El diplomático Laurent Stefanini lleva tres meses esperando que la Santa Sede acepte su plácet. En París atribuyen la demora a la condición sexual.
“Stefanini fue nombrado embajador porque es un excelente diplomático que dispone de todas las cualidades para ocupar ese puesto. Esperamos la respuesta a nuestra petición de consentimiento”, dijeron fuentes oficiales de la cancillería francesa como único comentario a la polémica.
El cargo, según recordó esta semana el diario Le Monde, está vacante desde principios de marzo, dado que el anterior representante de Francia ante el Vaticano, Bruno Joubert, ya ha regresado al país.
“Stefanini conoce bien Roma. El actual jefe de protocolo del Elíseo, de 55 años, fue el número dos de la embajada de 2001 a 2005”, señaló Le Monde, que destaca que la curia romana ya lo pudo “someter a prueba” en su primera estancia en la ciudad. El diplomático tiene 55 años y es católico practicante.
La nunciatura apostólica en París, según el diario, no se ha pronunciado oficialmente, pero ha hecho saber que su candidatura tiene pocas posibilidades de ser aceptada por los servicios pontificios pese al apoyo recibido por parte del Arzobispado de París.
Un plazo de tres meses, añaden fuentes italianas en el diario Le Parisien, es anormal, dado que este tipo de procesos no suele prolongarse más de mes y medio.
“Tradicionalmente el Vaticano no expresa su rechazo. No responde, no da explicaciones, y le corresponde al país afectado interpretar esa ausencia de respuesta”, concluye el diario francés, que recuerda que la elección de Stefanini contaba con el respaldo tanto del presidente, François Hollande, como del consejo de ministros.
Otros diarios también se han sumado a la polémica, como Journal du Dimanche o Le Canard Enchaîné, que no han dudado en afirmar que el problema de fondo es la condición sexual del embajador.
En junio de 2013, el Papa se había referido a un “supuesto lobby gay” en el Vaticano. En esa oportunidad generó algún revuelo al asegurar que él no era nadie “para juzgar a un gay” y pidió no marginarlos e integrarlos en la sociedad.
“Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarlo? El catecismo de la Iglesia Católica lo explica de forma muy linda esto. Dice que no se deben marginar a estas personas por eso. Hay que integrarlas en la sociedad”, dijo Francisco
Sobre el “lobby”, explicó que a su llegada al papado no se encontró con ninguno que le “dé el carnet de identidad en el Vaticano donde lo diga. Dicen que los hay. Cuando uno se encuentra con una persona así, debe distinguir entre el hecho de ser gay del hecho de hacer lobby, porque ningún lobby es bueno”.
Repudio
Flavio Romani, presidente de la asociación italiana de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales (LGTB) Arcigay, comparó al Vaticano “con Uganda”, país africano donde el Estado ampara a grupos de religiosos fanáticos que han emprendido a verdadera cacería contra los homosexuales.
“Ninguna sorpresa, pero mucha rabia: ahora tendría que estar claro para todos que el Vaticano es como Uganda”, dijo Romani en la web de la asociación al comentar la actitud de la Santa Sede ante Stefanini.
“En Uganda, gays y lesbianas son perseguidos ‘en el nombre de Dios’ por iglesias fanáticas inspiradas en la extrema derecha; de manera análoga en el Vaticano las personas homosexuales se ven rechazadas, a pesar de las palabras que predican la acogida”, apuntó Romani.
“La ejercitada en relación con Laurent Stefanini, complaciendo a las presiones de fanáticos y grupos de extrema derecha, es discriminación, no existe otro término para definirla”, agregó el activista italiano.
Infobae – EFE
Foto: Reuters
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