Una carta de 1547 escrita por Diego Vásquez y dirigida al expedicionario español Gonzalo Pizarro es la referencia más antigua que se tiene sobre los primeros astilleros a orillas del río Guayas.
En el libro Guía Histórica de Guayaquil, de Julio Estrada Ycaza, se destaca aquella misiva que envió el criado a Pizarro, en la que señalaba que había la posibilidad de construir embarcaciones en la isla Puná con mano de obra local -unas 500 personas-, para lo cual había a disposición veinte balsas.
No obstante, Vásquez no pudo seguir con el plan al ser asesinado por los mismos puneños.
El libro de Julio Estrada Ycaza registra otra fecha: 1557 y cita como fuente al investigador estadounidense James Lockhart, experto en temas de la colonia española en Latinoamérica.
Según Lockhart, en Guayaquil se habían construido ese año galeones para el virrey Marqués de Cañete y otros dos para la Armada de la Mar del Sur, a un costo de 18 mil pesos. Según las investigaciones, Guayaquil tenía dos astilleros, uno que quedaba “al norte de la ciudad vieja, junto al estero de la Atarazana” y otro al sur, pero fue este último el que tuvo mayor crecimiento en el sector que ahora se conoce como barrio del Astillero.
La familia Huayamave y el astillero
Desde esa fecha, el astillero ha estado ligado a la historia y crecimiento económico y social de Guayaquil, teniendo como vía de desarrollo el río Guayas.
No hay comparación en cuanto a los astilleros de ahora con los de hace tres siglos, pero el historiador Melvin Hoyos, quien es director municipal de la Biblioteca y Museo municipal, señala que se mantiene el recuerdo de lo que fue Guayaquil con esta actividad hasta llegar a ser uno de los astilleros más grandes de América.
Tres astilleros a orillas del Guayas
Actualmente, Guayaquil cuenta con dos astilleros (Astilleros Navales Ecuatorianos -Astinave- y Astilleros Maridueña) y siete varaderos ubicados al pie de la ría, entre El Oro y Letamendi, en lo que se conoce como el Barrio del Astillero, según información de la Dirección Nacional de Espacios Acuáticos (Dirnea).
Los dos astilleros en Guayaquil quedan en el sur (Astinave que es empresa pública, en Vacas Galindo y Vivero, y el otro que es privado, en el Guasmo norte); un tercer astillero, Asenabra, queda en Durán y también es privado.
Hoyos destaca la calidad del trabajo que se hacía en época de la colonia, específicamente en el siglo XVI. “Cuando los virreyes de Perú se dan cuenta de que este sector (Puná y Guayaquil) tenía una gigantesca cantidad de árboles madereros y la mejor mano de obra, los virreyes empezaron a encargar barcos al astillero de Guayaquil”, relata el historiador.
“No se guiaban por algún manual europeo, eran básicamente construcciones que se ajustaban a las necesidades y requerimientos de esa época”, refiere.
Luego de que Guayaquil dejó de ser parte del Virreinado de Perú, siguió siendo un importante astillero en tiempos de la colonia en el siglo XVIII, manifiesta Hoyos, quien añade que esa importancia siguió hasta el siglo XIX.
Según historiadores, en 1710 el astillero ya estaba en el sector que se lo conoce, es decir, desde el ahora Palacio de Cristal, unas cinco cuadras más hacia el sur, por un tiempo de 150 años.
“En ese sitio creció y en ese lugar decreció”, indica Hoyos, quien expone que entre los motivos para que decayera la actividad en los astilleros están la migración a otros puntos de la Costa para hacer embarcaciones pesqueras y quienes se dedicaron a edificaciones civiles.
En este sector ya no quedan los grandes astilleros de la época colonial. Apenas funciona uno que nació a principios del siglo XX como parte de la maestranza (talleres de reparación) de la Armada Nacional: Astinave.
Mientras que los siete varaderos y factorías navales que quedan en el sector son:
1.-Durán Franco Heriberto
2.- Luis Antonio Guerrero Salazar
3.- Luis Alberto Guerrero Santos
4.- Susana Guerrero Santos
5.- Héctor Huayamabe Medina
6.- Luis Rizzo Maldonado
7.- Esmen Vera Torres (inactivo)
Proyecto de malecón en área de Astillero
Hace cinco meses el presidente Rafael Correa anunció que Astinave saldrá de ese sector para dar paso a la construcción de un nuevo malecón que conectará el paso elevado que une Guayaquil con la isla Santay hasta el Malecón Simón Bolívar.
Actualmente se lleva a cabo una consultoría de diseño que está a cargo de Alde Consultores, contratada por la Empresa Pública de Parques Urbanos y Espacios Públicos.
Geovanny Roditti, gerente general de Empresa Pública de Parques y Espacios Urbanos, señala que la consultoría no solo está encargada de entregar el diseño de lo que sería este proyecto, sino de hacer un levantamiento de información histórica, cultural y urbana.
Roditti aclara que no se ha hablado de una reubicación -algunos propietarios de los varaderos actuales temen que sus negocios sean trasladados a otros sectores de la ciudad- porque eso lo va a determinar el estudio.
“Se está analizando cuáles serían las áreas de intervención; ya hemos identificado los espacios de interés, son 1,7 km que va a tener este malecón”, agrega el funcionario, quien recalca que se está dialogando con los habitantes y trabajadores de esos sectores.
Se prevé que la consultora entregue su trabajo a inicios del próximo año, para posteriormente contratar los estudios definitivos.
Para el historiador Melvin Hoyos, si dentro del proyecto para el nuevo malecón contempla trasladar todos los varaderos del sector del astillero, eso no significa que pierde la historia de Guayaquil.
“Pierde el recuerdo, pero no la identidad, porque no son astilleros que evoquen a esa vieja gloria (…), en la época colonial eran galeones gigantescos de unas 700, 800 toneladas que se construían”, indica.
Agrega que estaría opuesto a una intervención en el sector “si existiera un vestigio de ese antiguo astillero, por ejemplo, un canchón por donde queden restos de rieles donde se hacían las botaduras de los galeones, y entonces se esté atentando sobre ese antiguo vestigio, nuestra gloria como astillero, entonces yo diría que están locos”.
Traslado de Astinave a Posorja
El gerente de Proyectos de Astinave, capitán Vladimir Ibarra, ve positivo el traslado de Astinave a Posorja, pues sostiene que beneficiará a Guayaquil.
Ibarra indica que el traslado nace de una necesidad para ampliar la capacidad de reparación y construcción de embarcaciones con mayor eslora y calado.
Los tres astilleros que funcionan a orillas del río Guayas apenas atienden el 32% del mercado local, por lo que el 68% opta por llevar a reparar sus embarcaciones o construir nuevas en astilleros de Perú, Panamá y Chile.
Se estima que en Ecuador hay unas 800 embarcaciones (entre pesqueras, turísticas, de defensa, de carga, etcétera), indica el capitán Ibarra.
“Actualmente podemos construir buques de 80 metros de eslora y hasta 1.500 toneladas de desplazamiento en rosca”, señala el funcionario al referirse al sitio actual de Astinave.
Agrega que con el traslado a Posorja, una primera fase contempla la posibilidad de hacer buques de hasta más de 120 metros de eslora, hasta 120 de manga y hasta 6 mil toneladas de desplazamiento en rosca; en la segunda fase, buques de mayor peso y de extensión.
El gerente de Proyectos de Astinave manifiesta que el cambio se lo proyectó en 1972 cuando se pensó a futuro incrementar la actividad de la construcción y reparación. Por ese motivo, la Armada adquirió ese año los terrenos en Posorja, donde quedará Astinave. “No es nuevo este proyecto (…), lo que sí hay que destacar es que tenemos el apoyo actual del gobierno”, sostiene.
Explica que desde 1972 hasta el 2007 se construyeron 55 embarcaciones, pero que del 2007 al 2014 se ha logrado hacer 41 unidades. “A partir del 2007 se ha dado un flujo importante de construcción naval; la Marina está renovando sus unidades y ha mirado a Astinave como la principal fuente de provisión de buques. Se fomenta la capacidad de ingeniería y de tecnología local”, destaca.
Se prevé que en enero del 2017 ya esté funcionando la primera fase de Astinave.
Ibarra señala que el cambio a Posorja es una oportunidad para Guayaquil de recuperar esa historia que lo ubicó como una de las grandes ciudades para la construcción de las embarcaciones. “Estamos hablando de una ampliación de desarrollo, que está dentro de influencia de Guayaquil”.
“(Guayaquil) volverá a recuperar ese principal polo de desarrollo (…), es un llamado a la ciudadanía, industriales, educadores, tecnológicos, para que se unan a ese proceso”, precisa.
El Universo
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