Fuente: Infobae
El cadáver de un hombre famélico yacía este domingo a unos pocos metros del Palacio Nacional de Haití, sin que nadie haya acudido a retirarlo de la vía pública durante varias horas, situación ocurrida en medio de una grave crisis que afecta a todos los servicios del país.
Era mediodía cuando Efe encontró el muerto tirado en medio de la calzada, con las costillas marcadas en extremo y los delgadísimos brazos extendidos, tal y como lo dejaron ahí a las 8.00 de la mañana para que estuviera visible con la intención de que la autoridad competente se lo llevara.
El fallecido era una persona sin hogar que solía rondar Champ de Mars, la plaza ubicada frente al Palacio Nacional, muy frecuentada por desharrapados y personas con problemas mentales, según explicó uno de sus compañeros.
“Lo cuidamos muchísimo antes de que muriera” entorno a las 3.00 de la mañana, dijo el hombre, que no quiso identificarse.
“Fue el hambre lo que lo mató. No podíamos hacer nada. Estaba enfermo pero no tenía ningún hospital al que ir. Lo llevamos al hospital General, no se ocuparon de él. El hombre no tiene parientes, y mucho menos una familia”, explicó.
El cadáver estaba resguardado por unos neumáticos y unas piedras, que señalizaban precariamente su presencia para evitar que lo arrollara algún vehículo.
Algunos conductores estiraban el cuello al pasar junto al cadáver, pero ninguno detuvo la marcha, en el tiempo que Efe estuvo en Champ de Mars.
Unos cuantos peatones sí se acercaban a ver al muerto de cerca, incluso alguno tomó fotos con su celular, mientras una mujer fue la única persona que trató de darle cierta dignidad al difunto cubriéndole el torso con la camisa, que se le había subido, y juntándole las esqueléticas piernas.
Haití atraviesa una grave inestabilidad, en las últimas semanas, varios servicios públicos se han visto afectados por el desabastecimiento de combustible y por la acción de las bandas armadas que controlan varias barriadas en la capital.
Asimismo, la inseguridad también ha sido un flagelo que ha estado en aumento, la oficina del Tribunal de Primera Instancia de Puerto Príncipe en la que se está investigando el magnicidio del presidente haitiano, Jovenal Moise, ha sido asaltada y saqueada este jueves por un grupo de hombres armados no identificados.
Además de su despacho, el juez de instrucción encargado de investigar el asesinato de Moise, Gary Orélien, también fue víctima hace unos días de una emboscada a su vehículo por parte de hombres armados, informa el portal de noticias haitiano Rezo Nodwes.
Se trata de la segunda en apenas una semana que el tribunal es objeto de un ataque de estas características. En la noche del pasado miércoles, ya fue también asaltada las oficinas que se encargan de investigar el asesinato del presidente del Colegio de Abogados de Puerto Príncipe, Monferrier Dorval.
¿Qué pasa en Haití?
En lo político, la crisis de gobernabilidad en Haití se agravó con el magnicidio de Moïse el 7 de julio pasado, una acción paramilitar ejecutada por un grupo de mercenarios colombianos y que se ha convertido en un polémico caso que aún sigue sin resolverse.
Además, han cobrado fuerza los grupos armados irregulares que toman territorios a la fuerza para ejercer control sobre la ciudadanía. Las bandas criminales, incluso, han tomado la terminal petrolera Varreux para manejar el acceso a los combustibles ante la agravada escasez de carburantes que sufre el país.
La actualidad haitiana enfrenta también la parálisis de la ruta electoral, una salida que podría ayudar a encaminar al país a la tan ansiada estabilidad política, vital para poder atender la coyuntura que afecta la prestación de los servicios públicos fundamentales.
La situación preocupa al Papa Francisco, quien solicitó el fin de semana a los líderes globales auxiliar a la nación antillana. “Cuánto sufrimiento, cuánto dolor hay en esta tierra. Oremos juntos por Haití, no los abandonemos”, dijo.
De momento, Haití es sinónimo de protestas, ingobernabilidad, de abusos y de violencia armada generada por las bandas que integran la coalición G9, dirigida por el expolicía Jimmy Chérizier, alias ‘Barbecue’, quien junto a criminales de las nueve pandillas más peligrosas de Puerto Príncipe, aprovechan el desastre para tomar el control territorial, imponer su ley e incluso exigir la dimisión del primer ministro, Ariel Henry, a cambio de desbloquear las instalaciones de combustible que mantienen secuestradas.
En paralelo, aún no se resuelve el secuestro de un grupo de 17 misioneros, 16 estadounidenses y un canadiense, de la organización religiosa Christian Aid Ministries, que fue secuestrado por la pandilla ‘400 Mawozo’, una banda criminal que pide un rescate de un millón de dólares por cada rehén o 17 millones por el conjunto, que incluye a cinco niños. Si eso no sucede, amenazan con asesinarlos.
El asesor de Seguridad de EE.UU., Jake Sullivan, dijo la semana pasada que su país había activado a un “número significativo” de medios y especialistas para la liberación de los misioneros, tras asegurar que el propio Joe Biden está directamente involucrado en el plan de rescate.
Tensión en la frontera con República Dominicana
Mientras la situación en Haití es cada vez más complicada, las advertencias de su vecino no se han hecho esperar. Esta semana, el canciller de República Dominicana, Roberto Álvarez, indicó que a pesar de las alertas que ha dado su país sobre la crisis haitiana, aún no hay una reacción desde la comunidad internacional.
“República Dominicana viene llamando la atención de la comunidad internacional sobre la alarmante situación en Haití, sin reacción debida”, dijo Álvarez en Twitter, donde citó un artículo de opinión del Washington Post, titulado “Haití desciende al caos, mientras el mundo continua mirando para otro lado”.
Por su parte, el presidente dominicano, Luis Abinader, ha sido reiterativo en la solicitud de realizar una cumbre internacional para encontrar una solución a la crisis haitiana e insiste en que la comunidad internacional, “en particular EE.UU., Canadá, Francia y la Unión Europea, deben actuar en Haití y con urgencia”.
Mientras tanto, dijo, que su país seguirá aplicando “medidas migratorias más estrictas” y en ese sentido decidió “pausar indefinidamente” el programa especial de visados para estudiantes haitianos.
Del lado haitiano, el canciller haitiano Claude Joseph respondió que su país también sufre el “aumento de la delincuencia” y citó la advertencia del Departamento de Estado de EE.UU., del 25 de octubre, que indica sobre el peligro de viajar a la isla que comparten República Dominicana y Haití.
Además, Joseph hizo un llamado en Twitter al gobierno dominicano a “trabajar juntos para frenar el problema de la inseguridad en la isla“. Sus declaraciones, sin embargo, fueron calificadas de “imprudentes y desacertadas” este martes por el ministro de Interior y Policía dominicano, Jesús Vásquez.
Mientras tanto, el comandante del Ejército dominicano, Julio Florián, informó el pasado viernes que desplegaría un operativo en la frontera con 11.000 soldados para observar y actuar ante la tensa situación en Haití.
¿Cómo se lee la escasez de carburantes?
El diario Balistrad explica que además de la escasez de combustibles, el país ha perdido acceso a dólares estadounidenses, moneda utilizada como “refugio seguro” para sortear la devaluación del gouerdes, la moneda local.
“Al quedarse sin dólares, el país está luchando por importar suficiente combustible para hacer funcionar las estaciones de servicio a tiempo, lo que ha llevado a la popularización de los vendedores ambulantes de gasolina con galones amarillos en las aceras. Los precios no son fijos y solo observan incrementos”, explica el medio.
Además, los conductores de camiones con carburantes se han limitado a despachar en rutas seguras, pues a menudo sufren asaltos armados por los pandilleros que se ubican en las entradas Sur y Norte de la capital. Cuando logran hacerlo, comienza otra guerra entre civiles, transportistas y motorizados, que realizan colas interminables mientras luchan por llenar los galones.
Todo esto, aunado a las extorsiones que sufren los comerciantes amenazados por las pandillas, hacen que el mercado de alimentos y rubros esenciales registre incrementos volátiles, entre ellos, arroz, carnes, arenque, leche en polvo, aceite comestible, limón, plátanos, guisantes y azúcar.
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