El agente permanece asilado, bajo pronóstico reservado, en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de la Policía de Guayaquil
Por la mente de Andrea Velasco Mendoza jamás cruzó la idea de que, al coger la mano de su esposo y padre de sus tres hijos, el cabo de la Policía Josué Daniel Mero Guarnizo, este no le devolvería el efusivo apretón con el que solía saludarla.
Desde el 26 de julio, tras se atacado con un machete por un hombre en el centro de Quevedo, el uniformado de 33 años permanece asilado bajo pronóstico reservado, en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de la Policía de Guayaquil. No puede hablar ni moverse, se comunica con sus familiares y con los médicos a través de un parpadeo.
“No sé cómo pudo pasarle algo así a mi esposo. Hace ocho días hacíamos planes para este fin de semana que salía franco. Íbamos a acudir a una piscina con nuestros hijos. Ahora él se encuentra postrado y pasó en una silla que se ha convertido también en mi cama pendiente de su salud”, manifiesta la angustiada mujer.
La preocupación de Andrea expresa se agudiza porque los médicos le informaron que en caso de que sobreviva quedará parapléjico. “Para colmo contrajo una infección y eso agrava su situación, también deben hacerle una traqueotomía para que pueda respirar, porque de no hacerlo podría fallecer, ya que no le entraría oxígeno a su cuerpo”, dice con su voz entrecortada la señora de 31 años.
“Oye y está consciente”
Explica que el corte que el paciente tiene en el cuello es de extremo a extremo y que incluso cercenó su medula espinal. “Un poco más y ese hombre lo degolla. En la operación trataron de unir lo que estaba cortado. Se mantiene con vida porque está conectado a un respirador artificial. Aún así mi esposo oye y está consciente, pero no puede mover su cuerpo, porque está paralizado y no tiene reflejos. Solo parpadea para comunicarse”, indica.
Andrea, quien también es oriunda de Santo Domingo de los Tsáchilas, recuerda que hace 15 años conoció al amor de su vida y que fruto de la relación procrearon tres hijos, el mayor de 10 años, una niña de 7 y otro varoncito de 3.
“Sus hijos son la vida de mi esposo y cuando entró a la habitación hago que escuche los audios que envía mi hijo mayor. Mi esposo se pone a llorar. Le digo que lo amamos mucho y que ponga de su parte, los médicos me dicen que le repita que luche por su vida”, expresa.
Su deseo es que su esposo reciba un tratamiento médico con el cual pueda recuperar la movilidad de su cuerpo. Solicita al Gobierno que le dé la mano.
Andrea cuenta que la mañana del pasado lunes recibió una llamada de un compañero de su esposo y que este le dijo que había sufrido un accidente, pero que no le detalló la magnitud del mismo. “Jamás pensé que fue un intento de asesinato, imaginé que era un corte en sus piernas, algo ligero. Media hora antes me había escrito diciéndome que nos extrañaba, que cuidara a los niños, no le respondí enseguida porque estaba en clases con la niña”, relata la santodomingueña.
Recuerda que desde que su esposo ingresó a la Policía, hace 8 años, prestó sus servicios en Quito, pero que 8 días antes del ataque le dieron el pase a Quevedo. “Viajé con él, cuando se presentó en Quevedo, ese día nos despedimos con un abrazo y un beso, lo volví a ver, pero ya estaba hospitalizado, ahora solo le pido a Dios que le dé fuerzas para que luche por su vida”, expresa.
Ni familiares ni vecinos quieren hablar sobre el hombre que se ponía un camisón blanco y recorría las calles de Quevedo y está señalado como el atacante del policía Josué Mero.
En el barrio donde habita, en el norte de Quevedo, Los Ríos, se nota un clima tenso y muchos prefieren permanecer encerrados en sus hogares.El hombre está asilado en el hospital Sagrado Corazón de Jesús, recuperándose del balazo que le propinó otro agente que lo hizo bajar del bus, luego de la agresión.
El director del hospital, Boris Daza, indicó que identificaron en el paciente “un problema sicológico”, porque trató de levantarse con intenciones de agredir. Por ello, lo mantienen sedado y le aplican nutrición intravenosa.
El médico explicó que el herido tiene antecedentes de problemas mentales. Recordó que una vez quiso entrar al hospital, pero no se lo permitieron.
“Se encuentra estable, pero con un pronóstico reservado. Debe recuperarse y luego de esto la justicia se encargará de procesarlo”, detalló Daza, y sugirió que el implicado debe ser atendido por un siquiatra.
El año pasado, EXTRA conversó con la familia del supuesto ‘Mesías’ y conoció que estuvo en tratamiento psiquiátrico. Sin embargo, tuvo problemas con el consumo de drogas. Su madre esperaba que su hijo tenga una rehabilitación.
El jefe de la policía, Holguer Cortez, detalló que la Fiscalía formuló cargos en contra del ‘Mesías’ por el presunto delito de tentativa de asesinato.
Sospechoso sufriría de esquizofrenia
La sicóloga clínica Teresa Correa Suárez indicó que a simples rasgos este supuesto ‘Mesías’ presenta problemas de alucinaciones que se determinan como esquizofrenia y trastorno compulsivo.
“Lamentablemente no tuvo un tratamiento a tiempo y no se ha prestado atención a sus delirios. Aparte, el consumo de alcohol y sustancias psicoactivas alteran el pensamiento, la percepción, los afectos, la conciencia y la capacidad de la persona para actuar y relacionarse normalmente”, detalló.
“La esquizofrenia es una enfermedad mental en la cual las personas aparentemente están bien, pero no viven una realidad existente”, sostuvo la sicóloga clínica Karina Ponce Espinoza.
Y si esta enfermedad no es tratada a tiempo “se pueden desencadenar una serie de conflictos que atenten con la vida de los demás e incluso con la de ellos mismos”, explicó.
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