Un científico de la Universidad de Binghamton, en EEUU, detectó en forma casual esta cualidad de una especie de estos parásitos. Qué otra característica inusual descubrió.
Por acción de la casualidad, una condición que suele ayudar a los descubrimientos científicos, se comprobó que una especie de garrapata de África está cambiando lo que los investigadores conocen sobre estos parásitos que se alimentan succionando de sangre.
Un nuevo estudio reveló que la especie de África Oriental puede sobrevivir durante casi una década sin alimentarse y tiene una vida útil de 27 años. Los sorprendentes hallazgos fueron realizados por Julian Shepherd, profesor asociado de ciencias biológicas del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de Binghamton, en Estados Unidos, quien recibió una colección de garrapatas Argas brumpti en 1976 y acaba de publicar su investigación en el Journal of Medical Entomology.
A pesar de quedarse sin fuentes de alimento para esas criaturas unos años más tarde, Shepherd descubrió que las garrapatas podían sobrevivir e incluso reproducirse asexualmente después de que los machos se extinguieran. De hecho, las crías de las garrapatas originales siguen vivas y reproduciéndose hoy, más de 45 años después.
El Argas (Ogadenus) brumpti Neumann es una gran garrapata argásida que habita en zonas de sabana y desierto del este y sur de África, desde el sur de Egipto hasta Namibia. Únicamente dentro del gran género Argas, esta especie normalmente se alimenta de una amplia variedad de pequeños y grandes mamíferos (incluidos los humanos) y lagartos. Las garrapatas residen en cuevas poco profundas, áreas rocosas o de polvo utilizadas por esos animales, especialmente en el polvo alrededor de los montículos de termitas contra los que se frotan los grandes mamíferos. Las larvas se alimentan de un huésped por un término que va desde varios días hasta más de una semana, mientras que las ninfas y los adultos se alimentan rápidamente, generalmente en una hora.
Esta especie no es la misma que las especies de garrapatas comunes que se ven durante los meses de verano. Esas variedades tienen una placa dura en su piel, mientras que el Argas brumpti tiene una piel suave y coriácea. La variedad africana también se hincha menos, come más rápido y se alimenta de sangre con más frecuencia que otras garrapatas. “Siempre me cautivan las adaptaciones de los organismos a su entorno; en este caso, un ambiente seco prácticamente sin acceso al agua durante largos períodos y un estilo de vida que debe esperar largos intervalos sin comida entre los encuentros con los animales huéspedes”, explicó Shepherd.
El especialista recibió originalmente seis garrapatas hembras adultas, cuatro machos y tres diminutas ninfas. Hasta 1984, estos chupadores de sangre se alimentaban de conejos, ratones y ratas en el laboratorio del investigador, pero Shepherd finalmente dejó de usar animales de laboratorio, eliminando la fuente de alimento de las garrapatas. A pesar de la falta de sangre, las garrapatas sobrevivieron otros cuatro años sin alimentarse. En ese momento, todos los machos murieron, dejando a las hembras sin comida ni pareja reproductiva. Shepherd descubrió que las garrapatas hembra continuaron sobreviviendo durante otros cuatro años sin alimento.
Entonces, ocho años después de eliminar la fuente de alimentación de las garrapatas, el investigador reintrodujo los parásitos en la sangre. Esto condujo a otro descubrimiento y a detectar un rasgo sorprendente del Argas brumpti: al menos una de las garrapatas hembra pudo poner huevos y reproducirse asexualmente, es decir, sin pareja.
El autor del estudio dice que la criatura pudo almacenar esperma durante ese largo período sin machos alrededor, un nuevo récord para cualquier especie de garrapata. Ese lote de huevos contenía garrapatas macho y hembra, que todavía están vivas hoy. El estudio también encontró que el Argas brumpti también puede conservar agua y energía durante largos períodos sin recursos vitales. “La investigación sobre cómo los organismos dominan tales desafíos puede informar la comprensión de cómo otros organismos, incluidos nosotros, podrían manejar desafíos similares”, explicó Shepherd.
El científico ahora se despedirá de su colección. Estas garrapatas de larga vida se dirigen a un equipo en Sudáfrica para un estudio adicional. “Tengo más ideas para trabajar con garrapatas, pero ahora me estoy concentrando en una línea de investigación separada que trabaja con polillas sobre la fisiología del esperma, pero seguiré aportando a los investigadores sudafricanos para que sigamos aprendiendo de estas garrapatas”, concluyó.
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