VOA.- Varios estudios apuntan que más de la mitad de los empleados en todo el mundo valoran el teletrabajo y la posibilidad de conciliar la vida laboral y la familiar por encima del sueldo.
La irrupción del coronavirus, ahora hace casi dos años, obligó a las empresas a tomar acciones y permitir, en la medida de lo posible, que los empleados trabajaran de forma remota.
Hasta entonces, el sistema del teletrabajo solo se había instaurado en grandes empresas tecnológicas, como Facebook o Apple, que antes de la crisis sanitaria permitían a sus plantillas trabajar de forma remota. Pero eso no era lo habitual porque el lugar de trabajo principal continuaba siendo en las oficinas de Silicon Valley, en California.
Sin embargo, la larga crisis sanitaria ha perpetuado el trabajo remoto en el tiempo. La aparición de las nuevas variantes, como delta y ómicron, ha provocado un aumento considerable de contagios y eso ha obligado también a que las empresas siguieran permitiendo el trabajo remoto como medida de contención frente al coronavirus.
“Yo creo que definitivamente el trabajo remoto ha llegado para quedarse. No de manera absoluta porque vamos a ver, cada vez más, modelos híbridos”, explicaba Silvina Moschini, reconocida empresaria y analista que durante muchos años se ha enfocado en la transformación digital del mundo del trabajo.
En su opinión, la pandemia ha evidenciado que contrario a lo que se pensaba antes, “sí que se puede hacer” el trabajo de manera remota y eso permite “muchos beneficios” dado que los trabajadores pueden conciliar mejor su vida laboral con la familiar.
Los contras del teletrabajo
No obstante, un estudio publicado a mediados de octubre con una muestra de 61,000 empleados de Microsoft concluía que la mayoría de los encuestados afirmaba que el teletrabajo ha perjudicado “la comunicación” y la “colaboración” entre los equipos de trabajo, lo que puede acabar afectando a la innovación a largo plazo.
“Si no se interviene, los efectos que descubrimos pueden afectar a la capacidad de los trabajadores para adquirir y compartir nueva información entre grupos y, en consecuencia, afectar a la innovación”, apuntaron los autores del estudio a través de un artículo.
“Las empresas deberían reflexionar sobre si deciden adoptar políticas de trabajo desde casa a largo plazo y cómo lo hacen”, expusieron los analistas a la luz de los resultados obtenidos en el estudio.
La “Gran Renuncia”, otro efecto negativo
Además, Moschini agrega otro punto a los efectos negativos que está teniendo el teletrabajo: muchos empleados están presentando su renuncia si no se les permite un horario mucho más flexible que les permita trabajar desde casa.
“Estamos viendo una forzada adaptación en compañías que están viendo cómo sus empleados planean renunciando a su trabajo cuando no les permiten la flexibilidad a la que ya se acostumbraron a través de modelos más flexibles de trabajo”, dijo la experta recordando que ese fenómeno ya se conoce en Estados Unidos como “la gran renuncia” (“The great resignation”).
De hecho, un estudio de la consultora de recursos humanos Randstad publicado hace un par de semanas reveló que un 67 por ciento de los empleados de todo el mundo están buscando hacer un cambio con el objetivo de lograr mayor estabilidad entre el trabajo y la vida familiar.
En esta foto de archivo del 15 de enero de 2020, el presidente Mauricio Claver-Carone del Banco Interamericano de Desarrollo, BID, habla con la prensa en La Paz, Bolivia.
Mayor prioridad a la conciliación laboral que al salario
El documento señala que 3 de cada 4 encuestados estadounidenses (73 por ciento) creen que deben hacer cambios para conseguir un mayor equilibrio entre su vida personal y laboral.
En Argentina, que es uno de los pocos países latinoamericanos analizados en el estudio, también pasa algo parecido ya que 8 de cada 10 argentinos quiere más flexibilidad en el trabajo.
“Están priorizando la flexibilidad incluso sobre la compensación o el salario porque se dieron cuenta de que es posible que haya oportunidades en compañías mucho más vanguardistas o innovadoras al tener un trabajo de gran calidad y bien compensado para poder trabajar desde el lugar o bajo unas buenas condiciones de flexibilidad”, subrayó.
¿Cómo será el futuro?
En esa línea, Moschini, que también dirige la empresa SheWorks para empoderar el talento de las mujeres en las empresas digitales en Estados Unidos y América Latina, recalcó que el 75 por ciento de la población millenial (nacidos entre 1981 y 1996) no va a querer trabajar de forma presencial en una oficina durante una jornada laboral regular.
“Es adaptarse o el talento no va a estar disponible para las compañías que no ofrezcan condiciones que no sean más atractivas para la gente”, agregó.
Jack Coopersmith se sienta fuera de su apartamento y participa en una reunión remota mientras trabaja desde casa en medio del brote de la enfermedad del coronavirus en Cambridge, EE. UU., el 22 de mayo de 2020.
¿Quién marcará la pauta del teletrabajo?
Llegados hasta este punto, muchos se preguntan quién tiene que marcar la pauta para que se establezca el teletrabajo de forma definitiva una vez se haya superado la crisis sanitaria del coronavirus. ¿Serán las empresas? ¿Los empleados? ¿Los gobiernos? ¿Un híbrido?
Moschini asegura que “más que las empresas y los empleados o el gobierno, es el mercado como una totalidad”.
“Creo que un rol muy importante en todo esto lo tienen las start-ups (las empresas de nueva creación) que, a través de la pandemia nacieron siendo ciento por ciento remotos o se están gestando ahora con modelos que son básicamente de equipos distribuidos”, expuso.
La analista tecnológica consultada por la VOA pone de manifiesto el trabajo que han hecho grandes empresas como Uber, Airbnb o SpaceX “que abrieron la oportunidad a la gente para trabajar de forma remota”.
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Trabajo remoto y la limitación para contratar extranjeros
Pero más allá de todo esto, Moschini alerta de la aparición de una “nueva oleada de compañías valoradas en más de mil millones de dólares”, conocidas popularmente como compañías Unicornio, “que también son las que están definiendo el modelo económico” a nivel general.
Este cambio, explica, obedece a que muchas empresas ante el nuevo paradigma -donde no se requiere el trabajo presencial- están mudándose hacia otros mercados, también de América Latina.
“Muchas de estas se movieron de Silicon Valley por el tema de costo pero también porque estas compañías, con estos modelos flexibles, pueden armar estructuras de talento sin tener límites geográficos”, sostiene.
Es decir, que las empresas basadas en el teletrabajo pueden operar sin limitaciones legales o regulaciones migratorias a la hora de trabajar. Ese es uno de los mayores problemas con los que se encuentran muchas empresas, por ejemplo en Estados Unidos, que quieren contratar personal extranjero pero que se ven limitadas por la larga burocracia para obtener visados de trabajo.
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