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Jue. Nov 21st, 2024
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Dimensión. Según el Hospital San Juan de Dios, 4 de cada 10 adultos mayores sufren algún tipo de demencia.6 de cada 10 adultos mayores se olvidarán de la pandemia generada por la Covid-19.

 André Álvarez tiene 36 años y es posible que en 2050, cuando sea un adulto mayor, no recuerde haber vivido la pandemia de la Covid-19. Contraer el virus sería una de las causas, aunque no la única.

María Augusta Terán, médico geriatra del Hospital San Juan de Dios, explica que las personas que han sufrido la enfermedad de la Covid-19 pueden presentar secuelas neurológicas. No solamente desde el punto de vista psiquiátrico con depresión y ansiedad, sino también “una profundización del deterioro cognitivo o empeoramiento de las demencias” en personas que para el 2030 o 2050 se convertirían en adultos mayores.

Esto podría duplicar el número actual de casos que presentan enfermedades que de forma progresiva, que afectan a la memoria como el Alzheimer o el síndrome confusional agudo.

Cada día, en el mundo, 65 adultos mayores son diagnosticados con demencia, dice Klever Paredes, representante de la Asociación Latinoamericana de Gerontología Comunitaria. En Ecuador, no hay cifras claras, porque no todas las personas son diagnosticadas y porque no se ha realizado una encuesta formal de salud mental. Sin embargo, la Fundación TASE estima que al menos 100.000 personas padecen demencia en Ecuador, representada en un 60% por alzheimer.

 La pandemia detonó un problema preexistente

 Terán dice que las proyecciones poblacionales muestran que para el 2050 las poblaciones de adultos mayores podrían duplicarse y hasta triplicarse. Actualmente, hay 1,3 millones de adultos mayores.

“El aumento del envejecimiento en la población incide también sobre el aparecimiento de enfermedades crónicas, como hipertensión, diabetes o las demencias”, dice la experta.

Hay que considerar que el aparecimiento de estas enfermedades empeoran la calidad cognitiva de una persona, más si llegó a padecer Covid-19. Esta enfermedad “también aumenta las secuelas neurológicas desde el punto de vista cognitiva y profundiza trastornos, como la ansiedad que también empeoran la demencia ”

Pero, además, indica la psicóloga Andreina Lasso, la nueva modalidad ha hecho que las personas experimenten fatiga mental. “Hay pacientes que me comentan que pese a teletrabajar sienten que el tiempo no les alcanza, que no logran concentrarse. Y es que vivimos en un constante estado de incertidumbre y ansiedad que sin ser tratado, a largo plazo, deja secuelas o agrava patologías”.

Los hábitos son un detonante

“Si tenemos una población hipertensa, diabética, obesa, sedentaria, que fuma, que bebe, tenemos una población mucho más propensa a las demencias”, afirma Terán.

Las expertas destacan que la proyección de que los problemas de demencia se agraven en la población –que será adulta mayor entre el 2030 y 2050–, parten de la premisa de no incorporar, de manera urgente, planes de prevención de salud mental desde el Gobierno y desde cada hogar.

Terán dice que es necesario que la población, desde las edades jóvenes, realicen psicoprofilaxis (salud mental preventiva)  y que siempre estén en contacto con un psicólogo.

Cuerpo y mente sanos

 Realizar ejercicio físico es una de las primera recomendaciones de las expertas, para prevenir secuelas por fatiga mental.

“La actividad física no solo nos permite tener una mejor calidad muscular, ósea, de piel, sino que también nos permite mejorar la calidad de oxigenación de las células neuronales”, detalla Terán.

El ejercicio mejora la calidad respiratoria, por lo tanto hay mayor oxigenación de sangre por lo tanto hay mejor circulación cerebral, agrega Lasso.

Si una persona no puede realizar ejercicios de alto impacto, el yoga y taichi, son prácticas recomendadas. “Nos ayudan a relajarnos”, destaca Terán, quien dice que los altos niveles de estrés también influyen en la población económicamente activa que en unas décadas pasará a ser de la tercera edad.

Organización y pausas activas

 La sobrecarga de trabajo y la falta de pausas activas provoca estrés y eso desencadena la ansiedad.

La calidad de la nutrición y la hidratación son factores también importantes. Hay que evitar los alimentos procesados y tomar abundante agua, ya que el cuerpo está conformado 60% de agua.

“Cuando sufrimos de deshidratación, a largo plazo, esto nos produce alteraciones a nivel neurológico. Además que aumenta el cansancio y la fatiga”.

De igual, manera es necesario tener una calidad del sueño, para lo que se recomienda no ingerir alimentos como cafeína u otros energizantes que provoquen insomnio.

¿A qué edad es inevitable descuidarse?

El inculcar los buenos hábitos en niños, crea un estilo de vida saludable. Aunque el cuerpo va envejeciendo hay edades en las que “se podría ser menos cuidadoso”.

Terán destaca que a partir de los 30 años “ya sufrimos ciertos cambios en el cuerpo”, como la pérdida de masa muscular (sarcopenia), alteraciones a nivel de la piel, más fatiga.

Además, desde los 40, por cada 10 años cumplidos se disminuye la elasticidad, no solo del cuerpo, sino de células cardiacas.

Por lo tanto, desde estas edades las personas no pueden descuidar su salud física y mental, para encaminarse hacia un envejecimiento sano.


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