El año pasado solo el 67% de la gente de América Latina se declaraba católica.
Si la tendencia de los últimos 18 años se mantiene, los católicos podrían desaparecer de América Latina en menos de un siglo.
Aunque es poco probable que eso ocurra en un subcontinente donde esta religión sigue siendo mucho más dominante que otras, el hecho de que el número de personas que se declaran católicas se esté reduciendo a un ritmo de 0,7 puntos porcentuales cada año, en promedio, es uno de los datos más interesantes de la investigación Las religiones en tiempos del papa Francisco, publicada por la Corporación Latinobarómetro.
La principal conclusión de esta ONG con sede en Santiago de Chile, es que “ni la declinación del catolicismo es tan acentuada y universal como se oye decir, ni la evolución de las creencias es lo esperado”.
¿Qué tan acentuada es la disminución de los católicos? Según los datos del Latinobarómetro, un estudio de opinión pública que cada año aplica cerca de 20.000 entrevistas en 18 países, como muestra de una población de 600 millones de habitantes, las personas que se declaran católicas se redujeron de 80 a 67 por ciento entre 1995 y el 2013, o sea 13 puntos porcentuales en 18 años.
Los países donde el retroceso fue más drástico son Nicaragua (30 puntos menos), Honduras (29) y Costa Rica (19). En el extremo opuesto están México y República Dominicana, que incluso sumaron fieles (2 puntos porcentuales y 1, respectivamente). Colombia, con una reducción de 12 puntos, estuvo muy cerca del promedio.
Paraguay, el más católico
Las naciones más católicas, de acuerdo con la declaración de fe de los encuestados, son Paraguay (88 por ciento), Ecuador (81) y Venezuela (79). En Colombia, tres de cada cuatro siguen las doctrinas del Vaticano.
En contraste, Uruguay registra el nivel más bajo: 41 por ciento. De hecho, en ese país el porcentaje de católicos supera por apenas tres puntos al de ateos y agnósticos (38). Chile es el otro país de la región donde la gente sin religión gana terreno “de manera sustantiva”, con uno de cada cuatro entrevistados.
Uno de los aspectos que más llamaron la atención de los investigadores es que, a diferencia de otras regiones, como Europa, en América Latina “el crecimiento económico no produce un impacto directo de secularización. Los que abandonan el catolicismo no se vuelven necesariamente ateos ni agnósticos, sino más bien abrazan otra religión”.
De hecho, los dos países donde más se redujo el porcentaje de católicos, Honduras y Nicaragua, son precisamente los mismos donde los evangélicos ganaron más terreno. En los últimos 18 años, la diferencia entre ambas religiones en esos lugares se redujo 58 y 56 puntos porcentuales, respectivamente. Hoy, los católicos en ambos países constituyen el 47 por ciento, mientras que los protestantes están por encima del 37 por ciento. Para la Corporación Latinobarómetro, el caso hondureño constituye “el cambio más rápido y fuerte en creencias religiosas de los 18 países”.
El mismo fenómeno de ‘emigración’ religiosa se vive, con diferente intensidad, en Costa Rica, Panamá, El Salvador, Brasil y Guatemala. En este último se presenta una situación particular: aunque los evangélicos avanzaron 15 puntos porcentuales y hoy son el 40 por ciento, los católicos disminuyeron apenas siete puntos, hasta el 47 por ciento. “Lejos de disminuir el catolicismo, lo que sucede es que crecen los otros”, concluye el estudio.
El caso colombiano
Colombia fue incluida por los investigadores en un grupo de países donde el catolicismo domina ampliamente y en los que el panorama religioso cambió poco en las últimas dos décadas. Se trata de naciones donde más del 70 por ciento de la población es católica (en nuestro país es el 75 por ciento), en los que el retroceso de esta religión ha sido igual o inferior a 13 puntos –el promedio regional– y donde la distancia con la siguiente religión supera los 59 puntos.
Sobre esto último, llama la atención que la segunda corriente con más fuerza en Colombia no es la de los evangélicos, que constituyen apenas el 3 por ciento de los entrevistados, sino la de otras religiones (14 por ciento), seguida por la de ateos y agnósticos (8 por ciento).
“El análisis pormenorizado de la evolución del catolicismo en la región muestra que los escándalos y problemas que ha tenido la Iglesia en los últimos cinco años para nada han desmantelado a esta religión, que parece ser más resistente de lo que se piensa”, concluye el estudio.
Solo dos países se secularizan
Según el estudio del Latinobarómetro, Uruguay “es el único país de la región donde se produce un proceso de secularización acelerada”. Del 60 por ciento de católicos y 18 por ciento de agnósticos que tenía en 1996 pasó al 41 y al 38 por ciento, respectivamente, en el 2013. Los investigadores recuerdan, además, que de acuerdo con sus datos los uruguayos tienen también “el país más democrático, por su cultura cívica”. Chile va por la misma senda, pero no al mismo ritmo. En 1995 tenía 74 por ciento de católicos, 9 por ciento de evangélicos y 8 por ciento de personas sin religión. Hoy, el catolicismo abarca al 57 por ciento de la población, mientras que uno de cada cuatro se declara ateo o agnóstico. “El proceso de secularización en Chile es el más sorprendente, porque hace dos décadas no tenía tradición de agnosticismo –plantea el informe–. Lo que hizo Uruguay fue acentuar lo ya existente, mientras en Chile se trata de un fenómeno nuevo”.
Una religión que debe rejuvenecer
Decir que la mayoría de los católicos supera los 60 años de edad supone un reto importante para la Iglesia en tiempos del papa Francisco. El estudio de Latinobarómetro revela que hay más adeptos al catolicismo a medida que aumenta la edad, a diferencia de lo que ocurre con los evangélicos y los ateos.
El hecho de que los católicos sean más viejos que quienes profesan otras religiones prevé que con el tiempo podría ocurrir un cambio evolutivo, que implicaría el aumento de los ateos y de los evangélicos con cada generación.
Este panorama obligaría al pontífice a atraer a más jóvenes a la Iglesia católica, sobre todo entre quienes tienen un rango de 16 y 25 años, que es el grupo que registra menor cantidad de seguidores.
Así como actualmente estamos en presencia de un católico con una edad cada vez más avanzada, asimismo el Latinobarómetro muestra que el número de feligreses es mayor a medida que aumenta el nivel de educación.
De acuerdo con el estudio, el porcentaje con educación básica llega a ser del 64, frente al 72 que admite tener un nivel superior.
En el caso de los evangélicos ocurre lo contrario; el mayor peso se concentra entre los menos educados. Una tendencia que no se repite entre los ateos o agnósticos, cuyos resultados no evidencian una relación con la educación de la persona.
Este tema plantea un interrogante: ¿a medida que la educación aumenta en América Latina, a la velocidad actual en promedio de 1 año por cada década, aumentará el número de católicos y disminuirá el número de evangélicos?”
Es evidente que el cambio de edad supone una ventaja para los evangélicos, y el cambio educacional favorece al catolicismo. Sin embargo, el informe deja claro que en ningún caso puede decirse que la evolución de las religiones en América Latina tenga un lineamiento predecible.
Ahora, si al perfil sociodemográfico de los feligreses se le agrega la variable sexo, entonces se define que los católicos suelen ser hombres y mujeres (comparten casi el mismo porcentaje). Mientras que los evangélicos tienen más peso entre las mujeres, y los ateos, entre los hombres.
Fuente: El Tiempo. Com
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