Con sus 480 años de existencia, Asunción tiene como “tradición” convertirse en un caudaloso “río” en días de intensas lluvias.
Con un sistema de desagüe pluvial que cubre solo el 22 % de la ciudad y la costumbre de mucha gente de tirar basuras en las calles, detrás de cada fuerte precipitación, quedan monañas de basuras en diversas arteras de la capital.
En la ordenanza municipal 408/14, el artículo “de basura cero” establece que queda prohibido verter y/o disponer los residuos en estado líquido y/o sólido en la vía pública. También prohibe evacuar residuos sólidos a la red de alcantarillado sanitario o a través de raudales o corrientes de agua que se originen como consecuencia de lluvias o pérdidas de cañerías.
Las infracciones están catalogadas de “gravess” y conllevan una sanción de 2.700 jornales.
Para que la ordenanza sea aplicada, el ciudadano debe ser hallado en flagrancia arrojando la basura. Como esta práctica se necesita una vigilancia constante y la Municipalidad de Asunción no tiene capacidad de control permanente.
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