Colombia vive una semana de manifestaciones contra el Gobierno, donde se han reportado decenas de muertos y desaparecidos.
Todas las miradas en Colombia se dirigen a la ciudad de Cali, que en el sexto día de protestas contra la ya retirada reforma fiscal del Gobierno vivió momentos de incertidumbre por la violencia policial, los disturbios y los bloqueos, que provocan desabastecimiento de alimentos y combustibles.
Las manifestaciones en Cali, capital del departamento del Valle del Cauca, se han realizado simultáneamente en diferentes zonas, principalmente en las salidas de la ciudad, a donde llegan a diario miles de personas a expresar también su disconformidad con la violencia policial que ha dejado ahí un número indeterminado de muertos, desde la semana pasada
“Ya se ha derramado demasiada sangre aquí en Cali, en el país, necesitamos que se vaya (el presidente Iván Duque)”, dice a Efe Maritza, nombre ficticio de una mujer que prefiere no revelar su verdadero nombre por temor.
Muertes y agresiones contra misión de derechos humanos
Según la Defensoría del Pueblo, la violencia asociada a las protestas deja al menos 19 muertos en toda Colombia, así como 254 civiles y 457 policías heridos; pero otras fuentes, como la ONG Temblores, señalan que esas cifras se quedan cortas y aseguran que hay 26 víctimas mortales por la brutalidad policial.
Incluso, la representante en Colombia de la oficina de la Alta Comisionada de los Derechos Humanos, Juliette de Rivero, denunció disparos de la Policía contra una misión humanitaria que estaba en Cali (suroeste) verificando la situación por las protestas contra el Gobierno colombiano.
“Mientras dábamos seguimiento a situación de DD.HH. (en) Cali no hubo disparos directos contra equipo ONU Derechos Humanos. Sin embargo, otros miembros de la comisión recibieron amenazas y agresiones, así como disparos por parte de la Policía, sin que nadie resultara impactado”, informó De Rivero en Twitter.
Rivero no dio detalles de qué organizaciones, además de la ONU, integraban esa misión humanitaria.
Desde Ginebra, la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos denunció este 4 de mayo de 2021 también que los cuerpos de seguridad colombianos han ejercido un “excesivo uso de la fuerza” durante la ola de protestas que vive el país y pidió calma de cara a la convocatoria de manifestaciones para el próximo 5 de mayo.
Las fuerzas de seguridad “utilizaron munición real, golpearon a manifestantes y hubo detenciones, en el contexto de una situación tensa y volátil en la que algunos participantes en las protestas también han sido violentos”, añadió la portavoz de la oficina que dirige la alta comisionada Michelle Bachelet.
A la par con la ONU, la Unión Europea (UE) condenó la violencia de las fuerzas de seguridad colombianas contra los manifestantes que protestan por la ya retirada reforma tributaria del Gobierno y pidió que se lleve ante la justicia a los responsables de la represión.
Mientras tanto, las manifestaciones continúan en una ciudad que es foco de atención por la crudeza de la violencia que ha marcado las protestas.
“¡Nos están matando!”
“¡Nos están matando! Nos están tirando a los cañaduzales, queremos justicia para nuestro país”, asegura una mujer, que achaca los crímenes a la brutalidad policial.
Y es que según el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, solo en las últimas horas fueron asesinados dos jóvenes durante las protesta e incluso uno de ellos, Nicolás Guerrero, era hijo de un primo suyo.
“Ayer asesinaron a dos jóvenes en la madrugada. Dos muchachos, uno de 21 años y otro de 23 (…). Nicolás era un joven talentoso, líder, artista. Desafortunadamente las circunstancias le significaron la muerte por una herida con arma de fuego en la cabeza”, expresó Ospina a periodistas.
Lo que se conoce hasta el momento de este caso es que el joven fue asesinado durante un enfrentamiento entre manifestantes y el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) de la Policía, el 3 de mayo de 2021, cuando estaban realizando una “velatón”, un caso que ya está siendo investigado por las autoridades.
Una ciudad desabastecida
Las manifestaciones también han dejado decenas de comercios destruidos y tienen paralizada la vida de la principal ciudad del suroeste de Colombia.
Las imágenes de largas filas para abastecer combustible y los estantes de alimentos vacíos en algunas plazas de mercado y tiendas tienen en vilo a las autoridades caleñas, que buscan una solución a un problema que aún no es crítico pero que crece velozmente.
“Continuamos (trabajando) con la fuerza pública, con las autoridades locales, para poder garantizar el suministro en el departamento del Valle del Cauca, particularmente en Cali”, expresó el ministro de Minas y Energía, Diego Mesa.
El funcionario agregó que si persisten los bloqueos de carreteras va a haber “algunas situaciones de desabastecimiento en Cali”, por lo que está trabajando en conjunto con otras autoridades para garantizar el suministro de combustibles.
Igualmente, dicen las autoridades, se necesita oxígeno en algunos hospitales, además de alimentos para gallinas y cerdos, entre otros animales de granja, que pueden morir en fincas del Valle del Cauca a donde no están llegando los transportistas por los bloqueos.
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