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Vie. Nov 22nd, 2024
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El presidente Evo Morales quiere independizar a Bolivia de la importación de trigo argentino en cinco años. Por las dificultades para comprar trigo y harina en la Argentina, debido a las restricciones a la exportación impuestas por Cristina Kirchner, el gobierno boliviano y el sector privado están trabajando codo a codo para lograr el autoabastecimiento del cereal en ese plazo.
 
El año pasado, en la región de Santa Cruz de la Sierra, la principal zona productora, la siembra de trigo aumentó un 24% (de 93.000 a 115.000 hectáreas) y la producción creció un 140% (de 117.500 a 281.800 toneladas). Desde 2011 esa zona mejoró un 300% su cosecha. “En 2015 se va a acentuar la estrategia del autoabastecimiento, al que se prevé llegar en cinco años y en el que estamos empeñados el gobierno y el sector privado”, dijo Edilberto Osinaga Rosado, gerente general de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), a LA NACIÓN.
 
Por los cupos a la exportación de trigo, Estados Unidos había desplazado a la Argentina como el principal cliente de Brasil.
 
En Bolivia, el trigo es un cultivo variable por una cuestión climática. En una zona tropical, es muy sensible a las altas temperaturas. Pero tanto el sector privado como el oficial empezaron a trabajar para hacer crecer la siembra mientras miraban lo que ocurría en la Argentina con las trabas para exportar. En 2013, en medio de escasez y encarecimiento del pan y la harina por el cierre de las exportaciones argentinas, el presidente de Bolivia decidió comprar más trigo en los Estados Unidos.
 
Bolivia consume unas 600.000 toneladas por año. Históricamente importó casi un 70% y la Argentina le proveyó más de la mitad, entre harina y grano. En 2012 se llevó de la Argentina 308.968 toneladas, pero ese volumen bajó a 86.437 toneladas en 2013, cuando el gobierno argentino recortó las exportaciones. En 2014 hubo una recuperación de los embarques y aquí compró 136.397 toneladas, según CAO.
 
“El objetivo es independizarse de la importación”, subrayó Osinaga Rosado.
 
En los últimos años, las exportaciones argentinas de trigo a todo el mundo se derrumbaron. Cayó el saldo exportable porque las restricciones del Gobierno provocaron una menor producción. Según la consultora Agritrend, de 10,2 millones de toneladas en el ciclo 2011/2012 bajaron a 1,5 millones de toneladas en el ciclo 2013/2014, el peor registro desde 1978. En tanto, en lo que va del ciclo 2014/15 ya se colocaron en el exterior, de acuerdo con datos oficiales, 1,84 millones de toneladas, un 224% más que en el mismo lapso de la campaña pasada.
 
¿Cuánto tienen que ver las trabas en la Argentina en la búsqueda del autoabastecimiento?, preguntó LA NACIÓN al gerente general de CAO. “Acá hace dos años tuvimos problemas porque se encarecieron los costos [por el cierre de las exportaciones argentinas] para la canasta básica. Por eso se empezó a acelerar un programa de autoabastecimiento”, respondió.
 
En Bolivia se está trabajando en diferentes líneas de acción para fomentar el cultivo. Entre otras, se destacan un seguro agrícola para los productores y líneas de financiación para la siembra. “El Gobierno va a implementar un seguro agrícola contra todo riesgo para la producción de trigo. Acá no tenemos seguro y el primer producto que lo va a tener es el trigo”, señaló Osinaga Rosado. Hay negociaciones con el gobierno para que asuma parte del costo del seguro.
 
ACCIONES
 
La otra medida de estímulo apunta al financiamiento. “Son líneas de financiamiento para la preparación del suelo, semillas e insumos. Van a ser con una tasa del 6 por ciento”, dijo.
 
Pese a las limitaciones climáticas, en 2014 ese país logró incrementar el rinde promedio, un indicador de la productividad. En Santa Cruz de la Sierra pasó de 1,26 a 2,45 toneladas por hectárea.
 
En Bolivia unas 100.000 familias se dedican al cultivo en la zona andina, principalmente para consumo directo o en forma de harina. En tanto, son 14.000 en la región de Santa Cruz de la Sierra con una producción enfocada para el mercado. Según los años, la producción local vino cubriendo cerca del 30% de las necesidades de consumo, importándose el resto.
 
Empresas argentinas de maquinaria agrícola están buscando aprovechar la expansión de la siembra del cultivo en ese país. Una de las que avanzó fuerte es la fábrica de sembradoras Fercam, que ya logró imponer una presencia importante con sus máquinas. “Empezamos hace tres años en Bolivia y ya tenemos allí unas 100 máquinas”, describió Marcelo Popovic, del área comercial de la empresa.
 
La Nación

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