Todo lo que queda de lo que una vez fueron edificios residenciales y comercios es un montón de escombros y el recuerdo de las vidas segadas. Adli al Kolak llora la muerte de su hermano y otros parientes, en una carpa que la familia levantó frente a los restos de su casa destruida. 21 familiares suyos murieron durante los ataques aéreos israelíes en las primeras horas del 16 de mayo.
“Realmente no puedo describir mis sentimientos”, dice Al Kolak. “Es una sensación de depresión, pena, miedo. No puedo entender lo que sucedió. Estoy realmente shockeado. En dos a tres minutos, el edificio quedó totalmente destruido”. Todavía escucha los gritos de auxilio de familiares, incluidos niños, que quedaron atrapados bajo los escombros. Solo algunos salieron con vida. “¿Qué tiene que ver con todo esto un niño de seis meses? ¿Acaso lanzó misiles a Israel?”, se pregunta.
En otro edificio de la calle Al Wehda, el hogar de la familia Abu Al-Ouf también sufrió el impacto de un ataque aéreo. Anas perdió a su novia, Shaima Abu al-Ouf. “Hablamos por teléfono en el día, y al anochecer sentimos un estruendo loco. La línea se cortó. Le mandé un mensaje, pero ella no respondió… Luego supimos que el área había sido bombardeada”, dice Anas.
La encontró más de 10 horas después en la morgue. “Cuando la vi, ella tenía una sonrisa en su rostro”, cuenta. “Sentí como un puñal en el corazón”. Shaima murió junto a varios familiares, incluido su padre, Ayman, quien era jefe de medicina interna en el hospital Al Shifa de Gaza. El médico también supervisaba el laboratorio de coronavirus.
Numerosas víctimas
La muerte de tantos civiles en esa calle en particular planteó interrogantes acerca de los ataques contra edificios residenciales. El conflicto de 11 días mató a 248 palestinos. Docenas de ellos han sido calificados como militantes, pero también murieron al menos 66 niños. Más de 1.900 personas resultaron heridas, según fuentes sanitarias de la Franja de Gaza. En Israel murieron 12 personas, incluyendo a un soldado y un niño, a causa de los misiles lanzados contra áreas civiles.
Pocas horas después del anuncio del cese del fuego, el 20 de mayo, las calles comenzaron a llenarse de gente que intentaba evaluar lo ocurrido. Muchos tuvieron una sensación de déjà vu. Gaza ha vivido tres guerras y numerosas escaladas militares entre Hamás e Israel. Y, a pesar de la amplia destrucción, Hamás, el grupo militante que gobierna Gaza, ha reclamado la victoria.
“Estoy agradecido por no haber resultado damnificado en esta guerra”, dice Tareq Frangi. “Pero estoy confundido: no se si debería sentirme contento o triste. Es una confusión total”.
Cuantiosos daños
Los esfuerzos de reconstrucción tomarán tiempo. Según la ONU, más de 750 viviendas quedaron inhabitables y otras muchas, además de locales comerciales, han sufrido daños parciales. 53 escuelas y 11 centros atención primaria de salud quedaron dañados, al igual que redes de agua y electricidad. Esto se suma a una larga crisis económica, con alto desempleo y creciente pobreza. El territorio ha sufrido un bloqueo impuesto por Israel y Egipto durante casi 14 años, que los palestinos residentes en Gaza consideran un “castigo colectivo”.
El esfuerzo de reconstrucción será enorme, según Mohamed Abu Mughaiseeb, coordinador de Médicos sin Fronteras. La unidad de esterilización y el área de espera de la clínica de la organización resultaron dañadas en un ataque aéreo que tenía como objetivo otro edificio de la misma calle. Pero también se han producido daños a la salud mental de la gente. “Creo que los dos millones de habitantes de Gaza sufrirán una serie de problemas psicológicos en los próximos años, dice Abu Mughaiseeb. Y agrega: “El combate fue tan intenso… Los 11 días se sintieron como 11 años”.
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