El presidente de Venezuela trata de tender puentes con sus aliados, y posterga las medidas económicas. El 83% de los venezolanas tiene una percepción negativa del panorama del país.
Las críticas de sus aliados, el malestar de los radicales y el calendario electoral son apenas tres de los aspectos por los cuales las medidas más recientes tomadas por Nicolás Maduro ya no parecen tan casuales.
Algunas de ellas fueron el enroque del Gabinete, el fortalecimiento del equipo que asesora la política comunicacional, la escasa implementación del ajuste económico y el mencionado acercamiento a los partidos aliados. Aunque por ahora da la sensación de que con todo esto no alcanza.
Los números más recientes de Datanálisis e Hinterlaces, que corresponden a agosto, coinciden en que la popularidad del Gobierno se encuentra en su peor momento. La primera mostró que el 83,1% de los encuestados tiene una percepción negativa del panorama en la nación caribeña.
Además, por primera vez, hay un responsable con nombre y apellido de los problemas: 40,6% de los entrevistados culpó por el actual escenario a Maduro. Mientras que sólo el 12% responsabilizó a los ministros, y apenas el 0,8% al oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Asimismo, Hinterlaces aseguró que el apoyo a la gestión del mandatario cayó 18% entre enero y agosto. Una preocupante cifra que su director, Oscar Schémel, resumió afirmando: “Al gobierno de Maduro se le acabó el tiempo, porque ya estamos en el umbral de la desesperanza”.
Su colega de Datanálisis, el analista de opinión pública Luis Vicente León, señala que la actual crisis económica es todavía más grave bajo la administración de Maduro que lo que llegó a ser con Hugo Chávez.
“Al no ser Maduro un líder sólido y con una oposición dispuesta a confrontarlo, lo primero que hizo fue negociar internamente. Él salió fortalecido del Congreso del PSUV: fue nombrado presidente, reestructuró al Gabinete con gente de su confianza y tiene el respaldo de las UBCH. Superó la crisis política, y aunque eso no se refleja fuera de su partido sí tiene impacto dentro del suyo y su gobierno en términos de minimizar las amenazas”, dijo León.
El consultor añadió que en estos momentos el principal mensaje de Maduro y su gobierno va dirigido al chavismo: “Ante el panorama adverso lo primero fue negociar con los radicales internos para calmarlos, retroceder en los ajustes económicos para que no lo tilden de neoliberal y enviar el mensaje claro de que él preserva el legado de Chávez”.
Plan electoral
El otro ingrediente del peligroso cocktail para un dirigente con débil liderazgo y baja popularidad como Maduro, en el año anterior al de las elecciones, es el descontento de los partidos aliados, molestos por su exclusión de la toma de decisiones.
En abril de 2013, estas organizaciones le dieron 1,3 millones de votos al titular del Palacio de Miraflores, que resultaron indispensables para ganarle la elección presidencial por un mínimo margen al líder opositor Henrique Capriles.
Con la actual ley electoral, los aliados carecen de fuerza para ganar diputados por sí solos, pero si se lanzan por su cuenta podrían quedarse con los votos del PSUV en las elecciones de la Asamblea Nacional, según publica el periódico El Nacional.
El Gobierno tiene claro que el apoyo de los aliados y los comicios parlamentarios de 2015 van de la mano.”Nos preparamos para una gran victoria en la Asamblea Nacional, y también para darle una lección a los que han tratado de incendiar nuestro país”, dijo Maduro el pasado 8 de septiembre.
En el mismo acto, Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional, nombró a los nueve miembros del buró que junto con él se encargarán de “escuchar a los aliados, reunirlos, recibir las sugerencias, recibir las observaciones y recomendaciones para fortalecer la revolución”.
¿Nueva imagen?
Ernesto Villegas, recién designado como encargado de la Comisión de Propaganda y Agitación del PSUV, podría orientar su trabajo hacia dos direcciones: o contribuye a afianzar en la militancia la asociación entre Maduro y Chávez, o directamente le crea un perfil propio al actual mandatario.
Según sostiene León, hasta ahora Chávez sigue presente en la vida diaria de los venezolanos con la misma intensidad de los últimos 15 años.
Sus estrategias semánticas son idénticas: las cinco revoluciones, la guerra contra el contrabando o las 12 líneas de la revolución de Maduro recuerdan a los cinco motores de la revolución (2007); las “3 R” (2008); o las cinco líneas de acción política (2011) de Chávez.
“Un líder político necesita construir su propia historia, su perfil. En la medida en que esconden a Maduro detrás de Chávez se les dificulta construir una conexión propia, fuerte e independiente con la gente”, advierte el director de Datanálisis. Sin embargo, al mismo tiempo reconoce que en un momento en el que la popularidad de Maduro está tan diezmada “buscar un salvavidas en Chávez puede ser una jugada inteligente que le brinde soporte”.
Infobae
Fotos: EFE – Reuters
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