El Presidente José Mujica considera que la próxima ley de Presupuesto deberá contemplar cuánto se asigna a la educación tecnológica.
En su salida semanal de cada martes por Radio Uruguay, el mandatario uruguayo resaltó la labor del multifacético Pedro Figari al frente de la Escuela de Artes y Oficios a comienzos del siglo XX, desde donde impulsó la capacitación técnica, vinculando el arte con la industria y los trabajos prácticos de salida laboral.
“Hace muchos años Figari decía algo que el país no quiso escuchar: Es cierto que en las escuelas, liceos y universidades se enseña matemáticas, física, química, mineralogía, botánica y otras ciencias naturales, pero no es menos cierto que se hace con un propósito de diletantismo, para llenar una curiosidad especulativa que forma un barniz cultural y no prepara una cultura efectiva como lo sería una educación práctica integral”, repasó.
Mujica destacó que “ese barniz produce el espejismo del conocimiento y es una preparación tan incompleta que solo habilita para perorar. (Quienes tienen ese saber) no pueden discurrir acerca de los problemas que plantea diariamente la realidad, la que se estructura de un modo mucho más concreto”, observó.
Ese pensamiento de Figari demuestra que desde siempre la educación técnica y tecnológica en Uruguay, “a lo largo de nuestra historia, ha ocupado un renglón menor si se la comparaba con el conjunto de los esfuerzos de las instituciones públicas dedicadas a la enseñanza, añadió.
La Universidad de la República y todo el sistema de educación primaria estatal han tenido siempre un enorme respeto en la consideración del pueblo uruguayo y en las decisiones del país desde sus orígenes, precisó. La sociedad y su sistema político siempre han reconocido la importancia que tenía la enseñanza, lo cual ha significado una actitud positiva dentro de las carencias de cada época para repartir los recursos públicos, admitió.
Sin embargo, dentro de esos parámetros generales, la educación técnica ha debido luchar a lo largo de su historia por ganarse ese mismo reconocimiento social que, empero, terminó siempre valorando más la educación teórica y académica que la formación de capacidades y competencias asociadas al mundo del trabajo, la producción y el dominio de la tecnología, sostuvo.
“Esto no quiere decir que la formación global no tenga importancia, quiere decir que en el Uruguay la matrícula de los programas que tienen que ver con tecnología apenas ocupa 20 o 21 % de la total, mientras que, por el contrario, en un país desarrollado anda entre 40 y 50 %”, detalló.
“Y este 20 o 21 % actual es a partir del salto de los últimos años, cuando algunas matrículas como la de UTU se duplicaron, pero está lejos, muy lejos de representar lo que necesita el país”, lamentó.
“La academia plantea por todas partes que el país tiene que luchar por industrializarse, sin entrar a discutir qué significa eso, que el país tiene que diversificar su oferta, que necesita profesiones y ocupaciones que tengan ingresos superiores y que, por lo tanto, en se venda al exterior la mayor cantidad posible de trabajo calificado”, agregó.
El mandatario uruguayo estimó que las matrículas que tienen relación con la formación técnica tienen que explotar en el Uruguay. Destacó, igualmente, el esfuerzo hecho en los últimos años por la Universidad de la República al crear asignaturas, muchas de las cuales se cursan en el interior. Consideró que el auge de la Universidad del Trabajo (UTU) y la fundación de la Universidad Tecnológica (UTEC) han sido muy importantes.
Recordó que hacía más de 160 años que en Uruguay no se fundaba una universidad.
Agregó que, si bien el problema de la enseñanza no se arregla con plata, hay que empezar a entender que la enseñanza tecnológica es más cara, porque necesita equipamiento, laboratorio, herramientas y trabaja con grupos pequeños y experimentación.
Como contrapartida, “Uruguay se ha venido refugiando en una enseñanza teórica basada en el pizarrón que cuesta poco y en mucho perorar”, cuestionó.
Sostuvo que, “cuando se le cargan las tintas a la enseñanza, no se asume la responsabilidad de dirección que ha tenido el Uruguay en esta materia desde hace tantos años, que hizo una reforma en la década del 60 cuyo esqueleto se mantiene hasta hoy y donde prácticamente la enseñanza tecnológica quedó relegada para los chicos que fracasaban en Secundaria”.
“Esta visión peyorativa de la formación tecnológica retaceó recursos económicos a la hora de repartir el Presupuesto Nacional, no estableció prioridades y no ha trabajado en el sentido de que, un país que quiere modernizar su economía y aumentar su calificación tecnológica permanentemente, debe de empezar por reflejar esa decisión primero en el campo de la enseñanza”, indicó.
Por tal motivo, Mujica expresó que la decisión presupuestaria que tome el gobierno que asuma el 1 de marzo en relación con la educación tecnológica será clave.
“La gran discusión debe estar, en nuestra humilde opinión, en cuánto se asigna a la enseñanza tecnológica, cómo se empieza por amparar, propiciar y priorizar a la educación tecnológica en todos sus niveles, empezando por UTU, y cuánto se le otorga al conjunto de la enseñanza pública”, puntualizó.
“Es precisamente en esa discusión, en ese reparto de recursos presupuestales, donde se puede dibujar el camino del futuro del Uruguay”, sentenció.
Mujica destacó que “hablar de industrializar al Uruguay y no resolver el problema de la energía eléctrica previamente, el problema del gas y la calificación de sus trabajadores puede ser una buenísima intención, pero debe de reflejarse en estas cuestiones que son fundamentales y que resultan determinantes”.
“Por eso creemos que esta discusión no estará completa si no se decide históricamente por darle una parte de razón definitiva a don Pedro Figari en su vieja discusión”, señaló.
En ese marco, Mujica se comprometió “a ocupar el lugar que el pueblo uruguayo me asigne por considerarme actor en esta lucha, que es difícil, dura y necesita convencer, pues naturalmente no puede llevarse a nadie por delante”.
Dijo que Uruguay tiene que entender que necesita priorizar por encima de lo teórico, de la especulación, la formación de carácter tecnológica, unido a los procesos productivos, la innovación, a la creatividad científica.
Esa es la enorme diferencia que el Uruguay tiene en cuanto a la formación de su gente con los países industrializados del Norte.
Reconoció que los obstáculos son inmensos, porque “hay un remanente cultural que termina oprimiendo y determinando la conducta de la gente joven y es precisamente los parámetros y el encuadre sociológico en el que hemos caído como sociedad en la consideración de la formación técnica”.
Finalmente repitió su idea de que “también las manos piensan, también hay formación cultural por el camino de la tecnología y del conocimiento científico”. “No podemos seguir considerando este capítulo como secundario en un mundo crecientemente de explosión tecnológica, técnica y científica como el que vivimos hoy”, enfatizó.
Unoticias – Presidencia
Foto: Presidencia
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