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Lun. Nov 25th, 2024
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Décadas de gobiernos dictatoriales y una historia cimentada en la desigualdad social y discriminación a los menos favorecidos crearon el clima perfecto para la falta de desarrollo de una cultura de respeto a los Derechos Humanos y la estigmatización por motivos ideológicos de activistas.

Si bien se lograron victorias significativas en los últimos años como la restitución de tierras ancestrales a la comunidad nativa Sawhoyamaxa y el caso de Lucía Sandoval, quien fue absuelta por la Justicia en un caso de violencia de género que conmovió a la sociedad paraguaya, todavía queda un largo camino por recorrer para la consolidación del respeto y la promoción de los Derechos Humanos en el país.

Esta opinión es refrendada y compartida por el activista Fabián Forestieri, titular de Amnistía Internacional Paraguay.

En un país cuya sociedad no reclama sus derechos básicos y las siglas DDHH son sinónimo de “ideologización” y “defender a delincuentes”, preguntamos a Forestieri por qué optó por ser activista.

“Simple. Porque conociendo y exigiendo nuestros derechos básicos podemos evolucionar como sociedad. En este país se discrimina a las mujeres, a los campesinos, a los indígenas, a los pobres y a las minorías sexuales. Creo que, si superamos eso, estaremos cambiando profundamente el destino del Paraguay”, reflexiona Forestieri.

_ ¿Que se entiende por Derechos Humanos?

“Los Derechos Humanos son básicamente garantías jurídicas que protegen a los derechos humanos. Es la garantía de que el Estado no cometa abusos hacia las personas. Es precisamente por eso que ciertos sectores retardatarios nos cuestionan y dicen que defendemos a malvivientes. Nada más alejado de la realidad. Ocurre que reclamamos al Estado porque velamos que el Estado no cometa abusos hacia los ciudadanos, y cuando nos referimos a abusos, no solo hablamos de violencia física sino también de la denegación de derechos fundamentales como la atención médica o la educación”.

_ ¿Por qué el concepto de Derechos Humanos se ha distorsionado tanto en la sociedad paraguaya?

“Por razones históricas, culturales e ideológicas. No tenemos una cultura de Derechos Humanos como otros países de la región. Tantos años de dictadura contribuyeron a menoscabar el concepto. Pero no debemos dejar de mencionar que en este país existe un sector minoritario que goza de gran privilegio económico al que no le conviene que los más desprotegidos cuestionen y reclamen sus derechos. Este mismo sector es el que instala que los Derechos Humanos son funcionales a una ideología de izquierda”.

_ Respecto al tema ideológico. ¿Cómo responden las organizaciones las acusaciones de quienes los vinculan con esto?

“Que los DD. HH. no están contaminados por ninguna ideología, sea socialista o capitalista, de derecha o de izquierda, va más allá de esa cuestión y no se ideologizan, por más que haya activistas abiertamente de izquierdas”.

“Lo que ocurre es que en tiempos de la dictadura stronista, los sectores que reclamaban las persecuciones políticas, las detenciones arbitrarias, el terrorismo de Estado, eran opositores al Gobierno y, por lo tanto, tildados de comunistas por el gran aparato comunicacional del régimen”.

Forestieri recordó que la organización a la que pertenece se destacó desde su creación por oponerse a los abusos de distintos sistemas de gobierno, tanto de izquierda como de derecha. “En tiempos de la Guerra Fría denunciábamos los abusos, tanto de la Unión Soviética como de las dictaduras patrocinadas por los Estados Unidos, por eso, para los primeros, Amnistía Internacional era funcional a los intereses estadounidenses y, para los segundos, era funcional a los intereses de los comunistas”, reflexiona.

_ ¿Se estudian a profundidad los Derechos Humanos en las instituciones educativas?

“En los últimos años hemos dado un salto grande al introducirse en los colegios la enseñanza de DDHH y memoria histórica. El problema es que se enseña solamente cuáles son los derechos básicos,  pero no contamos con un sistema educativo que enseñe a interpelar al Estado a partir del conocimiento”.

Forestieri se reconoce optimista y señala que, a pesar de que Paraguay es el único país en la región que no cuenta con una ley contra todo tipo de discriminación, el proceso comenzó su marcha y no se detendrá. “Confío que el cambio vendrá con las siguientes generaciones”, indica y se despide amablemente para continuar transitando por el largo y sinuoso camino.

Ultima Hora – Elías Piris


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