Pocas opciones de movilidad en Quito

Al tráfico y baches se suma la falta de líneas de buses que no solo crucen de norte a sur y un proyecto de bicicleta municipal en el olvido.

De los $830,96 millones que el Concejo Metropolitano aprobó como presupuesto de Quito para este 2022, la mayor parte se destinará a movilidad: $516,57 millones.

El urbanista José Valverde dice que Quito, como toda capital, enfrenta complejos problemas de movilidad como el tráfico y la poca eficiencia del transporte urbano que – en el caso del Distrito Metropolitano–  es el medio de movilización del 78% de sus ciudadanos.

Pero a estos inconvenientes “comunes” se suman otros como la falta de líneas transversales de buses y los estancados proyectos de movilidad sostenible, como la bicicleta pública.

Transporte urbano solo de norte a sur

El gerente del Metro de Quito, Efraín Bastidas, reconoce que en la capital se carece de movilidad urbana transversal. Es decir, que el transporte público está pensado para ir solo de norte a sur.

“En transversalidad casi no hay líneas. Si usted tiene la intención de moverse en una zona, por ejemplo, entre Monteserrín y el Bosque (norte de Quito), que están a una distancia de apenas dos kilómetros en forma transversal, no va a encontrar una línea directa que lo transporte en pocos minutos, como debería ser”.

El desafío de la Secretaría de Movilidad de la Alcaldía de Santiago Guarderas es reestructurar las líneas y frecuencias de buses, hasta el último trimestre de 2022, periodo en el que se proyecta la inauguración del Metro. Es decir, deben generar un plan de movilidad complementario al Metro, que se trasladará de sur a norte.

El tener rutas complementarias al Metro permitiría reducir el tiempo que le toma a un quiteño llegar a su destino, según una encuesta de Quito Cómo Vamos. A diario, el 30% de los quiteños pierde entre 46 minutos y una hora y media tratando de movilizarse.

Valverde detalla que esperar casi 11 meses a que se inaugure el Metro representa “una solución vial de largo plazo” y destaca que hay acciones que pueden generar un cambio en corto tiempo. Por ejemplo, tener semáforos inteligentes “que se calibran de acuerdo a la carga vehicular”.

Bicicleta pública en el olvido

Las 26 estaciones del proyecto BiciQ están abandonadas. Así como las más de 500 bicicletas que le han representado a la ciudad aproximadamente dos millones de dólares, desde que se puso en marcha el proyecto de la bicicleta municipal en 2012 y que ‘murió’ en marzo de 2020.

Aunque la Secretaría de Movilidad prevé retomar el servicio, no se ha establecido una fecha. Además se estima que al menos 70 bicicletas manuales requieren reparación.

Para Diana Defaz, usuaria del servicio, una capital debe contar con formas alternas de movilidad y más si son ambientalmente amigable. “Un ciclista permite que mejore la calidad del aire, pero también ayuda a mejorar el tráfico porque es un usuario de carro menos”.

Defaz dice que si bien hay otros servicios como los scooter siguen siendo una opción para distancias cortas. “Cuesta un dólar, pero por menos de cinco minutos, después ya te cuesta 17 centavos por minuto”, señala la usuaria, quien resalta que el mal estado de las vías en Quito es más fácil recorrer en bicicleta que en los scooters que son “más inestables”, aunque destaca que al menos son una opción.