Es común que las personas al inicio de un nuevo año se hacen propósitos, siempre enmarcados en lo material, el más común es sobre el peso, otro es un vehículo, algunas personas lo logran otras se quedan en el intento. Unos a otros nos mandamos mensajes de deseos de felicidad, amor, salud; ya es tan repetitivo esto, que hasta resulta difícil creer que sean sinceros, pero bueno si se tomaron la molestia de enviarlo, ya es algo.
Para alcanzar la felicidad tenemos que estar en un plano emocionalmente apacible, pues en caso contrario solo será momentáneo, es por eso que las personas deberíamos mejor invitar a otros y proponernos este año ser más reflexivos, dedicar más tiempo para pensar en los diferentes vicios que tiene el ser humano y que afectan las estabilidades emocionales, propias y de quienes nos rodean.
Deberíamos empezar a VALORAR a nosotros mismos, a los que nos rodean, a las cosas que están en nuestros derredor, que las VEMOS diariamente o con gran frecuencia, pero nunca las MIRAMOS.
Esos vicios de los seres humanos, que son tan frecuentes que nos parecen normales, pero que en realidad alteran nuestro entorno, por lo tanto reducen nuestra capacidad de ser verdaderamente felices. Empezaremos recordando al que con mayor frecuencia se escucha, la MALEDICENCIA, esa actitud que usamos con humor o con la peor intención, para indisponer, degradar, humillar, a otra persona, llegando incluso a la EXAGERACIÓN , como si con ello fuéramos diferentes, cuando en realidad somos peores que los criticados.
Hay otro vicio que está presente frecuentemente, es la ENVIDIA, que existen de dos clases, las buenas que causan regocijo por los logros éxitos o posesión de bienes de otra persona, pero hay la otra, la que provoca la MALEDICENCIA, fomenta la AVARACIA e impulsa a la DESHONESTIDAD, donde podemos ver una conexión de los diferentes vicios, que afectan las relaciones interpersonales, familiares, sociales, políticas.
Huy, ya que hablamos de envidias y política, ambiciones desmedidas, lo que nos lleva a la AVARACIA, de tener lo que no necesitamos, de tener más y más, sin darnos cuenta que entre más tengamos, más también serán los problemas que nos roben los estados de armonía para poder ser realmente felices, pues casi siempre terminaremos siendo DESHONESTOS, y aunque muchos piensen que con dinero compran felicidad, cuando esta es como el verdadero amor, no tiene precio.
Otro de los vicios es el ORGULLO, esa actitud que asumimos muchas veces, sin siquiera tener justificación, fomentando una necedad que nos cierran los sentidos y creamos una ARROGANCIA, que no es otra cosa que el orgullo exagerado, donde ofendemos y humillamos a otras personas, sin razón ni motivo, tratando de mostrarnos superiores, cuando en realidad mostramos es ser inferiores, y todo por la SOBERBIA que es la cosecha de una ceguera mental que impide alcanzar la felicidad, pues esta es cuando el entorno, lo que nos rodea, tiene paz, armonía.
Uno de los vicios modernos, que nos negamos a reconocer, pero que desde bebes, como padres fomentamos, y luego nos quejamos, pero como son socialmente admitidos, símbolo de capacidad economica o para alejarnos de las responsabilidades de lidiar con los niños, la justificamos en el modernismo y la era tecnológica, pues definitivamente este vicio supera los de alcoholismo, tabaquismo o sustancias socialmente reprimidas, esos juegos son la causa de enfermedades de desorden mental, de uno de los pecados capitales, la PEREZA, con esos video juegos, whatsapp, twitter, internet, cada día se abusa más creando muchos problemas sociales.
Estos vicios, siempre terminan cultivando frustraciones, y las reacciones impulsivas son de VIOLENCIA, lo que después lamentamos, incluso las personas que así nos comportamos, pero es que solo hemos aprendidos a ser INTOLERANTES, causando daños a otros y a nosotros mismos, pero no nos atrevemos a reconocer que son producto de la serie de vicios que nos han traumado y no sabemos deshacernos de ellos.
La LUJURIA, donde hasta socialmente es festejado, los medios de comunicación masivos los promueven, en el internet es el gran negocio, las niñas exponiéndose, los niños ofreciéndose, y la farándula celebrando, aunque lo han declarado como otro de los pecados capitales de la iglesia, es cuestión de moda, la morbosidad.
Es mejor hacernos un propósito de ser mejores seres humanos, de trabajar con cada uno de los vicios que nos limitan la felicidad constante, verdadera y participativa con los que nos rodean, para unos dirán es fácil, solo basta reírnos, pero solo serán como el payaso, pues por dentro llevaran consigo la tristeza, mejor que bajar de peso, comprar un vehículo, es ser verdaderamente felices, compartiendo con los que nos rodean, valorando a quienes están con nosotros, la familia.
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