Quienes dejan de consumir tabaco siempre ganan. A los 20 minutos, disminuye el ritmo cardíaco y baja la tensión arterial. Al año, el riesgo de tener un infarto baja a la mitad.
Se sabe que dejar de fumar tiene beneficios enormes para la salud, incluyendo un mayor bienestar, pero controlar la adicción no resulta fácil. Por eso, se recomienda pedir ayuda a profesionales de la salud, y -si corresponde- acceder a tratamientos farmacológicos que hayan demostrado eficacia.
Para mayores de 18 años que consumen entre 10 y 20 cigarrillos por día, hay 6 tratamientos farmacológicos eficaces, según un panel de consenso con veinticinco expertos de diferentes sociedades científicas, instituciones y jurisdicciones de la Argentina. Con sus recomendaciones basadas en estudios científicos, el Ministerio de Salud de la Nación publicó la nueva guía práctica clínica de “Tratamiento de la adicción al tabaco”.
Además de dar recomendaciones a favor de esos tratamientos farmacológicos, los expertos advirtieron que hay 20 productos que se venden o se indican con la promesa de que “ayudan” a dejar de fumar, pero no tienen utilidad, como ocurre con el popular cigarrillo electrónico. En algunos casos, los productos sin eficacia son incluso sugeridos por algunos profesionales de la salud.
“La adicción al tabaco implica un consumo compulsivo. Es una dependencia mental o emocional de la nicotina, que es la sustancia adictiva que contienen los productos del tabaco. Como es parte de un comportamiento complejo, dejar de fumar a veces no resulta fácil, pero hay millones de personas que lo han logrado”, dijo a Infobae Alejandro Videla, presidente de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria, quien fue uno de los expertos que elaboraron la guía bajo la coordinación general de la médica Brunilda Casetta y la revisión general de Mario Virgolini y Graciela Abriata del Ministerio de Salud y Dolores Breit, del Hospital de Niños Pedro de Elizalde.
“Se suelen escuchar ofertas de curas milagrosas para dejar de fumar tabaco, y a veces capturan la atención de personas que buscan que el cambio que sea rápido y con el menor esfuerzo posible”, agregó. Pero lo cierto es que los productos sin evidencia de eficacia son una pérdida de tiempo y dinero, y pueden llevar a que los consumidores se sientan frustrados y crean que ya no hay remedio para su adicción. Sin embargo, sí lo hay.
Está demostrado que los tratamientos farmacológicos avalados aumentan la tasa de éxito si se los combina con la consejería práctica por parte de un profesional capacitado porque favorece que los fumadores cambien su comportamiento.
“Pedir ayuda con profesionales que estén capacitados en cesación tabáquica es clave”, comentó Sandra Mariela Galarza, médica y directora del programa de control del tabaquismo del Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, quien participó también como revisora de la guía.
Al contar con la consejería, los fumadores pueden entrenarse para identificar y afrontar los eventos y problemas que se relacionan con el fumar o con los riesgos de recaídas. Por ejemplo, pueden anticipar situaciones estresantes y aprender estrategias de relajación. “Se recomienda que las personas que fuman tengan acceso a intervenciones intensivas tanto de forma individual como grupal ya que ambas aumentan la tasa de cesación”, señalaron los expertos en la guía.
Cuatro de los 6 tratamientos eficaces para dejar de fumar se encuentran dentro del grupo de las terapias de reemplazo de nicotina. Consisten en aportar nicotina en forma de goma de mascar (chicles), parches, spray nasales, y grageas (o comprimidos dispersables de nicotina). Muchos estudios científicos han demostrado que usar la terapia de reemplazo de nicotina puede casi duplicar las probabilidades de dejar de fumar exitosamente.
En el caso del parche de nicotina, se recomienda su uso durante 8 a 12 semanas desde la fecha para dejar de fumar, es decir, el “Día D”, ya que aumenta la tasa de cesación. Es de venta libre. Puede aplicarse en el brazo, el abdomen o en la pierna, señaló la doctora Galarza. En tanto, el chicle de nicotina es una dosis de 2 miligramos que se puede usar durante 8 a 12 semanas y es de venta libre. Antes de usarlo, recomiendan revisar el estado dental y si existen contraindicaciones para masticar chicles.
En cuanto a la gragea o comprimido dispersable de nicotina, la dosis es 1 miligramo y de venta libre, y se lo puede recibir como tratamiento durante 8 a 12 semanas desde el “Día D”. Se los usa al dejar que se disuelvan en la boca.
En personas que fuman y tienen una alta dependencia, se sugiere el uso del espray nasal de nicotina en tratamientos de 12 semanas ya que es efectivo para aumentar la tasa de cesación. Se vende solo con receta médica. Se considera “alta dependencia” cuando las personas fuman de más de 20 cigarrillos por día o cuando se necesita fumar dentro de los primeros 30 minutos al despertarse por la mañana. Pero los expertos también señalaron que el spray se debe usar con precaución por el riesgo de desarrollo de dependencia.
Además de las terapias de reemplazo de nicotina, hay otros dos fármacos que son eficaces en adultos que fuman más de 10 cigarrillos por día. Uno de ellos es el antidepresivo bupropión, que se debe usar en dosis de 150 o de 300 miligramos por día en tratamientos de 8 a 12 semanas. En este caso, el tratamiento se debe iniciar al menos una semana antes del “Día D” en el que se deja de fumar.
El sexto tratamiento con validez de eficacia -que cuenta con el consenso de los expertos- es la vareniclina, que se consume en dosis de 1 a 2 miligramos por día durante 12 semanas de tratamiento. Pero actualmente ese fármaco no está disponible en el mercado por un problema de contaminación de lotes del productos en los Estados Unidos, que hicieron que condujeron a cambios en los procesos productivos a nivel global. Se estima que la provisión de la vareniclina se normalizará durante los próximos meses.
¿Y cuáles son los 20 productos que se ofrecen o se promocionan para dejar de fumar pero no tienen evidencia de eficacia? Uno de ellos es el cigarrillo electrónico que no es un tratamiento avalado para dejar de fumar. “No se recomienda usar al cigarrillo electrónico para dejar de fumar porque implica el riesgo de desarrollar enfermedad pulmonar grave. No es efectivo para la cesación tabáquica”, subrayó el doctor Videla, quien es jefe del Servicio de Neumonología y Clínica del Sueño.
Por un lado, si practican el vapeo, la persona persiste en la dependencia de la nicotina a través de un producto diferente al cigarrillo, remarcó el experto. Por otro lado, “aun cuando usen cigarrillos electrónicos sin nicotina, hay estudios que demuestran que los fabricantes sí les incluyen nicotina y mantienen la dependencia del comportamiento de fumar. El 80% de los usuarios de cigarrillos electrónicos son también consumidores de los cigarrillos convencionales”, resaltó.
En la guía, los expertos consideran que el uso de cigarrillos electrónicos se ha planteado como una estrategia de reducción de daño en comparación con los cigarrillos comunes. Pero alertaron: “Esta estrategia es altamente cuestionable dada la existencia de efectos adversos potencialmente mortales en personas jóvenes, existiendo la alternativa de cesación total y de tratamientos farmacológicos efectivos y seguros”.
Además, no están avalados por la investigación científica para dejar de fumar tabaco estos productos: las benzodiacepinas y otros ansiolíticos, como el diazepam y la buspirona, los betabloqueantes, el acetato de plata, y los cannabinoides. Tampoco sirven para dejar de fumar los antidepresivos llamados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (IRSS), los inhibidores de la monoamino oxidasa (IMAO), la venlafaxina, la naltrexona y mecamilamina.
Además, estas 8 intervenciones no han demostrado ser eficaces ni seguras para decirle adiós al tabaco. “Se recomienda no usar para dejar de fumar, las siguientes propuestas: glucosa, acupuntura tradicional, electroestimulación, bioinformación/biofeedback, deprivación sensorial, las terapias aversivas, láser e hipnosis por la incertidumbre de su efecto sobre la tasa de cesación”, escribieron los expertos que forman parte de la Asociación Argentina de Tabacología, Asociación de Toxicología Argentina, Federación Argentina de Cardiología, Federación Argentina de Enfermería, Federación Argentina de Medicina Familiar y General, Fundación Interamericana del Corazón Argentina (FIC Argentina), Sociedad Argentina de Cardiología, Sociedad Argentina de Medicina y la Unión Antitabáquica Argentina (UATA), entre otras organizaciones.
Esas propuestas no avaladas “proponen una solución mágica al problema de la adicción, en vez de generar un cambio de comportamiento”, explicaron. En el caso de las llamadas “terapias aversivas”, la persona pasa a consumir altas dosis de tabaco, y corre incluso más riesgo de exponerse a sustancias tóxicas.
Infobae
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