Con las 368 muertes del miércoles, Argentina acumula 58.542 decesos. Los contagios llegan a más de 2,6 millones. El 71% de las camas de las unidades de terapia intensiva están ocupadas y, a este ritmo, pronto no darán abasto. La velocidad de la vacunación es mucho más lenta que la de las infecciones. “Hemos multiplicado más que por dos la cantidad de contagios en tan solo un mes. En el medio tratamos de llamar a la reflexión al conjunto social. El avance de la pandemia nos está exigiendo un poco más”, dijo el presidente a la población.
Fernández puso como ejemplo su propio caso. “No sé cómo me contagié, no encuentro el vínculo que me contagió. Pude sobrellevarlo bien gracias a la vacuna que recibí”, dijo, tras 12 días de aislamiento.
El mandatario peronista reiteró que el foco principal de los contagios está en las reuniones sociales. “No está en las fábricas, no está centralmente en los negocios que con distancia social pueden atender a los clientes. El problema central está donde la gente se distiende”.
Dificultades
El presidente pareció hablar en soledad y sin el consenso esperado de todas las provincias. “Espero que los gobernadores y los intendentes, que entienden que deben acompañarme en este momento difícil, lo hagan”.
Fernández dijo que “el sistema sanitario también se ha relajado” al abrir sus puertas para “atender otro tipo de necesidades quirúrgicas que podían esperar”. De esta manera, “en el sistema privado se acumuló un número de camas utilizadas que hoy en día pueden ser muy necesarias para atender el covid-19”.
La vacunación y las protestas opositoras
Unos seis millones de argentinos se han vacunado hasta el momento. El país tiene uno de los mejores promedios regionales y ocupa el puesto 22 a nivel global, según la base de datos Our World in Data (OWD), de la Universidad de Oxford. “Las vacunas siguen llegando, este fin de semana vamos a tener más vacunas”, dijo el jefe del Estado. Según se informó, llegarán 864.000 dosis de la vacuna de Oxford/AstraZéneca. La partida permitirá empezar a inmunizar a las personas de entre 60 y 69 años.
Las nuevas restricciones fueron rechazadas por los partidos de derecha que llamaron a caceroladas en los barrios más acomodados de la capital y sus alrededores. Los ruidos llegaron hasta la residencia presidencial. “Presidente: decide en contra de los que trabajan, de los padres que llevan sus hijos a la escuela, de los comercios que se funden. Decide por los que tienen la vida resuelta contra los que trabajan. Esa es la grieta que usted ha generado. Ganó la oligarquía de los burócratas”, dijo Patricia Bullrich, la presidenta del PRO, el partido del expresidente Mauricio Macri. El peronismo la acusó de buscar redito político-electoral en medio de una situación agravada por el derrumbe económico. -El Periodico.com