¿Se siente preparado para enfrentar un nuevo año escolar en casa? Aquí algunos recursos para que padres y niños encuentren equilibrio y cooperación.
El año escolar 2021-2022 está a pocas semanas de iniciarse, y según las disposiciones oficiales, la modalidad seguirá siendo virtual. Aún cabe esperar nuevas instrucciones, pero hasta el momento, las opiniones de si enviar a los niños a la escuela presencial o no están divididas entre los padres de familia.
Algunos se han adaptado al método de educación en casa. Otros tienen preocupación por la posibilidad de contagio por coronavirus en un entorno escolar. Y otros hablan de la urgente necesidad, por ellos y por sus niños, de que la presencialidad se restablezca.
En el caso específico de la educación de la infancia, que va de los 12 meses a los 5 años de edad, sí se necesita de lo presencial, expresa la licenciada en Ciencias de la Educación Rossmary Acuria (conocida como Tía Ross). De esto depende el aprendizaje de las habilidades sociales, las instrucciones, los horarios y las rutinas, y el desarrollo de la motricidad gruesa y fina.
Acuria lleva meses dando clases particulares a niños de estas edades y ha notado un cambio en el aspecto emocional. Han resistido todo un año, pero repetir la historia podría ser demasiado para ellos. “Muchos colegios seguirán con la educación en casa, y por más que el maestro quiera hacer maravillas, los niños tendrán que someterse a la pantalla”.
Muy pocos padres están decididos a enviar a sus hijos a clases presenciales. “Me han dicho que trabajaremos juntos (con clases particulares de educación inicial) este año también”.
En muchos otros países, observa Acuria, los jardines de infantes no se han cerrado. “Aquí no vemos lo atrasados que están los niños, desde los niveles iniciales. Han aguantado mucho, han tenido miedo, no pueden ir a espacios públicos por obvias razones, hay que cuidarse”, dice la docente, quien ante la necesidad de salir a trabajar con sus pequeños alumnos, preparó a su propia hija, estudiante de primaria, para que pudiera recibir sus clases virtuales sola.
En su caso ha funcionado, pero se mantiene cauta. “No todos los niños van al mismo ritmo, depende de la maduración, de la parte emocional, del entorno”. Si a los niños de 1 a 5 años no se los estimula en casa, cuando vuelvan a la escuela, considera, será como volver a empezar.
¿Qué pueden hacer los padres? A la puerta de las soluciones está la capacitación. Hay muchos talleres en línea que hablan de regulación de emociones de padre a hijo y de disciplina positiva. Este sería un buen comienzo, dice la educadora, que a menudo redirige a los padres hacia estos recursos.
La pregunta básica antes de empezar la clase: ¿cómo te sientes hoy?
Para que estas herramientas funcionen también hay que invertir en tiempo de educación emocional con el niño, empleando, por ejemplo, las tarjetas de emociones, como un rápido análisis antes de empezar las rutinas diarias. Las tarjetas, básicamente, permiten al niño poner nombre a lo que siente.
“Eso nos ayudará a saber el estado de ánimo que el niño tendrá durante el día y cómo hacer un balance de la emoción afectada”. Esto va acompañado con un horario, actividades fijas. ¿Qué tal usar un calendario de los que se pegan al refrigerador? “Todo esto tiene una intención: el niño sabe qué uniforme le toca”. Prepare el entorno del niño, sin ruido ni distracciones.
Y prepárese usted con ejercicios de respiración y autocontrol. Involúcrese. Pregunte en la institución de su hijo por la escuela para padres. Busque herramientas para autorregular sus propias emociones, antes de tratar con las de sus hijos. “Si usted no lo hace primero, por más recursos infantiles que utilice, no verá resultados con los niños”.
Ejemplos: “Usen cuentos sobre las emociones en las noches, como El monstruo de colores; traigan los títeres antes de acostarse y repasen lo vivido. ¿Cómo te fue hoy? ¿Qué quisieras que fuera mejor? ¿Cómo te sentiste cuando el profesor te dijo que tu respuesta no estaba bien?”. No los deje procesar sus emociones solos.
Consejos para padres para la contención emocional a los niños
La psicóloga y terapeuta familiar Toyi Espín de Jácome ha elaborado las siguientes recomendaciones para enfrentar un nuevo año escolar en el que se pueda reforzar todo lo que han hecho juntos, hacer los correctivos que sean necesarios y adquirir nuevas herramientas para que sea un periodo exitoso.
Establezcan horarios. Esto ayudará a mantenerse con las rutinas, a dar seguridad y disciplina. Combinar las actividades escolares y recreativas. Hacer ejercicios ayudará a evitar el estrés del día a día.
Den un tiempo de 20 minutos a cada hijo o hija para compartir tiempos individuales y así atender necesidades en particular. Pregúnteles a qué quieren jugar o qué actividad les gustaría realizar. Cuentos, canciones, baile, ver una película, pueden divertirse cocinando juntos, haciendo manualidades.
Sean positivos. Mantener el ánimo entre todos ayudará a vencer las dificultades y adversidades. Sean amables y usen palabras que contribuyan a la buena convivencia. No permitan que resolver las tareas escolares sea motivo de conflictos y ruptura afectiva en las relaciones familiares.
Mantengan el control de las emociones. El estrés puede traernos consecuencias dolorosas y difíciles de resolver. Realice ejercicios de autocontrol de la ira, respirando profundo y no cayendo en el juego de los gritos y del maltrato. Los padres deberán buscar también, en sus tiempos libres, una rutina de relajación que los ayude a mantener la calma.
Hablen con transparencia y honestidad. Compartan acerca de lo difícil que ha sido lidiar con el COVID-19. Pregunte a sus hijos e hijas cuánto conocen del tema. Deje que sus emociones salgan a la luz, es sorprendente ver la información que obtendrá al escucharlos hablar. Realice actividades para complementar la información que obtuvo de los niños y niñas: dibujos con los más pequeños, sensibilización con todos. Hablen acerca de los que están enfermos con el virus y cómo solidarizarnos con ellos en todos los aspectos.
Cómo manejar un mal comportamiento de los hijos e hijas en casa
Es necesario, dice la psicóloga, investigar las razones del mal comportamiento. Puede ser por miedo, ansiedad, o quizá están aprendiendo a ser independientes.
Expliquen de acuerdo a la edad la importancia de estar unidos y apoyarse mutuamente, colaborando con tareas y responsabilidades de la casa: lavar los platos, sacar la basura, lavar el carro, cuidar de las mascotas.
Estén conectados virtualmente con la familia con la que no se ven, y de esta manera sigan en contacto con todos ellos.
Establezcan horarios con los adolescentes para el momento de interactuar en las redes sociales.
Infórmense bien y mejor acerca del COVID-19 para compartirlo con la familia.
Eviten el estrés y ansiedad. Limiten el tiempo que pasan viendo noticias en la TV acerca de la pandemia, muertes, números de pacientes, hospitales colapsados. Estos datos aceleran las emociones, convirtiéndolas en crisis de ansiedad y pánico. Mantengan la calma.
Busquen mecanismos de autoayuda que sirvan para atender pacientes que sean atendidos en casa, y cómo apoyarse mutuamente ante la emergencia sanitaria.
Practiquen ejercicios espirituales, finaliza Espín. “Ayudarán a consolidar más la fe, la confianza y la seguridad en Dios en estos tiempos de pandemia”.
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