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Mar. Nov 5th, 2024
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Biblia

El teólogo Bernard Coster nos presenta las “columnas teológicas” que sustentaron la Reforma, y analiza si las mismas siguen teniendo validez y sentido para la iglesia en la actualidad.

Fuente: Protestante Digital

Como cada 31 de octubre, millones de cristianos en todo el mundo recuerdan el movimiento que surgió en Europa en el siglo XVI que cambiaría para siempre el mundo: la Reforma protestante. Tras acercarnos a la figura de Lutero y los sucesos históricos que le tocó vivir, y repasar asimismo la influencia del pensamiento protestante en la formación de la sociedad europea, examinamos la teología de la Reforma, los principios que sostuvo entonces, y si éstos siguen siendo válidos para la iglesia del siglo XXI.

Atiende a Protestante Digital Bernard Coster; teólogo, profesor bíblico en varios seminarios protestantes en España y coescritor del libro “La reforma ayer y hoy”.

Pregunta. Este 31 de octubre se celebra el Día de la Reforma. ¿Cuál era la situación de la iglesia cristiana ante la que Lutero “protestó”? ¿Qué creía aquella iglesia y por qué reaccionó así aquel fraile alemán?

Respuesta. Debemos comprender la reforma protestante como un momento en el que se forma una nueva tradición cristiana. En este siglo vemos un agotamiento de las tradiciones medievales: la institución del papado, la jerarquía, la teología escolástica, y los movimientos monásticos principales. Ya en el XV el pueblo cristiano busca una espiritualidad propia, independiente de la iglesia. No obstante, esta espiritualidad propia estaba desorientada. Esta espiritualidad recibe un impulso enorme de la Reforma por dos cosas: una teología nueva y una orientación nueva hacia la Biblia. Al mismo tiempo aparece un nuevo modelo de la iglesia. No tan jerárquico y autocrático, sino más aristocrático, aproximándose hacia una forma democrática.

P. El día 31 de octubre se relaciona con las 95 tesis de Lutero, un tratado contra la venta de indulgencias. Pero, ¿qué había detrás de esta protesta?  

Bernard Coster. R. Lutero es mucho más que la lucha contra las indulgencias. Más que una nueva soteriología, aunque el movimiento de la Reforma, comienza con una acción teológica para despertar el debate sobre el abuso de poder de las almas por la Iglesia Católica, muy corrupta en Alemania. En aquella época, por ejemplo en España, la iglesia está mucho más controlada por los reinos, las autoridades, que en Alemania, donde la iglesia papal tiene mucho más espacio para abusar de un pueblo ingenuo por medio de este sistema de indulgencias. Lutero reacciona contra este engaño.

P. La Reforma, ¿fue un movimiento personalista (es decir, basado en la doctrina y enseñanza de algunos líderes concretos) o tuvo un impulso de base, de la gente del pueblo?

R. Suelo definir la reforma protestante como un momento profético en el que la Biblia recibió autoridad sobre la iglesia. Empezó a hablar la Biblia, y el hombre conectado con este nuevo hablar de la Biblia en Europa – tal vez por primera vez en la historia, porque Europa había sido cristianizada, porque había llegado a todos sus rincones pero no con la proclamación de la Biblia –. Dicho esto, no se puede separar a Lutero de la Reforma. La Reforma no es su obra, pero es estimulador de este movimiento.

Al mismo tiempo, Lutero habló a un pueblo con hambre y sed de este mensaje. Tenían hambre espiritual y recibieron la enseñanza de un teólogo con una comprensión nueva de la Palabra de Dios. Y esta coincidencia es lo que da lugar a la Reforma. Lutero sin el pueblo es una voz que clama en el desierto, como antes fue Wycliffe en Inglaterra y otros en otras regiones. Estos tenían un auditorio, pero no de toda Europa. Lutero en cambio sí tiene influencia en toda Europa. Hay otros nombres importantes, entre ellos los teólogos de Francia y otros países. Zwinglio tiene su forma de criticar a la iglesia pero se adapta, se sujeta a la teología de Lutero. Lo mismo hace Calvino. Son hombres con gran capacidad, tienen un papel enorme en la Reforma, pero lo principal para entender que era un movimiento común es esa sujeción de todos los teólogos a la soteriología – la doctrina de salvación – de Martín Lutero, teniendo otras diferencias.

P. ¿Qué importancia crees tuvo el acceso generalizado a la Biblia en la Reforma?

R. La Biblia se leía en la Edad Media. Pero la impresión de Biblias era escasa, el conocimiento teológico estaba ausente en algunas áreas de Europa. Además la Iglesia Católica Romana, con su magisterio exclusivo de interpretar la Biblia, lo dificultaba más. Lutero da una importancia a la Biblia que es nueva. Esto da forma a la Reforma protestante. La Biblia no es una autoridad o una de las autoridades, sino que se convierte en la principal autoridad, la única autoridad en la iglesia. ¿Cómo podemos conocer la verdad de Dios y la verdad del hombre? La reforma dice: sólo por la Biblia.

LAS CINCO “SOLAS”

P. Se considera que la Reforma propuso “5 solas” ¿Puedes hacernos un resumen para saber en qué consiste cada una de ellas?

R.Originalmente eran tres. Es un resumen de las columnas de la Reforma. Estos puntos forman el eje de la teología como de la espiritualidad protestante. Había una espiritualidad en transformación y un método de teología nuevo, que se concentraba en la Biblia. Tres puntos que definen la identidad protestante: Solo la Biblia, como fuente de conocimiento de Dios, como autoridad en la iglesia, que explica quién es Dios y quien es el hombre. Solo la gracia. La salvación del hombre, la reconciliación con Dios, el perdón de nuestro pecado, el donativo de la vida nueva, solo depende de la gracia de Dios. No se busca mérito en el hombre para merecer la misericordia. Solo contamos con la gracia de Dios para la salvación por medio del Evangelio de Jesucristo. Solo fe. Es la forma en la que recibimos la gracia. No es un recibir intelectual o emocional, es poniendo la confianza en la palabra de Dios y en Dios mismo, en el Dios Trino. Este es el canal, el vehículo de la gracia de Dios. La Reforma no busca intelectualismo ni activismo, sino una posición de confianza. Posteriormente, para precisar, se han agregado dos aspectos:   Solo Cristo. Ya está en los puntos anteriores, pero así se enfatiza que la salvación depende del sacrificio de Cristo Soli Deo Gloria. Es una afirmación más de la gracia de Dios. Estos son los cinco puntos. Afirmar estos puntos te colocan dentro del protestantismo; negar alguno de estos puntos o despreciarlos te colocan fuera del protestantismo.

P. ¿Piensas que los principios teológicos de la reforma tienen continuidad, siguen hoy vigentes?

R. Estoy convencido de que sí. Estos cinco puntos determinan nuestra identidad como protestantes. Es una identidad abierta, porque se han unido nuevos movimientos, con la gran renovación evangélica en el XVIII y la renovación pentecostal en el XX. Pero en la medida que las renovaciones se sujetan a estos puntos centrales, son protestantes. Entonces sí son vigentes. Cada generación debe buscar y descubrir lo que significan estos puntos para la iglesia de hoy. No son un esquema escolástico, como ha acontecido en algunas ocasiones con la historia del protestantismo. Sujetarse a esta doctrina una vez formulada no es el espíritu de la Reforma. Sino, comprender para la actualidad, las bases y las esencias de lo que es una iglesia cristiana. La iglesia protestante no quiere ser una nueva “Iglesia”, sino buscar el centro del cristianismo, y piensa haber encontrado el centro en estos cinco puntos. Si buscas el centro en otros puntos, llegarás a otra teología, casi a otra religión.

APRECIANDO NUESTRA HISTORIA

 P. La iglesia reformada, ¿cada vez se sigue reformando?

R. Tenemos que buscar y sentir la responsabilidad para toda la iglesia. Podemos mantener la idea de que hemos dejado atrás la Iglesia Católica, que no nos hemos separado, sino que nos han echado en el siglo XVI. Esta renovación produjo una ruptura. Pero buscar una pureza mayor en cada generación es un trabajo difícil, y cansa. ¿Por qué no buscar para nosotros mismos la Reforma en la comprensión para nuestro tiempo de la esencia de la misma? Debemos distinguir la prioridad, aprender de otras generaciones, pero sin esta idea que en algún momento podríamos llegar a una iglesia completamente pura. Es un intento de comprender.

P. Entonces, ¿crees que los evangélicos tendemos a olvidar la historia? ¿Podemos desafiarnos a recuperar la pasión por las doctrinas de la gracia, de la fe?

R. Cada país tiene su particularidad. El recordar la Reforma en mi país (Holanda) es un sentir de identidad. Pero en España es una afirmación de identidad aún más importante, porque las iglesias evangélicas con su pasado post-católico reciente, con bastante resentimiento, estamos muchas veces en una identidad negativa, basada en que no somos católicos. Pero acordarnos de la Reforma protestante es hacernos más europeos. Nos hace tener más unidad con el movimiento protestante en Europa, y en España debemos apropiarnos de esta parte europea de nuestra historia, y fomentar lazos directos con la reforma de Wittenberg, de Ginebra, de Estrasburgo. El protestantismo español debe buscar allí su identidad. Además España tiene una colección de teología protestante, del siglo XVI, impresionante. Tiene derecho España a sentirse orgullosa, porque el cuerpo teológico es grande comparado con el movimiento, que era pequeño. Pero nos han dejado un legado grande. Es interesante que en el XIX el protestantismo en España ha reclamado el nombre de “segunda Reforma”. Es una pretensión que casi no puede ser defendida, es difícil defender que el movimiento misionero da origen al movimiento protestante. No es una Reforma, pero la pretensión es interesante. Busquemos la identidad en el protestantismo del XVI que conecta con Europa.

 

 


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