La presidente de Brasil aseguró su país tiene una “democracia consolidada” y pidió “investigar y castigar a los culpables” por el caso de corrupción de Petrobras.
“Brasil no va a temblar por un escándalo” porque es una democracia consolidada, aseguró este domingo en Brisbane la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, en respuesta al caso de corrupción de gigantescas proporciones que afecta a la compañía estatal petrolera Petrobras.
Decenas de ejecutivos y ex ejecutivos de la mayor empresa brasileña han sido detenidos en la investigación del mayor escándalo de corrupción que ha puesto en vilo a la presidencia, así como al gobernante Partido de los Trabajadores, y que estalló durante la campaña electoral que llegó a amenazar la candidatura de Rousseff a la reelección.
Hasta ahora han sido detenidos el ex director de Servicios de Petrobras entre 2003 y 2012, Renato Duque, y otras 26 personas, entre ellas, los presidentes de las empresas, la mayoría de construcción, que colaboraron con la petrolera como Camargo Correa, Queiroz Galvão, OAS, Iesa y UTC.
Para la presidente, la diferencia en el caso de Petrobras es que “ha salido a la luz del sol” y está siendo investigado.
“El hecho de que lo estemos investigando de manera absolutamente abierta es una diferencia inmensa”, manifestó Rousseff en una conferencia de prensa al término del G20, que reunió durante el fin de semana a las principales economías del planeta en la ciudad australiana de Brisbane.
No se puede pensar que es el primer caso de corrupción en la historia de Brasil, expresó, “sino que es el primer caso que está siendo investigado” que implica al sector privado y al público.
Y esto, aseguró, va a “cambiar para siempre” las relaciones entre la sociedad brasileña, con el Estado y con las empresas privadas.
“Queremos un país capaz de investigar y castigar a los culpables”, agregó.
Acabar con la impunidad, es la “característica principal” de esta investigación y demostrar que “no es engavetable”.
No obstante, la jefe de Estado alertó de que no se puede condenar a los acusados antes de que la justicia se pronuncie, ni condenar a la empresa. “Lo que tenemos que condenar es tanto a los corruptos como a los corruptores”, sostuvo.
La mayoría de los funcionarios de la compañía estatal, precisó, “no son corruptos”.
“Investigar significa atribuir responsabilidades a quien practicó actos ilícitos” y el que los practicó “tendrá que ser castigado”.
“La culpa tiene que ser identificada y tipificada”, indicó Dilma, que quiere que las cosas públicas y privadas se ajusten a la legislación vigente.
Derecho a manifestación
En cuanto a las manifestaciones que se suceden en las calles del país contra su gobierno y contra la corrupción aseguró no estar de acuerdo con “el tenor” de las mismas, pero “no tiene nada ni a favor ni en contra” del derecho a la manifestación en sí, ni siquiera alguna que reivindique la vuelta de un golpe.
“Somos un país democrático. Entender eso, es entender que forma parte de nuestra historia tolerar las manifestaciones más extremas”, como ocurre en países democráticos.
“Somos una democracia consolidada, no es un país que llegó ayer a la democracia”, subrayó.
Brasil “absorbe y procesa” hasta las posturas más intolerantes, dijo, antes de agregar que eso entra dentro del “marco democrático”.
Infobae
Foto: Reuters
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