Si bien las emocionantes aventuras de “Los tres mosqueteros” son producto de la imaginación del novelista y dramaturgo francés Alejandro Dumas -quien nació hace 220 años-, no sólo el regimiento existió, sino que los héroes tienen equivalentes históricos reales.
La historiadora Josephine Wilkinson separa sus vidas de la leyenda.
Los orígenes de los mosqueteros se remontan a 1600, cuando Enrique IV formó las carabinas, una unidad de caballería ligera que portaba armas largas llamadas arcabuces, que se hizo conocida por su puntería.
En 1615, durante la regencia de Luis XIII, los carabineros se distribuyeron entre otras unidades de caballería ligera, donde sus habilidades les permitían realizar misiones de reconocimiento.
Pero en 1622, el mismo Luis, queriendo su propio regimiento especial, reformó la unidad para prepararla para una expedición contra los hugonotes.
Reemplazó los arcabuces por mosquetes, creando los Mosqueteros del Rey.
Los verdaderos mosqueteros
Desde el principio, los mosqueteros fueron un regimiento de élite.
Casi todos los reclutas eran nobles, aunque la destreza militar seguía siendo el requisito principal. Eran en gran parte un regimiento joven, cuyos hombres empezaban su servicio a la edad de 16 o 17 años.
Los reclutas eran predominantemente gascones o, más específicamente, bearneses, famosos por su valentía, pero quizás también preferidos en honor a Enrique IV, que también procedía de esa región.
Inicialmente tenían su propio capitán, pero Luis XIII estaba tan orgulloso de ellos que, en 1634, se autoproclamó capitán y creó el puesto de capitán-teniente, para dirigir el día a día del regimiento.
Los mosqueteros, que componían tanto infantería como caballería, eran expertos en el manejo de la espada y las armas de fuego.
Durante tiempos de paz, servían como escolta para el rey y organizaban simulacros de batallas como entretenimiento en la corte.
En guerra, acompañaban al rey al frente, dirigían asaltos en asedios, realizaban maniobras peligrosas y servían como centinelas en la puerta del monarca.
Los mosqueteros tenían su base en París, cerca del Louvre, pero en 1682 Luis XIV trasladó su corte al Palacio de Versalles, y se llevó un destacamento de mosqueteros para que se encargaran de tareas delicadas, como arrestar a personas importantes.
La verdadera rivalidad con Richelieu
El cardenal Richelieu, primer ministro de Luis XIII, tenía su propia guardia.
Su política consistía en negar a la nobleza un cargo superior, limitando así su poder y haciéndolos dependientes del rey para obtener posición y favor. Dado que la mayoría de los mosqueteros eran nobles, esto provocaba mucho resentimiento, que se convirtió en rivalidad entre los dos regimientos.
Los duelos o ‘reuniones’ eran infames, y el rey y su ministro los consideraban un deporte.
Cuando el cardenal Mazarino reemplazó a Richelieu, mantuvo esta política. Pero además intentó poner a su sobrino, Philippe Jules Mancini, el futuro duque de Nevers, al mando de los mosqueteros.
Esto fue visto como escandaloso, y uno de los que se opusieron a él fue el capitán-teniente Troisvilles (el equivalente en la vida real de Monsieur de Tréville de las novelas de Dumas). Mazarino resolvió el problema en 1646 simplemente disolviendo el regimiento, afirmando que no era necesario mientras el rey Luis XIV fuera menor de edad.
Pero los mosqueteros ya habían alcanzado un estatus casi legendario y, en 1657, fueron reincorporados con Luis XIV como capitán y el duque de Nevers, de 15 años, como capitán-teniente. Pronto se hizo evidente que un hombre mayor debería tener el mando, y se creó el puesto de subteniente, que eventualmente sería ocupado por el D’Artagnan de la vida real.
Mientras tanto, Mazarino había formado su propia guardia, que cedió a Luis XIV en 1660. Tres años más tarde, ésta se convirtió en la segunda compañía de mosqueteros, también capitaneada por el rey, con Nevers como capitán-teniente.
Con el tiempo, habría poca diferencia entre las dos compañías, que se distinguían principalmente por el color de sus caballos: gris para la primera compañía, negro para la segunda.
Los mosqueteros participaron en muchas batallas, sobre todo en el asedio de La Rochelle (1627-1628), la toma de Rouvroi (1632), la batalla de las Dunas (1658) y el asedio de Candia (1669). Fueron desplegados durante la Guerra de los Nueve Años (1688-1697) y la Guerra de Sucesión Española (1701-1714).
Su última aparición sería en la batalla de Fontenoy en 1745, durante la Guerra de Sucesión de Austria. A partir de entonces, Luis XV (1710-1774) los utilizó solo para funciones ceremoniales; su sucesor Luis XVI (1754-1793) los disolvió en 1776, aunque Luis XVIII los restableció durante 18 meses en 1814-15 tras su ascenso al trono durante el exilio de Napoleón.
Su memoria sería revivida de la manera más vívida cuando Dumas publicó “Les Trois Mousquetaires” (1844) como una serie en el periódico Le Siècle.
Dumas había encontrado a sus héroes en las pseudo-memorias “Mémoire de Monsieur d’Artagnan” de Gatien Courtilz de Sandras, pero las hizo suyas.
Lo que quizás Dumas no sabía era que D’Artagnan y sus compañeros eran personas reales.
¿Quiénes eran los verdaderos mosqueteros?
El verdadero D’Artagnan
Charles de Batz de Castelmore nació alrededor de 1613/15 en Château Castelmore, cerca de Lupiac en el suroeste de Francia, como el hijo menor de una familia recientemente ennoblecida pero relativamente pobre.
Se unió a los Gardes, un regimiento de élite perteneciente a la casa del rey, donde sirvió bajo el mando de François de Guillon Des Essarts en 1635, usando el apellido de su madre, d’Artagnan, como nombre de guerra.
D’Artagnan participó en varios de los asedios que tuvieron lugar en la década de 1640. En 1641, acompañó al conde de Harcourt en una misión a Inglaterra, regresando tras la muerte de Luis XIII.
Ingresó a los mosqueteros en 1644 y, después de que el regimiento se disolvió, sirvió a Mazarino. En ese cargo, emprendió varias misiones secretas, incluida la de enlace entre Mazarino y sus partidarios cuando el ministro fue exiliado. Más tarde se le encomendó la detención del superintendente de finanzas Foucquet y del cortesano, Lauzun.
Se convirtió en parte de la casa real, ocupando las capitanías del aviario real y los perros de caza. También acompañó a Luis XIV en su viaje a San Juan de Luz para casarse con María Teresa, infanta de España.
En 1659, D’Artagnan se casó con la viuda Charlotte-Anne de Chanlecy, con quien tuvo dos hijos. El matrimonio se rompió en 1665, probablemente debido a la tensión de la separación cuando D’Artagnan sirvió como carcelero de Foucquet.
Era, ante todo, un soldado, y se convirtió en capitán de los Gardes en 1656. Dos años más tarde, fue nombrado subteniente de los mosqueteros recién reincorporados y se convertiría en capitán-teniente de ese regimiento y brigadier de caballería en 1667. Tras un breve paso como gobernador de Lille, D’Artagnan tomaría parte en el sitio de Maastricht en 1673, donde murió en combate el 25 de junio de ese año.
El verdadero Athos
El Athos de Dumas era el mayor del grupo, el ideal de la nobleza, mundano y amargo, que escondía un secreto devastador.
El Athos histórico fue Armand de Sillègue d’Athos d’Autevielle, que nació alrededor de 1615, el menor de dos hijos. Todo lo que se sabe de él es que se unió a los mosqueteros en 1640 o 1641 y que murió en París el 21 de diciembre de 1643.
El registro de su muerte y entierro se conserva en la iglesia de Saint-Sulpice en París:
“Procesión, servicio y entierro del difunto Armand Athos dautuviele [sic], mosquetero de la guardia del rey, caballero de Béarn, tomado cerca del mercado de Pré-aux-Clercs“.
La palabra ‘tomado’ sugiere una muerte violenta, lo que lleva a los historiadores a creer que Athos murió en un duelo. La pradera de Pré-aux-Clercs era un lugar popular para esta actividad.
El verdadero Porthos
La figura histórica detrás del leal, vanidoso y amable Porthos fue Isaac de Porteau. Nacido en una familia hugonote en Pau cerca de 1617, hizo su aparición en el escenario mundial a principios de la década de 1640 como Garde sirviendo bajo Des Essarts.
Si bien se supone que más tarde se unió a los mosqueteros, no existe prueba de ello.
Porteau retornó a su Béarn natal en 1650, donde sirvió como subalterno de la guardia de municiones en Navarrenx, trabajando junto a su hermano, Jean, quien también ocupaba un puesto militar en la ciudad.
La vida de Porteau después de eso es un misterio, aunque la tradición local dice que murió como un hombre de cierta posición en 1670.
Porthos era el favorito de Dumas entre sus mosqueteros.
Al crearlo, se inspiró en su amado padre, un hombre con un carácter extraordinario y un soldado de gran éxito.
El verdadero Aramis
Para Dumas, Aramis es un joven que estudiaba para el sacerdocio antes de unirse a los mosqueteros. Atrapado en intrigas políticas, es el único de los cuatro que sigue vivo cuando termina la trilogía de los mosqueteros.
Aramis es posiblemente el más complejo de los mosqueteros de Dumas.
Su contraparte histórica es Henri d’Aramitz, nacido circa 1620 en Aramitz en Béarn. La suya era una familia aristocrática muy antigua, que entró por primera vez en el registro histórico en 1376, y que recientemente se habían convertido en hugonotes.
Aramitz era abbé laïque, o abad laico, de la abadía de Aramitz; aunque no administraba la abadía, recaudaba sus ingresos y diezmos.
Esa conexión religiosa era desconocida para Dumas, quien basó su Aramis en Rotondis, un personaje que había encontrado en Courtiltz de Sandras.
Aramitz se unió a los mosqueteros en el verano de 1640, sirviendo a las órdenes de Troisvilles. Permanecería durante varios años, pero se desconoce qué rango alcanzó.
Regresó a Béarn en febrero de 1650, donde se casó con Jeanne de Béarn-Bonasse. La pareja tuvo dos hijos y dos hijas, la menor de las cuales nació después del regreso de Aramitz a París en 1654. La última vez que se sabe de él es en febrero de 1657, cuando con esposa presenció el contrato de matrimonio de su cuñada.
Murió antes de septiembre de 1681, y su segundo hijo, Clément, heredó la propiedad familiar después de que el hijo mayor, Armand, muriera sin descendencia.
Más que inseparables, emparentados
Dumas describió a Athos, Porthos y Aramis como los ‘Tres Inseparables’: puede que no fuera así en la vida real, pero ciertamente, estaban emparentados.
Los mosqueteros de Dumas sirvieron a las órdenes de Tréville, cuyo equivalente histórico fue Jean-Arnaud du Peyrer de Troisvilles.
La madre de Troisvilles era Marie d’Aramitz, lo que lo convertía en primo hermano de Henri d’Aramitz. La prima de Porteau, Anne d’Arrac, se casó con Gédéon de Rague, a cuya familia pertenecía la madre de Aramitz. Esto, a su vez, puso a Porteau en parentesco con Troisvilles.
La madre de Athos también estaba relacionada con la familia de Troisvilles; aunque la conexión no se conoce con precisión, a veces se describe a Athos como primo hermano.
Es posible que Troisvilles ayudara a los jóvenes cuando se embarcaron en sus carreras militares.
D’Artagnan no tenía conexión con los demás, aunque él y su capitán-teniente se conocían.
Sin embargo, no hay nada que sugiera que fueran amigos.
Courtilz dijo que eran hermanos, lo que es claramente incorrecto. Pero, el hecho de que sintiera que podía describir una relación tan cercana entre ellos podría indicar que había una amistad perdurable.
* Josephine Wilkinson es una historiadora con un interés particular en la Francia del siglo XVII. Sus libros incluyen “Louis XIV: The Real King of Versailles” (2019) y “The Man in the Iron Mask: The Truth about Europe’s Most Famous Prisoner” (2021).
BBC MUNDO
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