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Mar. Nov 5th, 2024
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Estudio muestra que el desafiar las barreras protectoras nasales genera Inmunoglobina A (IgA), que actúa directamente en las zonas afectadas.

Una nueva investigación de la Universidad de Yale, en Estados Unidos, ha comprobado que la vacuna intranasal ayuda a combatir las nuevas variantes del SARS-Cov-2, incluida la ómicron, según publican sus autores en la revista ‘Science Immunology’.

La aparición de variantes del coronavirus, como la delta y la ómicron, ha hecho que los científicos se esfuercen por determinar si las vacunas y refuerzos existentes siguen siendo eficaces contra las nuevas cepas del SARS-Cov-2.

Según Akiko Iwasaki, catedrática de inmunobiología Waldemar Von Zedtwitz de la Universidad de Yale, una nueva respuesta a este virus de rápida mutación podría encontrarse en los pulmones. En su nuevo estudio, ella y sus colegas descubrieron que la vacunación intranasal proporciona una amplia protección contra los virus respiratorios heterólogos en ratones, mientras que la llamada inmunización sistémica, que utiliza una inyección para obtener protección en todo el cuerpo, no lo hizo.

«La mejor defensa inmunitaria se produce en la puerta, protegiendo contra los virus que intentan entrar», afirma Iwasaki, autora principal del estudio.

Las membranas mucosas contienen su propio sistema de defensa inmunitaria que combate los patógenos transmitidos por el aire o los alimentos. Cuando son desafiados, estos tejidos de barrera producen células B que a su vez segregan anticuerpos de inmunoglobina A (IgA). A diferencia de las vacunas ‘normales’, que provocan una respuesta inmunitaria en todo el sistema, los anticuerpos IgA actúan localmente en las superficies mucosas de la nariz, el estómago y los pulmones.

Mientras que la función protectora de las células productoras de IgA estaba bien establecida en la lucha contra los patógenos intestinales, el laboratorio de Iwasaki se preguntaba si la activación de la respuesta de IgA podría producir también una respuesta inmunitaria localizada contra los virus respiratorios.

En colaboración con investigadores de la Escuela de Medicina Icahn del hospital Monte Sinaí de Nueva York, probaron una vacuna basada en una proteína diseñada para desencadenar una respuesta inmunitaria IgA, administrándola a ratones mediante inyecciones, como se hace habitualmente con las inmunizaciones sistémicas, y también por vía intranasal.

A continuación, expusieron a los ratones a múltiples cepas de virus de la gripe y comprobaron que los ratones que habían recibido la vacuna por vía intranasal estaban mucho más protegidos contra la gripe respiratoria que los que recibieron inyecciones. Las vacunas nasales, y no la inyección, también indujeron anticuerpos que protegieron a los animales contra una variedad de cepas de la gripe, no solo contra la cepa contra la que la vacuna debía proteger.

El equipo de Yale está probando actualmente las cepas de la vacuna nasal contra las cepas de coronavirus en modelos animales.

Aunque tanto las inyecciones como las vacunas nasales aumentaron los niveles de anticuerpos en la sangre de los ratones, solo la vacuna nasal permitió la secreción de IgA en los pulmones, donde los virus respiratorios necesitan alojarse para infectar al huésped, subraya Iwasaki.

Si las vacunas nasales demuestran ser seguras y eficaces en humanos, Iwasaki prevé que se utilicen junto con las actuales vacunas y refuerzos que actúan en todo el sistema para añadir refuerzos del sistema inmunitario en el origen de la infección. (EUROPAPRESS)


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