El gobierno norteamericano avaló la decisión de Santos al condenar el ataque armado de la guerrilla contra tropas gubernamentales colombianas. “Es una directa violación del cese al fuego”, afirmó el Departamento de Estado.
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, llamó este viernes a “poner” plazos al proceso de paz con las FARC, dos días después de un ataque de la guerrilla a tropas del Ejército que dejó 11 militares muertos.
“Hay que ponerle plazos a este proceso. Y si quieren la paz, tienen que demostrarlo con hechos y no con palabras. A nuestros militares, a nuestros valientes soldados y policías les digo: no bajemos la guardia”, afirmó el mandatario al recibir a la presidente de Corea del Sur, Park Geun-Hye, de visita oficial en el país.
Santos, quien desde noviembre de 2012 lleva adelante en Cuba negociaciones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas), fue reelecto en junio pasado con el mandato de acabar con más de cinco décadas de conflicto armado, el más antiguo de la región.
“La paciencia se nos agota”, dijo el mandatario, al reconocer su “rabia” y “dolor” por el asalto de guerrilleros de las FARC a una brigada móvil del Ejército en el departamento del Cauca (oeste), que además de 11 muertos dejó una veintena de heridos.
“Señores de las FARC, escuchen el clamor nacional. No se hagan los sordos ante los colombianos que les estamos gritando: llegó la hora de acabar la guerra”, agregó el jefe de Estado, vestido de negro y con su usual prendedor en forma de paloma blanca en la solapa de la chaqueta.
Hasta ahora el mandatario prefería no hablar de plazos ni fechas, aunque sí llamó en reiteradas oportunidades a “acelerar el proceso”.
Para Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para Análisis del Conflicto (CERAC), el pedido de Santos es “positivo” para los diálogos en tanto no sea entendido como un ultimátum.
“Ponerle plazos al proceso de paz funciona si se hace en el marco de un acuerdo entre las partes”, agregó, al apuntar que “cualquier acción militar termina afectando” a ambos bandos.
Indignación
La masacre de Cauca ha generado indignación en el país, sobre todo entre los opositores al proceso de paz liderados por el ex presidente Álvaro Uribe, muy popular aún por su mano dura contra la guerrilla entre 2002 y 2010.
Críticos de los diálogos aseguraron incluso que la columna móvil de las FARC que atacó a los militares en una zona montañosa y selvática del Cauca es comandada por Pablo Catatumbo, uno de los delegados de paz en La Habana.
En respuesta a lo ocurrido, Santos ordenó el mismo miércoles reanudar los bombardeos contra las FARC, suspendidos hace poco más de un mes en aras de “desescalar” la conflagración.
Por otro lado, el gobierno de Estados Unidos apoyó este viernes la reanudación de los ataques aéreos, a la vez que condenó “el brutal ataque en Cauca” por considerarlo “una violación del cese al fuego” unilateral e indefinido de la guerrilla.
“Apoyamos la decisión del presidente Santos de mantener las negociaciones (de paz) pero también ve levantar la suspensión de los bombardeos aéreos a las FARC”, manifestó la vocero del Departamento de Estado Marie Harf en una nota oficial.
“Es nuestra sincera esperanza que los negociadores alcancen pronto un acuerdo que traiga la paz para todos los colombianos”, añadió Harf en su nota.
Las FARC, fundadas en 1964 tras una insurrección campesina y actualmente con unos 8.000 combatientes según cifras oficiales, iniciaron esa tregua en diciembre pasado.
Según analistas, ese cese al fuego fue roto en varias oportunidades en el último mes, algo que los delegados de las FARC en Cuba niegan, así como el hecho de que el ataque de esta semana haya sido una acción ofensiva -y no defensiva- suya.
Los diálogos de paz “no pueden romperse por ningún motivo”, dijo Timochenko, máximo líder de las FARC, en un comunicado publicado el jueves, sin aludir a la incursión en el Cauca.
Hasta ahora, las pláticas que tienen lugar en La Habana, encabezadas por el ex vicepresidente Humberto de la Calle y el comandante guerrillero Iván Márquez, han alcanzado acuerdos parciales en tres de los seis puntos de la agenda convenida: desarrollo rural, participación política de los guerrilleros y solución al problema de las drogas ilícitas.
Faltan por consensuar la reparación de víctimas, el desarme y fin del conflicto y el mecanismo para refrendar un eventual pacto final.
El conflicto armado colombiano, en el que además de guerrillas han participado paramilitares y agentes del Estado, ha dejado oficialmente al menos 220.000 muertos y más de cinco millones de desplazados.
Infobae – AFP
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