La medida que evalúa Estados Unidos es no enviar a ningún representante político, pero no bloquear la participación de los deportistas.
El Gobierno de Estados Unidos prevé anunciar esta semana que ningún alto cargo norteamericano acudirá a los Juegos Olímpicos de invierno que organiza en febrero el régimen chino en Beijing, un boicot diplomático que en principio no implicará cambios en el ámbito deportivo pero que no tiene precedentes desde 1980.
Entonces, con Jimmy Carter en la Casa Blanca, Estados Unidos se desmarcó políticamente de los Juegos Olímpicos de Moscú y tampoco permitió la participación de atletas, una medida que apoyaron varios países occidentales y que marcó tanto ese evento deportvio como el siguiente, Los Ángeles ‘84: la URSS tomó una medida recíproca y la cantidad de atletas fue otra vez muy reducida.
Ahora, Washington quiere mostrar su rechazo hacia las políticas chinas, pero solamente se centraría en la parte política, según fuentes citadas por la cadena CNN.
El propio presidente estadounidense, Joe Biden, reconoció en noviembre que el boicot diplomático estaba sobre la mesa, después de que así lo hubiesen pedido destacadas voces de los principales partidos, entre ellos la demócrata Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes.
La medida busca denunciar la represión de los musulmanes uigures en Xinjiang, China, calificada de “genocidio” por el gobierno de Estados Unidos.
Beijing 2022 se llevarán a cabo del 4 al 20 de febrero próximo.
Muchos funcionarios electos de diversos bandos, incluida Pelosi y el senador republicano Mitt Romney, abogan por este boicot diplomático. “Tengo la esperanza de que el gobierno envíe un mensaje contundente al Partido Comunista de China sin castigar a los atletas estadounidenses”, dijo el ex candidato presidencial del GOP el martes.
China protestó enérgicamente cuando Nancy Pelosi defendió esta medida en mayo.
En los últimos meses se han multiplicado las resoluciones y proyectos de ley en el Congreso de Estados Unidos, algunos dirigidos a castigar a las empresas que acceden a patrocinar los Juegos Olímpicos de invierno, otros pidiendo al Comité Olímpico Internacional que traslade la competencia a otro país. Por su lado, el Comité Olímpico Estadounidense se opone a una solución tan radical como un boicot deportivo y explica que los Juegos son importantes después de meses de una pandemia.
Las tensiones entre Estados Unidos y China han sido una constante en estos últimos años y, de hecho, Biden no ha invitado al gigante asiático a la Cumbre por la Democracia que organiza esta semana. Uno de los principales reproches norteamericanas tiene que ver con el trato infligido a los uigures en Xinjiang, aunque también ha criticado la represión de la disidencia en Hong Kong.
Pero las amenazas no solo parten desde Washington. En las últimas semanas trascendió que Reino Unido y Australia también están considerando unirse al boicot diplomático.
La prensa oficial china se ha hecho eco en estas últimas semanas de las amenazas de boicot y a finales de noviembre el Global Times dejó claro que Beijing no invitaría a los dirigentes que siquiera planteen represalias diplomáticas vinculadas a los Juegos Olímpicos.
Los que piden un boicot están siendo “grandilocuentes” y deberían dejar de hacerlo “para no afectar al diálogo y la cooperación entre China y Estados Unidos en ámbitos importantes”, dijo este lunes Zhao Lijian, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino.
“Si Estados Unidos insiste en aferrarse voluntariamente a esta trayectoria, China tomará contramedidas contundentes”, dijo en una conferencia de prensa.
(Con información de Europa Press y AFP)
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