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WASHINGTON – En 2020 se produjo el mayor aumento de la deuda en un año desde la Segunda Guerra Mundial y el endeudamiento global alcanzó a 226 billones (millones de millones) de dólares, indicó un estudio divulgado este viernes 17 por el Fondo Monetario Internacional (FMI).

La crisis financiera mundial y la profunda recesión, disparadas con los efectos de la pandemia covid-19, fueron responsables de ese aumento, que ahora enfrenta a los gobiernos con niveles inusitadamente altos de deuda pública y privada, nuevas mutaciones del virus y creciente inflación.

Ya antes de la crisis el nivel de endeudamiento era elevado, pero el año en que se desarrolló la pandemia aumentó 28 puntos porcentuales y se situó en 256 % del producto bruto mundial, de acuerdo con la base de datos del FMI.

El endeudamiento púbico contribuyó un poco más de la mitad del aumento, y el coeficiente de deuda pública se disparó a un nivel sin precedentes de 99 % del PIB, mientras la deuda privada de empresas no financieras y la de hogares también alcanzaron nuevos máximos.

Los aumentos de la deuda fueron especialmente notables en las economías avanzadas, donde la deuda pública subió de alrededor de 70 % del PIB, en 2007, a 124 % del PIB en 2020.

La deuda privada aumentó a un ritmo más moderado, pasando en el mismo período de 164 a 178 % del PIB.

La deuda pública ahora representa casi 40 % de la deuda mundial total, la mayor proporción desde mediados de los años 60 del siglo pasado.

La acumulación de deuda pública desde 2007 obedece en gran medida a dos graves crisis económicas que los gobiernos han tenido que afrontar: primero la crisis financiera mundial de 2008-2009, y luego la pandemia de covid.

Existen fuertes variaciones en los movimientos de deuda entre un país y otro, y las economías avanzadas más China cargaron con más de 90 % de los 28 billones de dólares en que aumentó la deuda en 2020.

Los economistas autores del informe del FMI,  Vitor Gaspar, Paulo Medas y Roberto Perrelli, lo atribuyen a que esos países pudieron incrementar la deuda pública y privada durante la pandemia gracias a las bajas tasas de interés, las medidas de los bancos centrales y sus mercados financieros bien desarrollados.

Pero la mayoría de las economías en desarrollo están en la otra orilla de la brecha de financiamiento, desde donde se enfrentan a un acceso limitado a los fondos y a menudo con tasas de interés más altas.

En las economías avanzadas, los déficits fiscales se dispararon por el desplome de los ingresos a causa de la recesión y la adopción de amplias medidas fiscales ante la propagación de la covid.

Así, la deuda pública creció 19 puntos porcentuales del PIB en 2020, un aumento semejante al registrado durante la crisis financiera mundial, en un período de dos años: 2008 y 2009. La deuda privada, sin embargo, aumentó 14 puntos porcentuales del PIB en 2020, casi el doble que durante la crisis financiera mundial.

Durante la pandemia, los gobiernos y los bancos centrales facilitaron un mayor endeudamiento del sector privado para ayudar a proteger vidas y medios de vida. Durante la crisis financiera mundial el desafío consistía, en cambio, en contener los daños infligidos por un sector privado demasiado apalancado.

Los países de mercados emergentes y en desarrollo enfrentaron restricciones financieras mucho más duras, pero con amplias disparidades. China por sí sola contribuyó en 26 % al aumento de la deuda mundial.

Los mercados emergentes (excluida China) y los países de bajo ingreso representaron pequeñas proporciones del aumento de la deuda mundial, de alrededor de un billón y 1,2 billones, en cada caso, principalmente por un mayor endeudamiento público.

Sin embargo, tanto los países de mercados emergentes como los de bajo ingreso están enfrentando coeficientes de deuda elevados debido a una fuerte reducción del PIB nominal en 2020.

El fuerte aumento de la deuda estuvo justificado por la necesidad de proteger la vida de las personas, preservar los empleos y evitar oleadas de quiebras. Si los gobiernos no hubieran tomado medidas, las consecuencias sociales y económicas habrían sido devastadoras, sostuvo el reporte.

Pero la escalada de la deuda amplifica las vulnerabilidades, sobre todo a medida que las condiciones de financiamiento se tornan restrictivas. Los mayores niveles de endeudamiento limitan en muchos casos la capacidad de los gobiernos para apoyar la recuperación y la capacidad del sector privado para invertir a mediano plazo.

Por ello, “un desafío crucial radica en encontrar la combinación justa de políticas fiscales y monetarias en un entorno de deuda elevada y creciente inflación”, pues “las medidas de los bancos centrales hicieron que las tasas de interés descendieran al límite y que a los gobiernos les resultara más fácil endeudarse”.

Los expertos estiman que “la política fiscal deberá modificarse conforme suban las tasas de interés, sobre todo en los países con mayores vulnerabilidades de deuda”, pues cuando las tasas de interés reaccionen, el mayor gasto, o la reducción de los impuestos, incidirá menos en la actividad económica y el empleo.

También se podrían generar presiones inflacionarias y es posible que se agudicen las preocupaciones en torno a la sostenibilidad de la deuda.

Por ello los autores insisten en un equilibrio entre la flexibilidad de las políticas, la adaptación a circunstancias cambiantes y el compromiso con planes fiscales de mediano plazo, creíble y sostenible.

Y, finalmente, sostienen que la pandemia y la brecha mundial de financiamiento “exigen una cooperación internacional sólida y eficaz, y apoyo a los países en desarrollo”.

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