El Gobierno se ha puesto una meta pequeña de menos de 27.000 casas construidas anualmente hasta 2025. El crédito sigue siendo un lujo para una minoría de la población.
El acceso a una vivienda propia sigue siendo una de las principales deudas sociales y económicas en Ecuador. Cada año, se crean 87.000 nuevas familias, pero incluso en los mejores momentos, solo se construyen anualmente un máximo de 40.000 casas.
Esa capacidad se vio seriamente disminuida durante el primer golpe de la pandemia. En 2020 se fabricaron 20.000 viviendas; y la recuperación de 2021 aumentó la producción a 30.000.
En este contexto, cada vez es más urgente que, tanto desde el Gobierno Central como los municipios, se tomen medidas efectivas para que el impulso al sector de la construcción se convierta en una prioridad nacional.
Sin políticas claras
Joan Proaño, vocero de Constructores Positivos, comentó que no se ven políticas claras para que más ecuatorianos puedan ser sujetos de crédito y obtener financiamiento. Además, la administración de Guillermo Lasso ha optado por una meta pequeña para sus programas públicos de vivienda.
“El Gobierno ha establecido una meta de 106.000 casas o unidades habitacionales hasta 2025, es decir, alrededor de 26.500 al año. Este plan es cumplible, no es demagógico ni populista; pero que alcanza para reducir el gran déficit habitacional en el país”, dijo.
Ese déficit, que se viene arrastrando desde hace muchos años, es de al menos 600.000 casas. Las promesas de los dos anteriores Gobiernos ni siquiera llegaron a un cumplimiento del 30%, con lo que se ha profundizado los problemas.
El crédito es un lujo para pocos
No solo hace falta que se replanteen las metas en los programas públicos, sino también que se dé un cambio total a las políticas de acceso al crédito y tasas de interés.
Actualmente, una familia necesita ingresos de al menos $854 mensuales para poder aplicar a financiamiento. Y, los préstamos subsidiados por el Gobierno no llegan ni al 30% de los hogares que buscan casa propia.
Ana Lucía Ruiz, constructora, recalcó que, más allá de los discursos presidenciales, no se ven una mejora en las condiciones de los préstamos en todo el sistema financiero.
“Las tasas subsidiadas de entre el 4,99% y 5% solo llegan a una minoría. Incluso en el Biess se está apostando por los créditos de consumo antes que por los hipotecarios”, puntualizó.
Por cada 1% que baje la tasa de interés, las personas podrían endeudarse en al menos un 9% más. Es decir, si el costo se reduce, más ecuatorianos estarían en condiciones financiar la casa propia que necesitan.
“Se hace un llamado a los bancos, pero luego la reducción de las tasas referenciales o máximas por parte del Banco Central fue irrelevante, casi nula”, lamentó Proaño.
Asimismo, también se deben reducir los requisitos mínimos de la entrada que se debe pagar. Los bancos piden que se desembolse el 30% del valor de la casa para acceder a financiamiento, eso es impagable para la mayoría de los ciudadanos.
En 2021, se registró un 23,27% más de reservas de viviendas en comparación a 2020. Sin embargo, ese nivel todavía es 11,3% menor a 2019.
Antes de la pandemia, el sector de la construcción generaba más de 237.000 empleos adecuados. El número cayó a 167.000 en 2020 y se recuperó a 205.000 en 2021.
Desde 2018, la concesión de préstamos hipotecarios, a través del Biess, pasó de $2.020 millones a $1.750 millones
Menos tramitología y más terrenos
El sector de la construcción asegura que también se necesitan acciones concretas para reducir la tramitología para sacar permisos y licencias en los municipios. Asimismo, se deben poner a producir los cientos de terrenos abandonados o sin uso a lo largo del país.
Una buena parte de esos terrenos son de propiedad del Ministerio de Vivienda, a través de Inmobiliar, y de los mismos municipios. Por eso, se podría aplicar precios preferenciales o mecanismos como canje para que vayan a programas habitacionales.
Es decir, se entregan los predios a cambio de que se construyan un número determinado de viviendas.
Biess busca mayor rentabilidad a costa de menos hipotecarios
Para 2022, el Biess tiene presupuestado que por cada $1 en créditos hipotecarios se dará $5 en créditos quirografarios. La apuesta es generar más ingresos por financiamiento de consumo, e incluso se lo incentiva con una reducción del 14% al 11% en la tasa de interés.
Por el otro lado, se pondrá requisitos más estrictos para el financiamiento de vivienda, y ni siquiera se proyecta reducir el tiempo para su concesión (al menos 160 días).
Así, la rentabilidad se sustenta en menos préstamos hipotecarios; en lugar de que se busquen soluciones para recuperar el dinero invertido en hidroeléctricas paradas, o en los fideicomisos que no dan resultados.
En los últimos años, el Biees pasó de tener el 65% de la participación en el mercado de financiamiento inmobiliario, a no supera el 35%.
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