En el 2012, la Comisión de Entes Binacionales Hidroeléctricos (CEBH) urgió a la Cancillería a tomar medidas en las irregulares operaciones de Yacyretá. Tres años después, cuatro turbinas están paradas.
No solo los técnicos independientes cuestionaron la falta de acción del Gobierno paraguayo en las operaciones técnicas de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), sino también las propias autoridades que en algún momento desempeñaron roles para velar por el buen funcionamiento de la central, advirtieron que se tendrían varios problemas, ya sea daños en las unidades generadoras o inundaciones desmedidas.
El 23 de marzo de 2012, la CEBH, que estaba liderada por el ingeniero Ricardo Canese, remitió una nota al canciller Jorge Lara Castro, en la que le manifestaba su preocupación por la operación del embalse de Yacyretá por encima de la cota del proyecto, que es de 83 metros sobre el nivel del mar (msnm), llegando incluso a 83,70 msnm y que con normalidad generaba a 83,50 msnm. También requirió la necesidad de recibir la información del área inundada del territorio paraguayo, ya que se estaría inundando una superficie mayor a la permitida por el Tratado de Yacyretá, sin que Paraguay reciba una mayor compensación por su territorio inundado.
Señalaba que lo acordado en 1979, a través de una nota reversal, era que la superficie máxima del territorio paraguayo a inundar era de 815 kilómetros cuadrados (km²) o 81.500 hectáreas (ha.), lo que se lograba si se respetaba la cota a 83 msnm. Sin embargo, al haberse operado el embalse a una cota de 83,50 msnm se inundaría más de 10 km² lo permitido por Paraguay.
“La gravedad de este hecho es que, en contra de lo que dice el Tratado de Yacyretá, al Paraguay se le obliga a aportar más territorio inundado al previsto, sin reconocérsele, para mayor gravedad de la cuestión, pago adicional alguno en concepto de compensación en razón de territorio inundado ni en concepto de compensación por la cesión de energía”, explicaba Canese tres años atrás.
Urgió a la Cancillería a tomar medidas al respecto, pero las operaciones irregulares en la EBY continuaron.
SE VEÍA VENIR. El año pasado, el técnico José Luis Enciso comentó que los sucesivos gobiernos argentinos no cumplieron con lo estipulado en el Anexo B (cronograma de obras) del Tratado de Yacyretá, por lo que mutilaron el proyecto original de la represa. Explicó que el tratado establece que se tienen que colocar 30 turbinas y la central solo tiene 20 unidades generadoras.
Asimismo, se debía edificar un embalse de compensación (artículo 3 del Anexo B), sin el cual las turbinas son sistemáticamente dañadas por el problema denominado cavitación, y no generan la energía esperada. Enciso indicó que para solucionar el problema de generación (debido a las turbinas faltantes), los argentinos alzaron ilegalmente la cota a 83 msnm.
A la fecha, cuatro máquinas están fuera de servicio y otras dos corren riesgo de parar.
Fugaz. Ayer, miembros del Consejo de Administración de Yacyretá, de ambas márgenes y los directores Juan Schmalko, de Paraguay, y Oscar Thomas, de Argentina, se reunieron en Asunción para abordar distintos temas. Sin embargo, no hubo mayores informes ni respuestas. El Consejo eligió como presidente a Carlos María Santacruz.
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