante la crisis sanitaria. Ahora, con el nuevo conflicto (ruso-ucraniano) se estima que vamos a tener precios muy cercanos a los $us 30.000”, dijo Camacho, quien agregó que antes la rotación de un contenedor era de dos meses y ahora de seis meses.

Un estudio de la consultora internacional Drewry proyecta que los altos fletes se mantendrán al menos este año y que bajarán en función de la coyuntura, pero no a los niveles previos a la pandemia.

“Si bien los fletes bajaron, estos no llegaron a los precios que tenían antes de la crisis sanitaria y no se espera que lo hagan en el corto plazo”, confirmó la Cadex.

Los problemas en la logística del comercio; la inflación de los alimentos; el mayor endeudamiento de los países; y las restricciones y de la aún vigente emergencia sanitaria “derivan en un problema crítico, no solo en los costos sino en los tiempos de abastecimiento”, evaluó Rocha.

Una empresa que se dedica a la importación de colchones informó que el incremento del flete de los contenedores no la afecta de manera directa, pero sí a sus proveedores brasileños, que han visto encarecidos el valor de sus materias primas e insumos procedentes de Asia y Europa.

Debido a ello, en los últimos ocho meses, los proveedores elevaron el precio de los colchones en un 50%. “Estos aumentos de precios se repasan al consumidor final, pero no en una escala proporcional a los incrementos que hace el proveedor, porque el mercado no lo permite, ya no hay los mismos ingresos que antes. Por eso, en varios sectores, incluyendo el nuestro, hay empresas que ya no están, porque es duro luchar en un mercado así”, indicó.

Frente a esta situación, las empresas legales asumen parte del incremento de precios e intensifican su trabajo para generar más ingresos, pero con márgenes “muchísimo más bajos”. Aplican, además, procesos para ser más eficientes en sus costos y operaciones, diversifican su oferta y ofrecen nuevos servicios y promociones, para fidelizar a su clientela y captar compradores.

“Estamos en constante mejora y tratando de ver más allá, tratando de no estancarnos y pensando que esto en algún momento va a mejorar”, expresó la importadora.

Otros negocios afrontan esta situación apoyados en el comercio ilegal. “El contrabando se ve fortalecido ante un aumento de precios en el mercado formal”, dijo Hassenteufel. “El desafío para la empresa comercial está en cómo trasladar ese incremento en el precio final de su producto, sin que ello le signifique un menor flujo de ventas; y en cómo mantener surtido su inventario, cuando hay escasez de ciertos insumos, productos y mayores plazos de entrega”, afirmó.


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