Le devolvió la alegría a Ferrari. Ganó dos de las tres carreras disputadas y lidera el campeonato con holgura. Su carrera está marcada por tragedias y éxitos.
Se suele afirmar que los cuentos de hadas tienen finales felices. Charles Leclerc nació en La Condamine, una de las tres ciudades que componen el Principado de Mónaco. Si bien su vida estuvo marcada por tres pérdidas de seres queridos, vive un presente deportivo de ensueño ya que ganó dos de las tres fechas disputadas en esta temporada y es sólido líder del campeonato de la Fórmula 1. Sus éxitos ilusionan a Ferrari, que luego de varios años volvió a estar adelante.
Leclerc vino al mundo un 16 de octubre de 1997. Heredó la pasión por el automovilismo de su padre, Hervé, quien entre 1983 y 1988 corrió 22 competencias en la Fórmula 3. Luego acompañó a su pequeño hijo en su carrera deportiva. Los inicios fueron en la pista de su amigo francés, Philippe Bianchi, en Brignoles, localidad ubicada entre Marsella y Niza. Philippe era padre de Jules, también piloto, ocho años mayor que Charles, pero de quien se hizo muy amigo.
A mediados de 2010, Hervé se dio cuenta de que no tenía presupuesto para que su hijo terminara la temporada de karting. Entonces, Jules Bianchi habló con su manager, Nicolas Todt, titular de All Road Management, empresa que representa pilotos. Es hijo de Jean Todt, quien fue el director deportivo de la etapa más gloriosa de Ferrari entre 2000 y 2004, con los cinco títulos seguidos de Michael Schumacher.
El galo presidió por una década la Federación Internacional del Automóvil (FIA). Los contactos estaban hechos y tanto Jules como Philippe intercedieron con Nicolas para que lo ayudara de forma económica a Charles. El “ojo clínico” estuvo y llegaron los 250.000 euros para mantenerlo al chico monegasco en otra temporada internacional de karting. Vaya si respondió y en 2011 se consagró en el principal certamen de la especialidad, el de la Comisión Internacional de Karting (CIK) de la FIA, ese título que por ejemplo Ayrton Senna intentó ganar sin suerte hasta sus 22 años.
“Le decía a mi padre que estaba muy enfermo para ir al colegio, para hacerle que me llevase al karting. Yo manejaba hasta que me quedaba sin combustible y, de camino a casa, le decía: ‘Esto es lo que quiero hacer’”, afirmó Leclerc en un video repasando su trayectoria para la web oficial de la F1.
“Cuando terminaba segundo, mi padre no era el más feliz, así que me centré en las victorias. Sólo me vale ganar, para asegurarme que él aún sonríe. Mi padre y Jules siempre me enseñaron a mantener los pies en el suelo y a no parar de esforzarme. Creo que ellos estarían orgullosos viéndome ahora”, agregó.
Como en los cuentos de hadas, Charles era una especie de versión masculina de Cenicienta, un plebeyo que empezó a encaminarse hacia la felicidad. Siguió en el karting. 2012 y 2013 fueron años de mucho aprendizaje y subcampeonatos en europeos y mundiales, detrás de un chico neerlandés llamado Max Verstappen. En esos tiempos nació el gran duelo que tiene hoy la Máxima. En 2014 tuvo su primer año corriendo con monopostos, en el que fue subcampeón de la Fórmula Renault 2.0 Alps, detrás de otro neerlandés, Nick de Vryes.
Pero aquel año también comenzó a vivir uno de sus grandes golpes personales. Su gran amigo Jules, que ya integraba la Academia de Pilotos de Ferrari y era corredor de F1, se accidentó contra una grúa que intentaba retirar el auto del alemán Adrian Sutil en Suzuka, Japón. La carrera debió haberse neutralizado antes… Por las consecuencias del golpe, el 17 de julio de 2015, el joven Bianchi falleció. Aquel hecho lo marcó. Aunque Charles continuó y esa temporada fue cuarto en el campeonato europeo de Fórmula 3 y segundo en el Gran Premio de Macao, uno de los tres más importantes de la especialidad junto al Máster de Zandvoort, en Países Bajos, y el GP de Mónaco, donde corrió su padre. Por sus méritos y también por las referencias que dio el recordado Jules, Ferrari lo incorporó a su programa de jóvenes pilotos. En 2016 logró el título de GP3 (hoy Fórmula 3). Mientras que en 2017, unos meses antes de coronarse en la Fórmula 2, llegó otra terrible pérdida…
Su papá Hervé, de apenas 54 años, estaba muy enfermo. En sus últimos días fue a visitarlo y le contó una mentira piadosa: “Papá, voy a correr en Fórmula 1 en 2018″. Su padre falleció el 20 de junio de 2017 y en ese momento Charles no tenía ningún contrato firmado con ningún equipo de la Máxima para el año siguiente. Solo quiso brindarle felicidad en sus últimas horas. Aunque en realidad se adelantó, ya que al finalizar esa temporada se confirmó su llegada Alfa Romeo, equipo satélite de La Rossa. “Nunca lo he superado, quizá nunca lo haré. Pero nunca tuve dudas sobre continuar. Todo lo que siempre he querido ha sido correr”, afirmó Charles sobre el fallecimiento de su padre.
Ya en la F1, en 2018 se destacó por su regularidad y talento. Era una carta fuerte de Ferrari hacia el futuro. El 17 de marzo de 2019, con 21 años y 152 días, se convirtió en el segundo piloto más joven e inexperto en debutar en Ferrari, detrás del mexicano Ricardo Rodríguez cuando corrió en 1961 con 19 años y 208 días. Ese año Leclerc tomó el lugar del finlandés Kimi Räikkönen, nada menos, el último campeón con el equipo italiano, allá por 2007.
En su temporada debut con Ferrari, Charles superó en la performance a su compañero de equipo, el alemán Sebastian Vettel. En la segunda fecha en Bahréin obtuvo la primera de sus once poles positions en la F1. En el global de 2019 y 2020 fue más que el cuatro veces campeón mundial alemán y en 2021 quedó como piloto número uno de la Scuderia con la salida del germano y la llegada del español Carlos Sainz.
Pero en 2019 también tuvo su tercera pérdida que fue la de su amigo, Antoine Hubert, piloto de la Fórmula 2, que falleció en un accidente en una de las carreras en Spa-Francorchamps, un día antes de que Charles lograra su primera victoria en la Máxima, que no festejó en el podio en reconocimiento al competidor francés.
Por otro lado, si no fuese piloto tal vez Charles por su imagen bien podría haber sido modelo o actor. Incluso le gusta la moda y la música. Toca la guitarra y el piano. Escucha todos los géneros, salvo el rap y la música clásica, pero si tiene que elegir se queda con Coldplay. Tiene dos hermanos, el más joven, Arthur, de 21 años que sigue sus pasos y ahora corre en la F3, donde también compite el argentino Franco Colapinto. El mayor, Lorenzo (33), trabaja en una empresa que asesora inversiones. Charles vive en Montecarlo con su novia, Charlotte Siné, también monegasca, de 22 años y modelo e influencer.
Volviendo a lo deportivo, Leclerc se metió en el bolsillo al público ferrarista desde su primera temporada, ya que venció en dos circuitos emblemáticos como Spa-Francorchamps y Monza, donde la Scuderia no celebraba una victoria en casa desde 2010, cuando ganó Fernando Alonso. Charles demuestra que no solo es prolijo y rápido. Tiene pasta y temperamento. En aquella carrera italiana supo plantársele al inglés Lewis Hamilton, en una maniobra al límite prevaleciendo ante el piloto de Mercedes al llegar a una de las chicanas de Monza.
Contando desde 2014, cuando se inició en monopostos hasta su última carrera de este fin de semana, Leclerc suma un total de 178 competencias, 20 victorias, 27 poles positions, 20 récords de vueltas y 58 podios (casi tres por carreras). Integra una generación de jóvenes que pisa fuerte como el mismo Verstappen (Red Bull / 24 años), Lando Norris (McLaren / 22), Lance Stroll (Aston Martin / 23), Pierre Gasly (Alpha Tauri / 26), Alexander Albon (Williams / 26), George Russell (Mercedes / 24), Esteban Ocon (Alpine / 25) y Mick Schumacher (Haas / 23). Son el presente y futuro de la F-1.
En lo que va de temporada, Ferrari es el que mejor interpretó el nuevo reglamento técnico y su F1-75 (nombre dedicado al aniversario de su primer auto deportivo), es el coche más competitivo. Leclerc lo supo aprovechar muy bien y logró dos triunfos, en la primera fecha corrida en Bahréin y este domingo en Australia. En la segunda carrera disputada en Arabia Saudita resultó segundo.
Su padre anhelaba con que llegara a la Máxima. Lo logró. También soñaba con que su hijo fuese campeón mundial. Hervé puede descansar tranquilo ya que Charles se encamina a ser un número uno. Algún día será el rey de la F1 y este año se perfila para ponerse la corona. Será ese indeclinable final feliz de este cuento hadas.
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