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Jue. Nov 21st, 2024
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Las políticas de control de cambios y de restricción a las importaciones, implementadas por sus gobiernos, causaron desabastecimiento de remedios e insumos sanitarios.

La Federación Farmacéutica Venezolana (Fefarven) estima que el desabastecimiento de medicamentos en Caracas, la capital del país, ronda el 60 por ciento. Esto significa que seis de cada diez remedios son imposibles de conseguir. En el interior, la escasez trepa al 70 por ciento.

“Pero no sólo hablamos de medicamentos. Es un problema del sector salud, porque está en cuestión tanto el diagnóstico como el tratamiento. Ya estamos teniendo problemas con los insumos médicos, como el hierro para los tratamientos intravenosos y los reactivos de laboratorios, gasa y hasta inyectadores”, explicó Freddy Ceballos, presidente de Fefarven.

Los remedios que registran mayores niveles de desabastecimiento son los que se utilizan para tratar el sistema nervioso central, tiroides, hipertensión arterial y glucemia. “El problema es bastante grave, y se ha ido agudizando”, aseguró Ceballos.

La situación es delicada porque aún cuando un determinado producto que estaba escaseando reaparece en el mercado, su prolongada ausencia hace que se agote rápidamente. Esto crea un círculo vicioso del que es muy difícil salir.

Como consecuencia de esta persistente falta de medicamentos, la salud de miles de enfermos se vuelve más delicada. “En los casos de hipertensión arterial -continuó el farmacéutico- el problema es a veces muy grave, porque cuando le recetan un remedio y no lo consigue, el médico no quiere cambiarlo. Es que resulta muy difícil estabilizar a los pacientes que sufren esta enfermedad, y no es recomendable cambiarles la medicina”.

Si bien el abastecimiento nunca es perfecto, y ya se han registrado problemas en Venezuela, lo que viene ocurriendo desde hace algunos años no tiene demasiados antecedentes.

“En el pasado hemos tenido una escasez que estaba en un 15, 20 y hasta 28 por ciento. Pero hace dos años subieron a 40 por ciento, y desde entonces siguió aumentando”, dijo Ceballos.

¿Cómo se llegó hasta este punto? Como con tantas otras crisis padecidas por el país en este tiempo, el gobierno de Nicolás Maduro acusa a conspiraciones de Estados Unidos, el capital financiero internacional y la burguesía vernácula.

Pero las causas profundas de estos problemas hay que buscarlas en las políticas públicas implementadas desde hace 15 años por su gobierno y el de su mentor, Hugo Chávez.

“El motivo principal -dijo Ceballos- es que no hay una liquidación de divisas que se realice de manera planificada, programada y sistemática. Los productores tienen una planificación que se rompe a cada rato, porque no tienen los insumos que requieren para fabricar, ni los productos ya terminados para traer al país. Entonces hay fallas en el abastecimiento”.

Gran parte de las drogas e insumos médicos necesarios para tratar las enfermedades más complejas requieren de un alto desarrollo tecnológico, que sólo tienen alguno países. Por eso, como en casi todo el mundo, Venezuela importa muchos de los medicamentos que necesita su gente.

Para importar se necesitan dólares, y para que haya dólares en la economía es necesario generar confianza en el mercado para atraer inversiones, así como tener afianzadas las exportaciones. El chavismo hizo todo lo posible para perder las dos cosas.

El intervencionismo torpe ejecutado desde 1999 alejó la inversión privada, que pudo ser compensada por la enorme cantidad de dólares provenientes de la venta de petróleo al exterior. Pero la mala administración de PDVSA, y la utilización de sus recursos para financiar al tesoro nacional, dilapidaron el superávit comercial.

La única respuesta que encontró el Gobierno a este problema fue restringir al máximo el acceso a las divisas y limitar las importaciones. Sin una correcta discriminación, los controles afectaron a todos los sectores de la economía, desde las automotrices hasta los laboratorios, que se quedaron sin insumos fabricados en el exterior.

Como tampoco se tomaron medidas eficaces para promover la industria local, el resultado inevitable fue el desabastecimiento generalizado de la economía. No sólo de medicamentos, sino de alimentos, productos de higiene corporal y otros.

Argentina, tras los pasos de Venezuela

Los parecidos se fueron haciendo más notables desde que Cristina Kirchner asumió la Presidencia en 2007 y, principalmente, desde que obtuvo la reelección en 2011.

La sumatoria de controles gubernamentales al mercado convirtieron a Argentina y Venezuela en los países con mayores niveles de inflación de América Latina. También son las únicas economías de la región que terminarán 2014 en franca recesión.

La fuga de dólares y el incremento de los cepos para combatirla es también una marca registrada que distingue a ambas naciones. Ahora a las similitudes se sumó la escasez de medicamentos.

“En general hay problemas con los que se preparan en el país, pero necesitan drogas traídas de afuera, porque el ingreso está bastante limitado. Sobre todo en oncología y productos de alto costo, de los que se hacen sólo tres entregas al año”, contó a Infobae el director ejecutivo de la Cámara Argentina de Farmacias, Marcelo Kassabchi.

“A las farmacias que hacen preparados con drogas elaboradas en el exterior les están negando el total de compra. Por ejemplo, piden dos kilos, pero les terminan dando sólo medio kilo, que deben repartir entre sus clientes. En cambio, con los insumos que se fabrican en el país no hay ningún tipo de inconvenientes”, agregó.

Como en otros aspectos de esta comunión que une a Argentina y Venezuela, los problemas en el primero no son todavía tan graves como en el segundo. Argentina no vive una crisis sanitaria comparable a la de su aliado, pero igual hay motivos de preocupación.

“Aún no hay tanto faltante de medicamentos -dijo Kassabchi-, pero sí hay mucho de vacunas. En general todas, la antitetánica, para la difteria, y sobre todo la quíntuple, y precisamente ahora es la temporada de vacunación. Dicen que están en el puerto, pero no va alcanzar para las dosis que necesitamos en Argentina”.

El directivo ahondó sobre las causas del problema. “A partir del famoso ‘corralito’ de dólares e importaciones, Argentina pasó a ser un país no confiable. Hay un dólar definido por el gobierno, y otro paralelo que no tiene nada que ver. Es algo que empezó en 2009 y se potenció desde 2011, y afecta a todos los productos que vienen del exterior”.

“Dependemos de drogas importadas en rubros como oncología, HIV y alto costo. Son productos caros, que vienen a precio dólar. Pero como acá no existe el precio dólar, los mismos países productores limitan la venta a Argentina”, agregó.

Otra de las facetas del desabastecimiento son las demoras. Como los cargamentos pasan varios meses varados en el puerto ante la negativa de la Secretaría de Comercio a habilitar su ingreso, los pacientes tienen que esperar para conseguir algunos medicamentos.

“Hay casos donde se producen muchas demoras. El mejor ejemplo es el de la famosa vacuna BCG, que es muy útil para el cáncer de próstata. Es un producto que viene ya manufacturado de Israel, y el laboratorio que los distribuye acá hace sólo tres entregas por año, y para los pacientes que ya la están utilizando. No hay suficiente para nuevos pacientes”, explicó Kassabchi.

Al igual que en Venezuela, la escasez no se circunscribe a las drogas, sino también al instrumental utilizado en la atención médica. “Las jeringas importadas, por ejemplo, ya no entran más. Entonces hay que manejarse con lo poco que hay de nacionales”.

¿Estos problemas son exclusivos de estos dos países o es algo común en la región? “Sé que hay algunos en Sudamérica que tienen problemas, pero Argentina y Venezuela son los peor mirados”, concluyó.

Una problemática que no se condice con el contexto regional

Infobae consultó a distintas entidades del rubro farmacéutico en la región para conocer los problemas de abastecimiento que se registran en otros países.

Las autoridades del Centro de Farmacias del Uruguay aseguraron que en el país no tienen registros de faltantes o demoras que vayan más allá de lo normal. Ni en medicamentos, ni en vacunas, ni en instrumental médico.

En Paraguay, otro vecino de Argentina, la realidad es bastante parecida. María Laura Guaragna Llano, presidente de la Cámara de Farmacias del Paraguay, contó a Infobae que “hay faltantes normales”.

“Es un porcentaje ínfimo, poco y nada. Y cuando hay es por una semana, a lo sumo 15 días, nunca por períodos largos. Además, son muy pocos los productos que faltan y que no tienen un sucedáneo. Donde pueden faltar medicamentos no es en las farmacias, sino en las instituciones públicas, pero porque no tienen fondos suficientes para comprar”, dijo.

Tampoco registran inconvenientes con el ingreso de drogas e insumos provenientes del exterior. “Trabajamos normalmente con productos que nos llegan de todas partes del mundo. Tenemos muchísimos medicamentos importados, de todas las procedencias”, agregó.

Un país que aún no sufre desabastecimiento, pero podría llegar a sufrirlo en el futuro, es Ecuador. La causa es una medida fuertemente regulatoria que empezó a aplicar el gobierno de Rafael Correa en estos días.

“A mediados de año se publicó un reglamento que establece que la autoridad sanitaria recopilará todos los precios de medicamentos de un mismo segmento y calculará el valor de la mediana. Por ejemplo, si el paracetamol más caro cuesta 80 centavos de dólar, y el más barato 5, y la autoridad sanitaria establece la mediana en 30 centavos, aquellas marcas que estén por encima tendrán que bajar sus precios hasta ese valor”, contó Miguel Palacios, director ejecutivo de la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos Ecuatorianos, en diálogo con Infobae.

“No creo que haya desabastecimiento de productos, pero sí puede haber desabastecimiento de marcas, algo que ya le ha pasasdo a este gobierno con bienes de consumo masivo, cuando impulsó una sustitución de importaciones y le cerró la puerta a las compras en el exterior”, agregó.

Esto podría ser problemático con ciertas drogas complejas. En algunos casos, pueden ser más efectivas las marcas provenientes de países especializados que las versiones nacionales. Además está el problema de que el organismo de un paciente se haya habituado a una determinada medicina, y que reaccione negativamente ante un cambio.

Quien sí experimenta algunos problemas de abastecimiento es Colombia, aunque por motivos muy diferentes a los de Argentina y Venezuela.

“Los medicamentos que están en desabastecimiento suelen ser los más ‘costoefectivos’ para el tratamiento de una enfermedad, como el methotrexate, que se usa para la artritis. Está relacionado con el ingreso de nuevos productos, que son tecnología avanzada y por eso tienen un costo mucho más alto”, explicó Joan Sepulveda Mora, director ejecutivo del Colegio Nacional de Químicos Farmacéuticos de Colombia, consultado por Infobae.

“Al ser económicos -continuó-, no son de interés para muchas empresas farmacéuticas, lo explica que no haya producción nacional de esos productos. Su venta pasa a depender de la importación, pero a veces no hay disponibilidad para traerlos al país”.

De todas maneras, no es un inconveniente circunstancial, sino estructural, que viene ocurriendo desde hace mucho tiempo. “Es un problema que ha sido recurrente, pero hay períodos en los cuales se agudiza”, concluye Sepulveda Mora.

Infobae
Foto: AFP


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